Jorge Blanchard: "Si vienen mal dadas, la empresa familiar prioriza el territorio"

Cambiar la imagen del empresario, promover y retener el talento y trabajar por un marco fiscal más favorable a la atracción de empresas son los retos para este empresario que acaba de ser elegido presidente de AEFA.

El nuevo presidente de la Asociación de la Empresa Familiar de Aragón (AEFA), Jorge Blanchard, en el paseo de la Independencia.
El nuevo presidente de la Asociación de la Empresa Familiar de Aragón (AEFA), Jorge Blanchard, en el paseo de la Independencia.
Guillermo Mestre

Jorge Blanchard ha sido elegido esta semana por unanimidad para suceder a Alfonso Sesé al frente de la Asociación de la empresa familiar de Aragón.

¿Qué representa para el director general de CEFA ponerse al frente de la Asociación de la Empresa Familiar en Aragón (AEFA)?

Es un honor que en su día se me propusiera presentar mi candidatura tanto para mí personalmente como para la empresa que represento, CEFA, con una trayectoria de 76 años de vida, fundada en Aragón y que lleva tres generaciones. Para la familia Blanchard es un honor estar presidiendo AEFA. Ha sido una noticia muy bien recibida.

En este contexto difícil, ¿qué retos se marca en materia fiscal?

Hay que poner encima de la mesa dos impuestos, el de sucesiones y donaciones y el de patrimonio. Este último se ha demostrado obsoleto y prácticamente inexistente en el entorno de países europeos. Y en cuanto al de sucesiones, es más competitivo en otras comunidades. Partimos por tanto de una situación de desventaja en Aragón si queremos atraer empresas de fuera. Hay que entender la fiscalidad de otra manera. El cálculo cortoplacista de cuánto recaudo este año o el que viene no aporta soluciones a largo plazo. La fiscalidad bien diseñada tiene que tender a redistribuir la riqueza y orientar la actividad económica hacia sectores de valor añadido, hacia el emprendimiento, etc.

¿Qué le pediría como presidente de AEFA al Gobierno?

Debería haber hilos de comunicación más fluidos y permanentes. Creo que las administraciones públicas cuando dicen que hay que escuchar a la calle, tendrían que escuchar al conjunto de la sociedad y como parte de ella estamos empresarios y empresas. En la medida que fueran más conscientes de cual es la realidad de la actividad económica seguramente ofrecerían mayores facilidades a la hora de eliminar trabas burocráticas para emprender, apoyar la formación o reorientar las políticas fiscales redundando en el bienestar de todos.

Y para aliviar los elevados costes energéticos, ¿cree que están haciendo lo suficiente?

Desde el Gobierno Central las cosas se podrían hacer bastante mejor. Otra cosa es a nivel local o regional donde la capacidad de actuación es limitada ya que los costes energéticos y los problemas que hay en las cadenas de suministro se han originado a un nivel mucho más macro.

¿Está la empresa familiar más preparada para resistir el envite de este panorama tan adverso?

La ventaja de la empresa familiar respecto a compañías multinacionales o cotizadas es el arraigo en la tierra y el carácter de sostenibilidad en el largo plazo y que si vienen mal dadas priorizamos la actividad en nuestro territorio. Tenemos una especial sensibilidad por la gente que nos acompaña en nuestro proyecto empresarial. Los empleados no son cifras o estadísticas, sino personas con las que nos cruzamos en la fábrica, nos tomamos un café, nos contamos problemas familiares o hablamos de como quedó el Zaragoza en el partido del fin de semana. Eso hace que defendamos lo nuestro desde un punto de vista más humano y que al mirar sobre todo al largo plazo sobrellevemos las crisis de otra manera.

¿Tiene mayor capacidad de adaptación?

La empresa familiar está mas acostumbrada a emprender. No hay temor a diversificar o cambiar de rumbo cuando hay que cambiar. Sí que tenemos una capacidad importante de adaptación al cambio.

¿Piensa que la empresa familiar está bastante valorada dado el peso que tiene en la economía?

