ECONOMÍA

En la carretera: "Queremos un sueldo digno y que nos miren como lo que somos, personas"

Heraldo.es viaja con uno de los transportistas que protagonizan el paro que ha puesto en jaque la actividad de algunas empresas, en protesta por los elevados precios del carburante. 

Emilio Seco, portavoz de la Plataforma en defensa del transporte en Zaragoza.
Emilio Seco, portavoz de la Plataforma en defensa del transporte en Zaragoza.
Guillermo Mestre

Trepar a la cabina de un camión permite tener una perspectiva distinta de la carretera y casi de la vida. Heraldo.es ha viajado este miércoles con uno de los transportistas que protagonizan estos días las marchas lentas de camiones en Zaragoza. Estas se repiten este jueves y viernes, dentro del paro indefinido convocado por la Plataforma en Defensa del Sector del Transporte a nivel nacional. "Somos los que movemos el país", afirma Emilio Seco, portavoz de la plataforma, que acepta llevar a esta redactora durante el recorrido.

El veterano transportista, de 63 años, casi la mitad al volante, es la cara visible de la plataforma en Zaragoza, que dio sus primeros pasos hace unos meses, cuando la escalada del precio del combustible empezó a amenazar al sector del transporte, entre otros. Este miércoles ha ido encabezando la protesta con su camión. Los fuertes bocinados de cerca de un centenar de vehículos marcan el inicio de la procesión de camiones desde la Ciudad del Transporte, el punto de partida de todas las protestas, con el rugir de las cabezas tractoras calentando motores y dirigiéndose en fila hacia la autovía. No le había tocado nunca protestar con el camión, aunque crisis ha pasado muchas su sector, que se considera un termómetro de la economía. 

"No tenemos nada que ver con ningún partido"

Al salir del polígono logístico zaragozano mira por el retrovisor y calcula a ojo: "Llevamos un kilómetro y medio de cola". Mientras, se van incorporando compañeros a la autovía. El viento hace ondear y enredarse las dos banderas de España que ha colocado en los retrovisores. Una con un toro de Osborne y otra con el escudo de España. "No tenemos nada que ver con ningún partido", puntualiza, ante los comentarios desde el inicio de las protestas que las relacionaban con la extrema derecha. Se desvinculan de toda formación política. "Aquí somos autónomos y chóferes", recalca. Las banderas las lleva "porque soy español" y añade que también tiene en la parte delantera la de su tierra, Extremadura, en el nombre de su pueblo, Acebo. "También llevo el nombre de mi hija y mi nieta", dice, algo muy habitual en las cabinas de los vehículos.

Los camiones ocupan uno de los carriles y entre los coches que pasan por el otro varios pitan y sus conductores sacan la mano por la ventanilla para saludar. Emilio responde con varios bocinazos cada vez que se cruza con un gesto de complicidad y le siguen sus compañeros. Recuerda la protesta del lunes que les llevó al centro de Zaragoza, donde pudieron ver las primeras muestras de apoyo de los ciudadanos. "Ver a esa cantidad de personas aplaudiendo y a los compañeros en cola, se me saltaron las lágrimas", confiesa. Insiste en pedir perdón por los problemas que está causando el paro indefinido, que ha llegado a paralizar plantas y provocar desabastecimiento de algunos productos.

Emilio Seco, portavoz de la Plataforma en defensa del transporte en Zaragoza.
Emilio Seco, portavoz de la Plataforma en defensa del transporte en Zaragoza.
Heraldo.es

Los gestos de solidaridad con el colectivo se repiten al entrar con la comitiva de camiones en el barrio de Casetas. El tramo de la antigua carretera de Logroño, convertida en Paseo Ciudadano, se llena con los vehículos que aumentan los bocinazos, sobre todo, cuando tras la sorpresa de los vecinos llegan los aplausos y ánimos. "Esto nos anima mucho a seguir", dice, con una sonrisa, viendo todos los móviles que graban el paso de la caravana. Entre el improvisado público hay transportistas.  "Este barrio igual es el que más camioneros tiene", afirma el transportista y suscribe esta periodista, vecina del barrio rural. Se nota en la respuesta de muchos de los vecinos, que no ahorran gestos de ánimo a los conductores.

