La política y la fábrica de baterías
La decisión de instalar fábricas de baterías para automóviles -en España o en cualquier sitio- las toman las empresas. La afirmación es obvia, pero parece no serlo si solo escuchamos a dirigentes políticos como Javier Lambán, presidente del Gobierno de Aragón, que lleva un año haciendo ‘campaña’ con este tema, y ahora hasta Jorge Azcón, alcalde de Zaragoza y líder del PP en la Comunidad, que ha metido baza esta semana.
Desde que Volkswagen anunciara su decisión de ubicar una gigafactoría en España, en la pugna por su adjudicación han estado Cataluña, Aragón, Valencia y Extremadura. Después de decir que estaría cerca de la planta de Seat en Martorell, la ministra de Industria, Reyes Maroto, tuvo que precisar en marzo de 2021 que «cerca» no era necesariamente territorio catalán y que por tanto la carrera seguía abierta y no había ninguna decisión firme.
En estas últimas semanas se ha publicado que Valencia sería la Comunidad que tiene más posibilidades de hacerse con la ansiada fábrica, y acaso por ello Lambán dice ahora que no tiene «ninguna duda» de que en Zaragoza acabará instalándose «alguna» gigafactoría de estas, y que si no es la de Volkswagen, será otra, lo que encajaría con la posibilidad de que se instale más de una, sugerida por el secretario general de Industria, Raúl Blanco.
Azcón ha entrado en el debate diciendo que si la gigafactoría no viene a Aragón «habrá que explicarlo» (en referencia a Lambán), si bien se mostró convencido de que Zaragoza tiene unas condiciones «imbatibles» para ser elegida. Stellantis, con planta en Figueruelas, tiene claro que no lo hará, ya que ha optado por Alemania, Francia y Italia para tener las suyas, así que las posibilidades reales de tener una fábrica en Zaragoza se reducen.
