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8M. Montse Gracia, repartidora: "No necesitamos un día, hay que luchar todos"

Esta zaragozana de 48 años lleva dos décadas al volante de una furgoneta trabajando en una profesión que tradicionalmente se ha considerado de hombres. Afirma que aún hay a quien le sorprende ver a una mujer en este oficio.

Montse Gracia, repartidora autónoma zaragozana.
Montse Gracia, repartidora autónoma zaragozana.
Guillermo Mestre

Le gusta su trabajo y eso le ha ayudado a superar obstáculos como los comentarios de quienes todavía piensan que el trabajo de reparto de mercancías es un empleo reservado o que pueden hacer mejor los hombres. Montse Gracia tiene 48 años y es repartidora autónoma desde hace más de 20. No ha tenido nunca problemas con sus compañeros. En un día como este 8 de marzo, Día de la Mujer, cree que para lograr la igualdad "no necesitamos un día, hay que luchar todos". 

Fuerza para luchar no le falta a esta zaragozana que lleva trabajando desde los 16 años. Comenzó haciendo trabajos de limpieza, estuvo de dependienta, de camarera de piso en un hotel y de pinche de cocina. Todos ellos eran sectores con una mayoritaria presencia femenina. En una temporada que se quedó en el paro le surgió la posibilidad de probar una nueva profesión, repartidora. "Para mí el transporte era un mundo nuevo, pero le eché valor porque a mí nada me frena", confiesa. 

En un mundo de hombres

No olvida su primera entrevista de trabajo. Era en una gran empresa en la que solo había una mujer en el reparto. Un jefe de Tráfico le dijo que estaban "probando" con mujeres a ver si podían hacer el mismo trabajo. "Yo le pregunté que cuántos hombres había y que si lo podían hacer ellos, por qué dudaba que una mujer pudiera hacerlo", rememora. Era el año 2000. Entró en aquella empresa y trabajó durante muchos años sin problema, aunque sentía que "tenía que demostrar que valía" mucho más que sus compañeros.

"Tienes que ser echada para adelante. Tenerlo claro, luchar y pensar que si puede él, puedo yo", aconseja a quienes como ella trabajen en un sector masculinizado. No le gusta que le traten diferente por ser mujer cuando llega a descargar a una empresa. "Aunque estamos en el siglo XXI, aún te encuentras a algunos, más mayores o también jóvenes, que piensan que es un trabajo de hombres. Conducir no tiene género", afirma. Por su experiencia añade que "fregar una escalera o limpiar una comunidad es más duro y ves casi siempre a una mujer".

Actualmente no tiene problemas en las empresas con las que trabaja y no se arrepiente de su decisión de seguir al volante. Las jornadas son largas repartiendo paquetes por Zaragoza, pero sigue disfrutando. "Me gusta conducir y tratar con la gente", dice, y ve mucha a lo largo del día. No se ve trabajando encerrada en una fábrica. Y tiene la máxima de que cuando se pone al volante "los problemas se quedan en casa".

Su hija de 20 años, que está estudiando, no quiere pensar en ser repartidora. "Ve que el trabajo es duro", cuenta. Solo le dice que tiene suerte de que le guste lo que hace, ya que le requiere tanto esfuerzo. Montse sigue al volante mañana y tarde. Descansa una hora y aprovecha para comer con su hija. Por su forma de ser, inquieta durante toda su vida, reconoce: "No puedo parar".

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