La antigua Entinox se salva del cierre y logra un contrato de barriles para EE. UU.

Dos inversores aragoneses se quedan con el negocio, que estaba en concurso de acreedores desde 2019

Un operario trabajando en las instalaciones de The Keg Company, la antigua Entinox, ubicada en el polígono de Figueruelas.
Un operario trabajando en las instalaciones de The Keg Company, la antigua Entinox, ubicada en el polígono de Figueruelas.
S. E.

Muy pocas empresas consiguen salir adelante tras un concurso de acreedores, pero el fabricante de barriles de cerveza Entinox lo ha logrado. En diciembre del pasado año dos inversores de Zaragoza adquirieron la unidad productiva y la planta, ubicada en el polígono de Figueruelas, ya está produciendo envases con unos diez trabajadores en plantilla para un cliente norteamericano, Go for Kegs.

Didi Value Partners y Augusta Group, dos empresas aragonesas, querían invertir en proyectos de perfil ‘value’, es decir, con un margen de seguridad suficientemente amplio como para representar una oportunidad rentable y apostaron por Entinox. El fabricante de barriles de cerveza estaba en concurso de acreedores desde 2019 e iba camino de la desaparición cuando estos dos inversores a final de 2020 dieron el paso. «A pesar de los graves problemas industriales que arrastraba Entinox en su anterior andadura y que la habían llevado a entrar en concurso de acreedores, Didi y Augusta comprobaron que el negocio tenía una sólida base de clientes y vieron la oportunidad de reflotarlo», explicó el empresario Jorge Blanchard, en representación de los inversores.

El directivo recordó que las conversaciones con los anteriores propietarios comenzaron en 2017. "Entonces buscaban un nuevo inversor que pudiera darles soporte industrial, pero dichas conversaciones no llegaron a buen término. Más adelante, en 2019, los problemas industriales terminaron por colapsar las finanzas de Entinox que se declaró en concurso». Ya en ese nuevo contexto, recordó Blanchard, es cuando se abrió la nueva negociación, ya con la administración concursal, que fructificó a través de la liquidación de la sociedad y la compra de la unidad productiva. Gracias a esta operación se pudo salvar Entinox, añadió, y «mantener a dos terceras partes de la plantilla –estaban en ERTE en el momento de la adquisición– directamente en la empresa o en firmas colaboradoras».

La apuesta por salvar Entinox, ahora rebautizada con el nuevo nombre comercial de The Keg Company (TKC) por sus nuevos propietarios, ha supuesto una inversión de un millón de euros «en tres líneas estratégicas: calidad, fiabilidad y productividad». Por ejemplo, destacó Blanchard, se ha puesto en marcha una nueva cortadora de discos y se ha internalizado al 100% la embutición profunda, un proceso tecnológico especializado de transformación metálica muy utilizado en el conformado de chapa. Además, indicó, la fábrica está inmersa en un proceso de transformación digital con la implantación de un nuevo software ERP –por sus siglas en ingles Enterprise Resource Planning o sistema de planificación de recursos– y la trazabilidad de la producción en tiempo real, «imprescindibles», recordó Blanchard, para «realizar una toma de decisiones ágil».

Sobre la posibilidad de recuperar todo el empleo que llegó a tener Entinox, el representante de los inversores consideró que hay que ir poco a poco, dado que la estrategia es a largo plazo. «Se están reduciendo los costes de operación drásticamente, a través de procesos más robustos que aseguren la calidad del producto y reduzcan el desperdicio». Además, «se ha procurado mantener la relación con los clientes existentes gracias al apoyo del anterior director general de Entinox, José Enrique Gerona, que sigue al frente de la nueva empresa, TKC y se ha cerrado un acuerdo de suministro a varios años con el cliente norteamericano".

Lo que sí ha cambiado es el director de planta. ‘The Keg Company’ ha elegido a Adolfo Gareta, experto en soldadura, para el nuevo cargo, y está ya al frente de la producción de barriles. El objetivo de los nuevos inversores es llegar este año al equilibrio financiero y recuperar el nivel de negocio y empleo que tenía Entinox en aproximadamente tres años.

El esfuerzo por reflotar el negocio les ha permitido comenzar rápidamente con las entregas a clientes internacionales aunque con la mirada puesta en el mercado nacional. «Confiamos en volver a reanudar la actividad con todas las grandes cerveceras nacionales. Igualmente, llegar a clientes más pequeños como las cerveceras artesanas», reconoció Blanchard. «Este es un mercado de nicho, muy cerrado y con altas barreras de entrada donde existen pocos fabricantes a nivel mundial, así que es fundamental la mejora continua de la competitividad», concluyó.

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