Tenemos mucho trabajo por delante para que la sociedad nos vea como somos con fuerte arraigo en el territorio y vocación de sostenibilidad. Al frente de AEFA voy a mantener una línea continuista con la de mi antecesor, Alfonso Sesé, en el sentido de actuar más para comunicar y cambiar cómo se percibe al empresario en la sociedad. España es un caso extraño en Europa. Sobre él cae un estigma obsoleto, caduco e injusto cuando la figura del empresario y emprender es algo digno. Y me gustaría que el emprendimiento no fuera una cosa de unos pocos, sino de muchos, que no se viera en la sociedad como algo vinculado solo a las élites.

La formación es esencial para cambiar esa percepción ¿no?

Sí, creemos que se puede hacer mucho favoreciendo una mayor interconexión entre el talento que hay dentro de las empresas y en los ámbitos académicos. Por mi experiencia veo que la gente joven que llega a la empresa realmente le falta una visión de lo que es el mundo empresarial. Disfruto mucho cuando participo en iniciativas de ‘mentoring’ con jóvenes a los que les gustaría emprender. Veo la ilusión que ponen en lo que hacen, pero tengo la sensación de que tienen miedo.

¿Se apoya en su justo término el emprendimiento?

No. España no es un país amigable para emprender y la empresa familiar puede ayudar. Nuestras empresas se transmiten dentro de la familia y eso nos tiene que hacer ver que no podemos perder ni un solo gramo de profesionalidad o bien rodeándonos de profesionales externos o bien formando a las siguientes generaciones de forma continuada.

Y el pacto de rentas en España, ¿ve aún posible alcanzarlo?

Repartir la riqueza es fácil. Repartir la miseria es más difícil. Ahí nadie quiere perder. Vuelvo al tema de la comunicación. Si promovemos una cultura de país que enfrenta a unos contra otros será más difícil. Comparto la idea de que es necesario algún tipo de pacto de rentas para amortiguar y absorber entre todos los agentes de la economía el incremento tan importante de los precios que estamos sufriendo. El cómo se hace, lo veo complicadísimo.

¿Considera que el impuesto a las energéticas va a servir para repartir los sacrificios?

Todo lo que es actuar sobre los mercados, por lo general no me gusta. Igual que cuando hablan de establecer precios máximos. Eso es muy peligroso y a lo largo de la historia, todas las veces que los distintos gobiernos han intentado actuar sobre los precios o los mercados, las consecuencias han sido negativas para la economía. Yo creo que antes que eso tienen que actuar sobre otras cosas como el déficit público, han generado un montón de deuda pública. Llevamos un montón de años con continuos estímulos monetarios, es decir, dopando la economía. El modelo que estamos siguiendo en España y en Europa no es el más adecuado en el largo plazo y las medidas que están tomando para frenar la inflación son para aliviar algo, pero no actúan sobre la causa raíz que son los enormes déficits públicos. Miren nuestras administraciones!

¿Cree que la inflación se mantendrá en el tiempo?

Hay problemas de fondo que van a hacer que la inflación sea persistente en un plazo de tiempo más largo. Tenemos nuestra economía inundada de masa monetaria y eso al final es inflación quieras o no. Lo que ocurre es que el problema de fondo de la inflación es el déficit de oferta, la falta de componentes y de materias primas. Los problemas en la cadena de suministro es lo que ha conllevado a la subida de precios. No basta con tratar de actuar solo subiendo los tipos de interés. Generará recesión cuando lo que habría que hacer es despertar de nuevo esa oferta.

¿Qué medidas harían falta?

Habría que incentivar la actividad económica favoreciendo ciertos sectores estratégicos, limitar las trabas a la creación de empresas, favorecer el comercio, el flujo de materias primas que vienen de otros países, etc, no centrarse únicamente en subir los tipos.

Pese a todo lo que está ocurriendo, ¿ve el futuro con optimismo?

Siempre. En cualquier contexto hay oportunidades. Me considero muy afortunado por ser aragonés, vivir en la región donde vivo y estar rodeado de la gente que me acompaña y de la sociedad civil que tenemos en Aragón. Las cosas no son fáciles, pero crisis siempre ha habido aunque parezca que ahora se va a caer el mundo. Hay que identificar oportunidades porque siempre las hay.

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