Tierra Moncayo, la granja de gallinas camperas con la que Milagros Arriazu se puede quedar en Añón

Será la primera explotación de estas características de la comarca de Tarazona y el Moncayo, y está previsto que los primeros huevos se vendan en primavera de 2023.

La granja de gallinas de Milagros Arriazu en Añón de Moncayo.
La granja de gallinas de Milagros Arriazu en Añón de Moncayo.
H. A.

Milagros Arriazu tiene 35 años y dos hijos, de 3 y 9. Vive con su marido en Añón de Moncayo, donde también están sus padres y sus suegros. Allí, en su pueblo, a los pies del Moncayo, es donde ella quiere vivir, trabajar y criar a sus hijos. Pero para que los tres factores se dieran las posibilidades no eran muchas y, en lo laboral, pasaba por montar su propio negocio. Hasta la fecha, esta emprendedora siempre había trabajado en el sector de la restauración pero, para eso, es imprescindible coger el coche y desplazarse a otros municipios más grandes. 

Cansada de este ir y venir y con ganas de poder pasar más tiempo con su familia y, además, de generar riqueza en Añón, Milagros se embarcó hace cuatro años en el proyecto más importante de su vida: abrir una explotación de gallinas camperas en su pueblo. Del sector no conocía mucho aunque confiesa haberse criado entre gallinas y su pasión por los animales. Tras pensarlo mucho y gracias al apoyo de su familia, finalmente decidió apostar por este sueño que ahora está a punto de hacerse realidad. 

Arraigo y sello propio

Tierra Moncayo es la marca con la que Milagros va a comercializar los huevos camperos que salgan de su granja. En ella, las gallinas no estarán enjauladas y saldrán a comer libremente por el campo. “Son gallinas que viven con bienestar y cuyo alimento no es solo el pienso compuesto. También comen hierbas e insectos, escarban en la tierra... Esto hace que el huevo sea como los de antes. Tienen diferente sabor y color”, explica. Su explotación será la primera de la Comarca de Tarazona y el Moncayo de estas características y estará en funcionamiento a partir de la próxima primavera.

Esta fecha de apertura se ha ido retrasando por diferentes circunstancias. Primero fue la pandemia la que obligó a hacer un parón de casi dos años, después el retraso en los numerosos papeles y permisos, y, finalmente, la falta de recursos económicos lo que ha ralentizado todo el proceso. “Ya tengo todo preparado para abrir pero hace varios meses que nos quedamos sin ahorros por lo que he empezado a trabajar en un supermercado para hacer un poco de colchón”, resumen Milagros. Además, los recientes incendios que azotaron la zona casi se llevan por delante la nave en la que irá la granja. Dentro de la catástrofe, las llamas acabaron con el campo que la rodean, pero dejaron la estructura intacta. “Vamos a dejar que el invierno dé tiempo a que brote de nuevo lo verde del campo y, además, la primavera es mejor época para empezar a criar a las gallinas y soltarlas”.

Un proyecto de toda la familia

Aunque Milagros es la cara visible de Tierra Moncayo, su proyecto no hubiera sido posible sin la ayuda de toda la familia. El campo en el que se ha instalado la granja es de sus suegros, anexo a otro cuyos dueños le han cedido amablemente por 20 años. Por otro lado, en el casco urbano del pueblo, ha acondicionado un local para usarlo como centro de clasificación. Está en el antiguo corral del castillo de Añón y ha sido su padre quien lo ha preparado para este nuevo fin. “Me han ayudado en todo, tanto económicamente como mentalmente, porque he tenido días de subidón pero otros en los que pensaba que estaba haciendo una locura. Además, no hemos recibido ninguna ayuda económica”, lamenta. 

Pese a las dificultades y a esos breves momentos de dudas, todo está listo en Añón para que los primeros huevos camperos de la comarca empiecen a venderse. La primera fase de la explotación arrancará con 540 gallinas en una nave de 60 metros cuadrados. Aunque es consciente de que después el día a día marcará su rutina, Milagros ya sabe que este es un trabajo de 24 horas y de siete días a la semana. “Sé que no voy a tener vacaciones ni días libres pero meterme en esto es lo que he decidido y sé que me gusta”, asegura. Como principal aliciente está poder trabajar y disfrutar de sus hijos al mismo tiempo. “Ellos son los primeros que están deseando tener las gallinas”. Además, su granja le permitirá vivir en el pueblo y olvidarse de coger el coche cada día. 

Según sus cálculos, las primeras gallinas llegarán a la granja en primavera, aunque no se atreve a decir un mes. Desde ese momento, los huevos camperos Tierra Moncayo se podrán comprar en la misma explotación, donde el cliente podrá seleccionar los que más le gusten. También se distribuirán entre bares y restaurantes de la zona y de Zaragoza capital y, en un primer momento, será Milagros quien se ocupe también del reparto. 

“No sé cómo será después -explica- pero, por lo que he hablado y me he informado, a las siete de la mañana se recogen los primeros huevos y se abren las compuertas para que las gallinas salgan. A media mañana, sobre las diez, se les echa de comer y se recolectan los huevos que hayan puesto en ese tiempo. De ahí, se llevan al centro de clasificación donde, con un ovoscopio se comprueba que el huevo no tiene fisuras. Después se pesa y se clasifica por tamaño. Por la tarde, otra vez a recoger huevos y de nuevo al centro de clasificación”, resume Milagros, sobre lo que espera sea su rutina diaria dentro de unos meses. Una rutina en la que, además, siempre que quiera podrá estar con sus hijos y vivirá, como siempre ha hecho y como siempre le gustaría, en el pueblo y rodeada de animales.

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