guerra rusia-ucrania

Las empresas aragonesas temen los efectos indirectos de la guerra en su actividad

Advierten que el aumento de precios de la energía, la falta de suministros y la previsible respuesta de Rusia a las sanciones europeas pueden mermar sus cuentas.

Planta de Saica en El Burgo de Ebro.
Planta de Saica en El Burgo de Ebro.
Toni Galán

Las exportaciones aragonesas alcanzaron el año pasado la cifra récord de 14.200 millones de euros, de los que solo 160 millones correspondieron a productos de empresas vendidos en Rusia y en Ucrania. El mercado de las compañías de la Comunidad en esos dos países, por tanto, apenas supera el 1,1% del total de nuestro sector exterior, pero esa no es la principal preocupación que tienen las firmas aragonesas ante un conflicto bélico como el iniciado ahora. Los efectos indirectos de la guerra, advierten desde la patronal CEOE y desde otras organizaciones, generan un gran temor, especialmente si el conflicto se prolonga en el tiempo.

"Para las empresas que exportan a Rusia o Ucrania la guerra es una muy mala noticia, pero lo realmente preocupante son las consecuencias indirectas del conflicto", señala Jesús Arnau, director general de la patronal CEOE Aragón. "El sector primario se verá afectado porque importa cereales y otras materias primas y quizás lo más importante serán los efectos en el ámbito energético, con un incremento de costes que causará un efecto dominó", precisó. Además de esas afecciones concretas, añadió, está el "factor incertidumbre" que un escenario como este genera en el conjunto de la economía: "Se paralizan el consumo, las inversiones a nivel mundial... Hay mucha preocupación ante lo que pueda ocurrir".

"Lo peor de todo, para mi, es este escenario de incertidumbre que tenemos por delante", coincidió en destacar Ramón Tejedor, director gerente de Aragón Exterior (Arex), empresa pública del Gobierno autonómico que ayuda a las compañías de la Comunidad que quieren exportar y facilita contactos para la instalación de empresas extranjeras en nuestro territorio.

Arex cuenta con un delegado en Moscú, Karlos Landeta, que no es empleado de la empresa pública pero trabaja para ella como consultor y asesor, como tantos profesionales que colaboran con Arex en un centenar de países. "Su trabajo ahora se centrará en ayudar a las empresas que ya están en Rusia o que planeaban ir con explicaciones sobre la coyuntura existente hoy", apuntó Tejedor.

En declaraciones a este diario hace un mes, Karlos Landeta reconocía que aunque Rusia y Ucrania no eran mercados naturales de la exportación española y aragonesa, sí había relaciones "regulares y consolidadas", especialmente por el creciente interés por el mercado ruso registrado en la última década. Aragón ha estado exportando a esos dos países, reseñó, bienes de equipo, maquinaria y componentes para sectores industriales, energéticos y de transformación alimentaria. Las firmas aragonesas, dijo también, habían encontrado ahí clientes, socios y distribuidores.

La duración del conflicto

"Si esto se demora, el impacto para nuestras empresas será muy duro", indicó Jesús Arnau al hacer hincapié en lo negativo de un escenario que de prolongarse se traducirá en un gran incremento de los costes de producción de las empresas aragonesas, especialmente por la subida de la energía, pero también por el encarecimiento de las materias primas y los problemas de suministros, existentes ya desde hace varios meses.

"En agosto pasado creíamos que ya salíamos de la crisis económica causada por la pandemia y después no han dejado de surgir cuestiones inesperadas que están complicando la actividad de nuestras empresas", señaló el director general de CEOE Aragón en referencia a estos problemas citados y al nuevo ‘cisne negro’ que tiene en Vladimir Putin a su primer protagonista. "Habrá unos sectores más afectados que otros, pero al final se notará en todos", añadió Arnau antes de recordar que el 45% de las importaciones de gas natural proceden de Rusia y que gran parte del cereal que consumimos viene de Ucrania.

Ramón Alejandro, presidente de Saica, reconoció ayer que lo que más les puede afectar ahora es lo que pase con el precio del gas, que es uno de los principales costes para fabricar el papel y el cartón. "Pensamos que determinadas materias primas podrían igualmente verse afectadas, dependiendo de la duración del conflicto. Lógicamente el incremento del coste del petróleo, si lo hubiera, tendría un impacto adicional", añadió.

En ámbitos empresariales temen también la respuesta que Rusia pueda dar a las sanciones de la UE y Estados Unidos que se lleven a cabo como respuesta a los ataques. Si el veto ruso a productos alimenticios en 2014 ya generó pérdidas, una vuelta de tuerca a esa política puede ser un perjuicio añadido.

En la Cámara de Comercio de Zaragoza se calificó este jueves la situación como "muy grave", pero sus dirigentes no quisieron ir más allá hasta no conocer la concreción de las medidas orquestadas por la Unión Europea para hacer frente al desafío ruso.

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