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Alquilo piscina en Zaragoza: llega la "democratización" de los chapuzones

La pandemia de covid-19 ha sacado a la luz las carencias de los hogares, aunque sean pocos los que puedan cambiarse de vivienda para remediarlas. Compartir es la solución para algunos.

Piscina en alquiler en Zaragoza.
Piscina en alquiler en Zaragoza.
Swimmy

El confinamiento domiciliario del año pasado debido a la pandemia de covid-19 dio tiempo para disfrutar y examinar a fondo cada casa. En cuanto a espacios de desahogo, a la mayoría le falta una buena terraza y muy pocas cuentan con jardín o piscina. La mentalidad española que lleva a preferir ser propietario antes que inquilino hace que resulte difícil cambiar de casa en muchos años, tantos como queden de hipoteca. 

Además, los precios del mercado inmobiliario, pese a las sucesivas crisis, siguen siendo muy elevados, más si se les suman extras como los anteriores. En lo que coinciden las inmobiliarias desde el inicio de la pandemia es en que un piso con terraza se ha revalorizado y figura entre los más buscados. Los que tienen piscina son mucho más escasos. Los unifamiliares han sido los más deseados desde el inicio de la crisis sanitaria.

Piscinas de alquiler

Además de la compra o el alquiler hay otras formas de poder disfrutar de una casa con piscina o un verde jardín, sin comprometer los ahorros. Y quienes tienen una pueden sacarle partido. En el mercado tratan de renacer tras la pandemia las plataformas de intercambio de casas e incluso piscinas. 

Con la idea de "democratizar" las piscinas nació hace tres años en Francia la web de alquiler entre particulares Swimmy, que ofrece chapuzones también en Zaragoza y en municipios de su entorno como Cuarte de Huerva. El propietario se registra y le pone precio al uso y disfrute de la piscina. En las zaragozanas va de los 12 a los 25 euros por persona y día. El propietario fija el mínimo y el máximo de personas que admite. La plataforma sirve de intermediaria y gestiona el pago. No pone límites al precio, aunque los propietarios suelen guiarse por los del entorno, explican desde la web. 

"Normalmente los propietarios suelen vivir en la casa. Los inquilinos no alquilan la casa, por lo que no se puede entrar salvo para usar el baño, aunque muchos tienen en el exterior", añaden sobre el funcionamiento. Si hay barbacoa o jacuzzi puede suponer 10 euros extra. Hay opción de mañana, tarde o noche. Respetando siempre los aforos y normas que marcan las restricciones por el coronavirus en cada lugar.

La enseña surgió en Francia, de la cabeza de una emprendedora a la que se le encendió la bombilla precisamente dentro de una piscina. La de una amiga a la que acudía en verano con más amigos y familiares.  Tienen presencia en Francia, España, Italia, Alemania y Estados Unidos y suman 3.000 piscinas. Su aplicación móvil para reservas tiene 35.000 descargas.

El estallido de la pandemia el año pasado frenó este tipo de negocios de intercambio, pero este año afirman desde el sector que pueden ganar atractivo. "Se ha ampliado la demanda porque ahora hay más piscinas registradas, pero también porque es una opción al estar al aire libre, con tus familiares. Es una actividad perfecta porque no estás en contacto con nadie", apuntan desde la compañía, que busca más propietarios de piscinas en Zaragoza dispuestos a compartirlas ya que solo hay dos. "Estamos duplicando nuestra cifra de negocio con respecto a 2020 y el objetivo es superar las 15.000 reservas solo durante el mes de julio", ha informado la plataforma sobre sus previsiones globales. "Muchos cumpleaños, celebraciones y reuniones familiares se planifican ahora de cara a los meses de verano", añaden sobre el tipo de cliente. El 70% de la facturación son alquileres de última hora.

Piscina que se alquila en Cuarte de Huerva por días para darse un chapuzón.
Piscina que se alquila en Cuarte de Huerva por días para darse un chapuzón.
Swimmy

Intercambio de casas

Las casas con piscina suele ser las más escasas en webs de alquiler vacacional como Aibnb, pero empiezan a ser las más buscadas. Así lo están notando también en las plataformas que se dedican al intercambio de casas. Ponen en contacto a propietarios que quieran cambiar de aires. La pandemia paralizó los intercambios por las restricciones a la movilidad, que siguen en muchos países, y la necesidad de vivir en burbujas. El avance de la vacunación y la búsqueda de formas de ir de vacaciones lejos de las aglomeraciones pueden ayudar a que recuperen su atractivo.

"Este año, las casas representaron el 78% de las solicitudes de intercambio, mientras que, en 2019, este tipo de vivienda representó el 68% de las solicitudes. Esto se explica por el auge de los intercambios en destinos más rurales y debido a que los turistas buscan un alojamiento independiente y alejado de las multitudes", explican desde la plataforma Home Exchange sobre el cambio de gustos tras el parón de 2020. La duración media se alarga ligeramente (de 6,52 días en 2019 a 7,28 días en 2020) porque "prefieren quedarse más tiempo en el mismo lugar, para poder disfrutar de un turismo más lento, tomándose su tiempo, lejos del turismo masivo". El filtro de "piscina" se selecciona en el 12,4% de las búsquedas, casi dos puntos más.

Se suele pagar una cantidad al año para poder entrar en contacto con otros propietarios durante esos 12 meses. Hay que publicar fotos y un calendario con la disponibilidad.  El intercambio no tiene que producirse entre dos propietarios concretos, sino que se puede elegir una casa y que su dueño guarde los "puntos" para otra si no está interesado en la tuya. Tampoco hay que coincidir en las mismas fechas.

Las reservas suelen ser a última hora y hay tendencias iniciadas con la pandemia que creen que se consolidarán este verano. "La apuesta de los viajeros por el turismo de proximidad, primando los destinos nacionales, la flexibilidad a la hora de contratar las vacaciones, así como la búsqueda de entornos seguros y con una mayor privacidad", ponen como ejemplos en la firma que se define como "turismo más responsable". Son conscientes de que cuentan con la barrera inicial de la "desconfianza" ante lo nuevo para quienes no han probado nunca.

De sofá en sofá

Si no se tiene una vivienda en propiedad para recurrir a la opción anterior se puede ofrecer solo un sofá a través de las plataformas de 'coachsurfing', aunque algunas de las firmas han tenido que empezar a cobrar a sus usuarios, los dueños de los sofás y los 'surferos' que buscan uno para alojarse, para aguantar tras el desplome de ingresos por la pandemia el pasado año.

Las asociaciones de consumidores recuerdan todos los años que hay que tener cuidado al contratar las vacaciones en plataformas por internet y conocer antes los datos de la empresa con la que se contrata para poder reclamar. Si su sede se encuentra fuera de España será más complicado el papeleo en caso de que haya problemas. 

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