economía

Conciliar, un valor al alza con la pandemia

Teletrabajo, jornada continua, flexibilidad horaria, mejoras en los permisos o ayudas por parte de las empresas son fórmulas que favorecen el equilibrio entre vida laboral y vida familiar. La covid ha marcado un punto de inflexión y ya no hay marcha atrás.

Una operaria en la planta de Dana de Malpica.
Una operaria en la planta de Dana de Malpica.
Guillermo Mestre

La conciliación en España ha dejado de ser la eterna asignatura pendiente. La pandemia ha evidenciado una necesidad latente, la de contar con unos horarios laborales que permitan atender la vida profesional y también la familiar. «El teletrabajo ha supuesto un avance en flexibilidad, aunque a veces un retroceso en corresponsabilidad dado que muchas mujeres han sido las grandes perjudicadas al soportar una doble carga en los hogares», apunta José Luis Casero, presidente de la Comisión nacional para la racionalización de los horarios españoles (Arhoe).

En las conclusiones del XVI Congreso de Arhoe, celebrado en noviembre, se puso de manifiesto el impulso «forzado» por la propia covid-19 de la conciliación como un derecho fundamental y de la corresponsabilidad como obligación de una sociedad que no puede quedarse anclada en el pasado. «Hicimos una encuesta, Arhoe y CSIF, entre 4.300 empleados del sector público y privado y el 72% contestó que la carga doméstica que soportan las mujeres ha aumentado pese al avance del teletrabajo», señala Casero. Independientemente de eso, «el 90% apuesta por esta fórmula, el trabajo no presencial como la vía para conciliar», destaca.

El responsable de Arhoe reconoce que antes de la pandemia, España estaba a la cola de Europa en conciliación, pero que la realidad del teletrabajo, impuesta por el confinamiento, ha supuesto un salto. Eso sí, «con luces y sombras», dice, «porque hombres y mujeres no se han acogido igual». Además, frente al vicio del presentismo, apunta, aparece el de la «hipertecnologización» o «trabajador digital permanentemente conectado». Hay bastante gente, reconoce Casero, que «te dice que trabaja mucho más que antes». A su juicio, «el problema es que seguimos sin saber gestionar el tiempo de trabajo», aunque quiere creer que «algo habremos aprendido de la pandemia, aunque solo sea la mayor vulnerabilidad de todos» y la necesidad de conciliar las horas laborables, con el hecho de trabajar más por los seres queridos. «Administración y empresas, las grandes sobre todo, se han percatado de la necesidad de primar las tareas por objetivos y dar así más libertad a sus equipos, en tiempo y espacio, para desarrollarlas», indica.

Los horarios flexibles han venido para quedarse, asegura el presidente de Arhoe, una asociación creada en 2003 para fomentar la mejora de la calidad de vida con unos horarios más racionales que hagan posible conciliar vida personal y profesional, la igualdad efectiva entre hombres y mujeres y la mejora de la productividad de las empresas y del trabajo en general. «Hace falta un pacto de Estado que cuente con patronal y sindicatos para consolidar ese avance que ha supuesto la pandemia en flexibilidad horaria. Implicar a las pymes, que representan más del 95% del tejido empresarial es esencial», destaca Casero.

En que no hay vuelta atrás en lo que respecta a conciliación coincide Soledad de la Puente, directora general de Trabajo, Autónomos y Economía Social del Gobierno aragonés. «La conciliación de la vida personal y profesional es un valor cada vez más demandado y apreciado por las personas trabajadoras. Es un asunto primordial en la negociación colectiva e individual», afirma, convencida de que las «empresas son cada día más sensibles a esta inquietud y consideran que es un terreno en el que se debe avanzar, máxime a la hora de ser capaces de captar y retener el talento».

La pandemia, según De la Puente, «no ha hecho sino poner de manifiesto la necesidad de alcanzar mayores cotas de conciliación» y «medidas que faciliten una armonía real, y no la mera ejecución simultánea de tareas laborales y personales, que no favorecen la correcta realización ni de unas ni de otras». En este sentido, recuerda que «los planes de igualdad, más allá de una obligación legal, son un instrumento útil y necesario en el establecimiento, entre otras cosas, de medidas de conciliación en las empresas».

En el último año las empresas con medidas
de conciliación han pasado del 34% al 73%

La medición anual realizada por Pacto Mundial Red Española (iniciativa de la ONU en sostenibilidad empresarial) indica que «en el último año las empresas con medidas de conciliación han pasado del 34% al 73%, aunque cifra en un 30% la adhesión a las prácticas implementadas durante la pandemia». Unos marcadores que demuestran una evolución positiva, según Casero, pero en la que «hay que seguir avanzando y empezar a hablar de la jornada de cuatro días, quitándole carga ideológica como otros países. En España ya se está probando en 50 empresas y los resultados se esperan para dentro de un año, en 2023.

La clave es la «flexibilidad horaria», subraya el presidente de Arhoe. La rigidez ha dejado de tener sentido. «Establecer dos días de teletrabajo semanal como pauta es bueno para la empresa, para las personas y promueve un impacto positivo sobre el clima al evitar muchos desplazamientos innecesarios», subraya.

«La pandemia ha acelerado el uso del teletrabajo. Ha sido una prueba de fuego y ha supuesto un antes y un después», coincide Joaquín Lasheras, jefe de Relaciones Laborales de BSH España. «La filosofía del bienestar en la empresa y cuidar del equipo humano está cada vez más implantada. Se ha testado que funciona», asegura Iván Galindo, consejero delegado de World Pathol.

«Teletrabajar no es conciliar» recuerda Medea Gracia, secretaria de Mujer, Juventud y Movimientos Sociales en UGT Aragón, ya que «el trabajo desde casa impide cuidar a los hijos o a los mayores». A su juicio, «habría que hablar no tanto de conciliación como de corresponsabilidad para que dejen de ser las mujeres las que mayoritariamente se tengan que pedir jornadas reducidas para atender esas obligaciones familiares». Para esta sindicalista, la empresa pionera será aquella que premie o incentive a los hombres que se autoapliquen medidas de conciliación. Además, cuestiona que sean sectores feminizados como la hostelería, asistencia a domicilio o dependencia los que menos pueden conciliar al no poder hacer uso de jornadas continuas o del teletrabajo.

«El teletrabajo aportó más flexibilidad a las organizaciones, pero conforme se ha ido volviendo a la situación de inicio, no han adoptado nuevas medidas que favorezcan la conciliación», valora Sonia García, secretaria de Mujeres, Igualdad y Juventud de

CC. OO. Aragón. «No se puede seguir conciliando a costa de que las mujeres tengan que renunciar a parte de su jornada laboral. En 2020 tuvieron que adaptarse para combinar la labor de los cuidados con el teletrabajo. Ahora habría que dar un paso más e introducir medidas de corresponsabilidad en los planes de igualdad en las empresas», demanda.

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