ECONOMÍA

Cesta básica hasta un 500% más barata si los alimentos fueran del campo a la mesa

La diferencia entre lo que cobran los agricultores y ganaderos y lo que paga el consumidor sigue suponiendo que algunos productos se encarecen hasta seis veces por el camino. 

Las frutas y verduras son uno de los principales componentes de la dieta mediterránea.
Las frutas y verduras forman parte de la cesta básica.
Pixabay

La propuesta del Gobierno central de que se comercialice una cesta de productos básicos a precios que no se vean afectados por la escalada de la inflación persigue ayudar a los consumidores a esquivar la subida del IPC, en el caso de Aragón, del 11% en agosto. De momento, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, no ha conseguido apoyo desde la gran distribución, con la que se ha reunido, y ha escuchado críticas tanto del pequeño comercio, como de los consumidores y los agricultores. pero el Ministerio de Consumo ha seguido adelante dando a conocer lo que considera una lista de alimentos esenciales.

Las grandes superficies, a las que ha pedido este 'esfuerzo' en los precios la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, aseguran que ya rebajan sus productos todo lo posible, por debajo incluso del impacto del coste de la electricidad. El pequeño comercio y los consumidores temen que de haber acuerdo con los hipermecados y supermercados para fijar una cesta básica más económica se reduzca la competencia. Los agricultores recelan de que termine haciéndose a su costa. Estos últimos ya vienen denunciando las enormes diferencias de precios de origen (los que cobra el agricultor) y destino (los que paga el consumidor) en algunos productos y piden que se aplique la vigente Ley de Cadena Alimentaria para que las que existan estén justificadas.

Desde los minoristas recuerdan que los costes energéticos de la actual escalada en el sector de la energía están poniendo en jaque muchos negocios, además de defender la aportación que hace a la cadena de valor  y a la creación de empleo.

El precio se multiplica con los intermediarios

La organización agraria COAG publica cada mes el llamado Índice de precios en origen y destino de los alimentos (IPOD), en el que se refleja cuántas veces se multiplica el precio de un producto hasta que llega al tique de compra del consumidor. En los datos de agosto, el alimento que más se encareció fue el ajo, que pasó de los 0,79 euros el kilo que cobra el productor a los 5,91 euros que llegaron a pagar los compradores, según los cálculos de la organización. Esto supuso multiplicar su valor un 648%

Entre los que más se encarecieron figuran también la zanahoria, que multiplicó por seis su valor (563%), la lechuga (553%), la ciruela (541%) y la cebolla (463%).

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) ha sido la encargada de elaborar una 'Guía de productos esenciales para una cesta de la compra nutricionalmente de calidad, saludable y sostenible'. A la hora de hacer la selección, el organismo dependiente de Consumo ha tenido en cuenta las recomendaciones dietéticas sostenibles y las particularidades de la dieta mediterránea y trabajos sobre el suministro de alimentos a personas desfavorecidas, entre otras referencias. Se tienen en cuenta tres comidas diarias (desayuno, comida y cena) e incluso un 'tentempié'.

 Tomando como referencia la lista que propone el ministerio de Consumo que dirige Alberto Garzón, estos serían algunos de los ahorros que podrían obtenerse si se pagaran los productos al mismo precio que cobra el agricultor, es decir, si fueran del campo a la mesa. El IPOD de la organización agraria no incluye ni cereales ni pescado, que sí aparecen en la lista del ministerio.

  • Hortalizas y frutas. El Ministerio de Consumo las señala como el primer grupo de alimentos necesarios, preferiblemente de temporada, aunque las hortalizas también pueden ser congeladas. En este epígrafe, haciendo una compra con los alimentos disponible en agosto, se podrían conseguir precios casi tres veces más bajos en melocotones, nectarinas, melón y la sandía,  si se pagan los que reciben los agricultores. El mes pasado el melocotón se pagaba al agricultor a 0,86 euros el kilo y el consumidor lo encontraba en la tienda a 3,17 euros el kilo, un 269% más. El agricultor obtuvo 0,46 euros por el kilo de sandía y al consumidor le costaba 1,49 euros el kilo, un 224% más. El kilo de plátanos pasaba de los 1,12 euros que cobraba el agricultor a los 3,35 que le costaba a una familia.
  • Patatas y otros tubérculos. La patata ha multiplicado su precio del campo a la mesa en agosto. El agricultor ha cobrado 0,34 euros el kilo y el consumidor ha pagado 1,57 euros el kilo, un 362% por encima. 
  • Huevos. Uno de los productos donde la diferencia es menor, un 33%, ya que la docena pasa de tener un precio en origen de 1,42 euros a los 1,89 euros en un comercio. La guía del ministerio señala que los huevos tienen que ser "preferiblemente de gallinas camperas, como criterio de bienestar animal".
  • Carne. La guía del ministerio señala en este apartado como las "más saludables" las carnes de ave y de conejo. Además, indica que "pueden incluirse productos congelados o en conserva magros y con bajo contenido en sal. Las mayores diferencias de precios en agosto, según el índice IPOD, se encuentran en la ternera de 1ª o el cordero, que han pasado de un precio en origen de 5 y 3,87 euros el kilo, respectivamente, a pagar el consumidor 18,99 y 14,39 euros el kilo. El precio de la carne de conejo varía de los 2,27 euros el kilo que paga el agricultor a los 6,68 el consumidor y la de pollo pasa de 1,40 a 3,20 euros el kilo, en ambos casos, más del doble.

Críticas desde la distribución

Desde los productores y empresas transformadoras se coincide en que el precio de la energía, la electricidad y los combustibles, tienen buena parte de culpa en el aumento final del precio de los alimentos, por lo que piden que se sigan aprobando medidas para bajar estos costes de producción. 

Además, las organizaciones que forman parte de la cadena de distribución, entre ellas, las que agrupan a hipermercados, supermercados no coinciden con los incrementos del índice utilizado por el citado sindicato agrario. ACES (Asociación Española de Cadenas de Supermercados), Anged (Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución) y Asedas (Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados), que se reunieron con la ministra la semana pasada, destacaron en un comunicado al final del encuentro que el citado índice ofrece un "diagnóstico erróneo de la formación de precios en la cadena (IPOD) que compara solo la diferencia entre precios de origen y destino, al estar basado en datos de una organización agraria que carecen de base científica ya que, al expresar las diferencias de precios en porcentajes, distorsiona la percepción del consumidor e ignora el valor que aportan otros eslabones de la cadena".

La gran distribución reconoce que el acuerdo para una cesta básica tendría que incluir al comercio tradicional que "tiene una cuota de mercado muy importante especialmente en productos frescos" ya que si no "presentaría graves riesgos para la competencia".

Insisten en que en la actualidad tras las subidas de precios de los alimentos hay "razones objetivas", que no son otras que "el alza del coste de la energía, de los carburantes y de las materias primas", agravado por la guerra de Ucrania.

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