Agricultura

Los daños de la riada del Ebro comunicados a Agroseguro alcanzan ya a 4.687 hectáreas

El mal estado de las explotaciones y los caminos impiden las peritaciones, que no comenzarán hasta la próxima semana.

Situación ayer de un campo de alfalfa de Boquiñeni afectado por la riada.
Situación ayer de un campo de alfalfa de Boquiñeni afectado por la riada.
UAGA

Aunque los primeros partes de siniestro comenzaron a llegar apenas unos días después de que el Ebro inundara los cultivos de la ribera zaragozana, ha sido en las últimas semanas cuando se ha acelerado la presentación de solicitudes de indemnización a Agroseguro.

A fecha de ayer, la delegación aragonesa de la entidad había recibido ya declaraciones de daños que suman una superficie total afectada de 4.687 hectáreas que se reparten en cerca de 5.200 parcelas. La mayoría de ellas, en concreto 2.759 hectáreas de 2.931 parcelas, están ocupadas por cultivos forrajeros, de los que es la alfalfa la que tienen más presencia (2.319 hectáreas). La avenida ha dejado también pérdidas en los cultivos herbáceos de extensivo de los pueblos ribereños, cuyos agricultores han comunicado ya pérdidas en un total de 1.556 hectáreas que corresponden a 1.912 parcelas. En ellas, la peor parte se la ha llevado el trigo duro, ya que, según los datos de Agroseguro, es el cereal de invierno más afectado por la crecida, que inundó –siempre según los partes de siniestro presentados hasta el momento– 944 hectáreas ocupadas por esta especie.

La huerta también ha sufrido daños. Los agricultores de la ribera del Ebro reclaman indemnizaciones para 131 hectáreas de hortalizas al aire libre, 157 hectáreas de hortalizas de ciclos sucesivos y una hectárea, correspondiente a 15 parcelas, de hortalizas bajo cubierta. La coliflor y el brócoli han sido las producciones hortícolas más afectadas pero los agricultores han declarado también daños en acelgas, espinacas, repollo y romanesco. Muy lejos se encuentran la cifras de daños que la inundación ha provocado en frutales (17 hectáreas) y frutos secos (63 hectáreas).

Y aunque la inundación ha sido, como no podía ser de otra manera, el mayor siniestro declarado (4.675 hectáreas), también se reclaman pérdidas por daños en plantaciones e instalaciones.

Pese a estas cifras, todavía es muy pronto para realizar la cuantificación económica a la que podrían ascender las indemnizaciones. Los caminos para llegar a los cultivos afectados y las propias explotaciones están «prácticamente intransitables», aseguró este lunes el director general de Agroseguro en Aragón, Juan Cruzán, que reconoció que la presentación de partes de siniestro se ha ralentizado en los últimos días y aunque esperan que lleguen algunas más próximamente, estima que la superficie siniestrada no superará mucho más de las 5.000 hectáreas.

Cruzán reconoció que aunque han comenzado las peritaciones en aquellos cultivos «de mayor urgencia y que estaban en periodo de recolección como las hortalizas», los peritos no comenzarán de forma masiva con las evaluaciones de daños hasta pasada la festividad de Reyes.

Y es que, como indicó Cruzán, aunque el agua se ha retirado ya de las práctica totalidad de las parcelas anegadas, queda todavía alguna superficie en las que su orografía o la disposición de sus lindes está impidiendo que esta pueda salir. Además, insistió, hay mucha humedad todavía que el suelo es incapaz de absorber. De momento, se mantiene las primera estimación realizada por el ‘pool’ asegurador el pasado 22 de diciembre, cuando preveía que los daños podrían rozar los dos millones de euros.

"Menores daños"

En cualquier caso y a la espera de conocer los datos reales, desde Agroseguro se estima que los daños causados por la avenida del Ebro de principios de diciembre «podrían ser menores» a los de la histórica crecida de 2015. Con toda la prudencia que aconseja una peritación sobre el terreno, Cruzán recuerda que en estos siniestros es decisivo no solo la cantidad de agua que ha entrado en el campo y el tiempo que estos permanecen inundados, sino también el estado fenológico de las producciones. Y en este último caso, muchos de los cultivos afectados se encontraban en parada invernal (reducción de actividad vegetativa de la planta), como es el caso de los forrajes o de los leñosos por lo que se estima que los daños serán muy inferiores a los que se producen en las riadas primaverales cuando el cultivo está en plena floración.

A esta circunstancia se suma el hecho de que en muchas de las parcelas, detalló Cruzán, el agua «ha entrado de forma mansa, sin arrastrar lodos y residuos, y salido rápidamente, prácticamente ha funcionado como un riego».

Hay además otro factor a favor. «Las temperaturas son frías y eso ayuda», señala el director general de Agroseguro, que reconoce, sin embargo, que las pérdidas serán destacada en algunas parcelas de los municipios ribereños afectados por la inundación que están ocupadas por huerta y por herbáceos. A pesar de todo ello, Cruzán reitera que hay que ser prudente y esperar a que puedan hacerse los peritajes para conocer el alcance real y, sobre todo, económico, de los daños. «Todavía es muy pronto», insiste.

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