En la localidad, las protestas vecinales sirvieron en los años 80 para sacar del centro del pueblo el tráfico, con muchos camiones, y construir una circunvalación con la que frenar los accidentes que provocaba el elevado volumen de vehículos que cruzaban por la antigua carretera de Logroño, que partía el barrio en dos. Ahora en las amplias aceras, desde las terrazas de los bares o los semáforos, los vecinos observan cómo los camiones vuelven a tomar el barrio, pero por otra reivindicación.

Muchos vecinos reciben con aplausos a la caravana de camiones.
Muchos vecinos reciben con aplausos a la caravana de camiones a su paso por el barrio de Casetas.
Heraldo.es

"Mira cuántos camiones hay parados", señala desde la ventanilla en el último tramo del paseo, a la altura de la urbanización La Alameda donde ahora se ha instalado la plaza de Toros. Es consciente de que la plataforma no tiene todavía muchos miembros, pero cree que el paro se ha seguido por más de los que se han unido a las marchas. "Algunos tienen miedo a salir", confiesa, por si les trae consecuencias negativas dejarse ver en las protestas. En su caso, le puede más la necesidad de reclamar mejoras. "Los gastos ya nos superan", reconoce, sobre la situación que les ha llevado a convocar un paro indefinido que cumple este jueves once días. "Es ruina pura", afirma, con los precios actuales del gasóleo, que llegan a los 1,80 euros por litro. "Cada día que pasa vamos perdiendo más poder adquisitivo", al igual que ciudadanos y el resto de sectores.

Las reivindicaciones son largas, la mayoría demandadas desde hace años. "Nos pagan a 120 días muchas empresas, queremos que los pagos sean a 30 días", explica. "Queremos un sueldo digno y que nos miren como lo que somos, personas". Esto último lo dice por las duras condiciones en las empresas a las que van a cargar y descargar, que tienen que hacer ellos en muchos casos, o la falta de espacios para descansar cuando llegan. Y pide más seguridad en su trabajo. "Que vayamos a comer a una gasolinera y no tengamos que estar vigilando nuestro camión porque nos rajen la lona o nos roben el gasoil", pone como ejemplos de los riesgos que corren.

Jubilación a los 60

La plataforma reclama que los transportistas puedan jubilarse a los 60 años. "Como tú comprenderás, un compañero con 60 años que se siente mal, tiene que estar al pie del volante porque la necesidad le obliga". Él acumula deuda que le quedó de la crisis anterior. Una empresa para la que trabajaba quebró y se quedó sin poder cobrar un trabajo, que para compensarlo le va a hacer retrasar su jubilación, explica. Siente rabia cuando piensa que quienes le dejaron el impagado "ya están jubilados".

Pese a todo, le gusta el camión. Desde la cabina mira los camiones parados en las gasolineras de la autovía hacia Figueruelas. Al llegar a la puerta de la planta de Opel Stellantis, reconoce que no le hubiera gustado trabajar encerrado en una fábrica. Tiene dos hijas que no le importaría que trabajaran en el sector. "Ya hay algunas mujeres", afirma, una en la plataforma. Aunque entiende que para los jóvenes es duro un trabajo que obliga a estar mucho tiempo fuera de casa.

En el trayecto de vuelta la protesta ya no cruza Casetas y enfila la autovía. Treinta kilómetros de asfalto por delante en los que empieza a recibir llamadas preparando las próximas movilizaciones. Son ya diez días de paro indefinido. Este jueves y viernes vuelven a la carretera. La próxima marcha, hacia el polígono Plaza. "Hasta que la ministra se siente a negociar con nosotros", insiste.

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