sector agrario

La sequía preocupa al agro aragonés, que reconoce que la situación "no es alarmante"

La inquietud es mayor en la ganadería extensiva porque la falta de lluvias ha mermado la disponibilidad de pasto, lo que obliga a los productores a completar la alimentación de los animales a unos elevados precios.

La falta de lluvias ha mermado notablemente los pastos.
La falta de lluvias ha mermado notablemente los pastos.
Juan Manuel Lamora

La ausencia de precipitaciones y el asfixiante calor que sufre toda España también está castigando al campo aragonés. En el sector agrario ya comienza a cundir la preocupación por los efectos que la sequía puede causar en los cultivos y en las explotaciones ganaderas de extensivo. Pero las organizaciones agrarias, que miran al cielo esperando que el otoño sea generoso en lluvias, reconocen que en estos momentos todavía no cunde la alarma entre los productores.

"En el regadío ha habido una planificación de las siembras, los agricultores se han organizado en función de los recursos disponibles y en aquellas zonas con más dificultades se ha optado por producciones que exigen menor consumo de agua", explica el secretario general de UAGA, José María Alcubierre, que recuerda que, aunque los grandes sistemas de riego comenzaron la campaña con cupos, en estos momentos ninguno de ellos han tenido que aplicar nuevas restricciones.

"Queda todavía el otoño y confiamos en que en algún momento el tiempo cambie", afirma Alcubierre, que matiza, sin embargo, que "es cierto que terminar una campaña sin apenas agua en los embalses es muy comprometido".

También preocupa, destaca el líder de UAGA, que las ansiadas precipitaciones no lleguen antes de que comience, una vez pasada la festividad del Pilar, las siembras del cereal de secano. Con la tierra tan seca y sin la posibilidad de haber limpiado la tierra de viejas semillas o malas hierbas, podría haber problemas con la producción del próximo año. Inquieta además, si el agua no llega en el próximo mes, el futuro de la huerta zaragozana, cuya producción podría reducirse de forma notable si no se pueden realizar los riegos necesarios. Pese a ello, Alcubierre insiste en que "la situación es preocupante, pero no es alarmante".

De "preocupación", pero no de alarma habla también José Manuel Roche, secretario general de UPA en Aragón, para referirse a la situación de los regadíos. Advierte que la falta de lluvias podría impedir realizar los últimos riegos en los campos de maíz y de alfalfa y en los cultivos de hortaliza. Reconoce, sin embargo, que queda por delante un otoño en el que tiempo podría dar un respiro no solo a los embalses sino también a las producciones de almendro y olivar que "tras las graves daños que provocaron las heladas de abril se han visto expuestos a un enorme estrés hídrico que podría provocar la caída del fruto".

Roche matiza, además, que no todo el sector está sufriendo la sequía con la misma intensidad porque, recuerda, los embalses de la margen derecha se encuentran en una situación de normalidad, con reservas suficientes tanto en el Guadalope como en el Jalón.

"Preocupación profunda". Así califica el sentimiento que cunde en el sector agrario el secretario general de Asaja en Aragón, Ángel Samper. Una inquietud que, reconoce, no solo ha sembrado la sequía sino también los disparatados costes de producción que están soportando los agricultores y ganaderos. Porque, según esta organización, el sector agrario de Aragón ya acumula unas pérdidas (por adversidades climáticas y los elevados precios de las materias primas y la energía) que superan los 700 millones de euros, "a los que habría que sumar las pérdidas incalculables en ganadería", dice.

Falta de pastos

Son los ganaderos de extensivo los que están soportando la falta de precipitaciones con más incertidumbre. Apenas hay pastos, incluso en las zonas más frescas, como el Pirineo, apenas ha llovido y la reserva de nieve ha sido muy inferior a la de años anteriores por lo que el alimento para los animales están a punto de llegar a su fin. Esta situación obligará a los ganaderos a realizar un aporte adicional de alimentación, lo que supone un sobrecoste añadido que se complica por los elevados precios de los piensos o el forraje.

"Esta situación es especialmente preocupante en las zonas con más carga ganadera, porque lo cierto es que en aquellas comarcas en las que la ganadería extensiva se ha reducido de manera notable, los ganaderos que quedan se van apañando de momento con lo que hay", reconoce Alcubierre.

Unos costes, coinciden en señalar los máximos responsables de UPA y Asaja en Aragón, que podrían complicar la difícil situación que arrastra la ganadería en general y la extensiva en particular. "Con los actuales precios muchos agricultores y ganaderos se van a ver abocados al cierre", advierte Ángel Samper.

Samper responsabiliza de la situación a las "políticas antihidráulicas" del Ministerio para la Transición Ecológica, al que le recuerda que "la regulación es más necesaria que nunca". También habla de regulación el secretario general de UAGA, que, sin embargo considera que el cambio climático obliga a hacer una reflexión para determinar la manera de almacenar agua "de manera respetuosa y sostenible" y poder seguir haciendo regadíos "que son la solución a este nuevo escenario".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión