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Pasajes comerciales en Zaragoza: entre languidecer y resurgir con emprendedores

La ciudad conserva espacios cerrados con buenas ubicaciones, que fueron innovadores en sus orígenes, y que ahora luchan por competir con las grandes superficies y los cambios de hábitos debido a la pandemia de covid.

El Ayuntamiento de Zaragoza ha incluido en el recién aprobado plan local de comercio de la ciudad una iniciativa para convertir una docena de calles comerciales en "galerías abiertas", para revitalizar zonas que tradicionalmente eran ejes que atraían clientes y que han ido quedando relegados a un segundo nivel por los cambios de hábitos de los consumidores. Se incluyen calles y su entorno en Delicias. Torrero o el Casco Histórico. En la ciudad queda otro formato que lleva décadas tratando de resistir y reinventarse: los pasajes comerciales.

A los centenarios como 'El Ciclón' de la calle Alfonso, impulsado ahora por la hostelería, se unió la aparición de muchos de ellos en los años setenta y ochenta. Entonces fueron una novedad para los clientes, convirtiéndose en emplazamientos céntricos y de fácil acceso. Cuatro de ellos se asoman al paseo de la Independencia: Pasaje Palafox, Independencia o 'el Caracol', Argensola y Puerta Cinegia. Hay más como el pasaje Ebrosa, bajo el emblemático edificio de viviendas del Paseo María Agustín, o el pasaje Miraflores. Seguían un modelo que se había desarrollado históricamente con éxito en los países del norte de Europa, ofreciendo una calle comercial cubierta, a salvo de las inclemencias del tiempo.

Su evolución ha seguido distinta suerte y los hay desde completamente vacíos a aquellos que han ido renovando a sus inquilinos o buscado una tematización. "En su época tuvieron su razón de ser y su éxito", apunta José Antonio Pueyo, presidente de la federación de comercio de la provincia de Zaragoza (ECOS). Su baja actividad comercial considera que es "un hecho extraño" teniendo en cuenta que "en Zaragoza el clima es extremo", pero "la realidad es que no son del agrado de los ciudadanos". Algo similar habría ocurrido en los pequeños mercados de alimentación. "Quizá hayan sido modelos de éxito en el pasado, que precisamente hayan muerto por la no renovación y actualización a los nuevos tiempos", considera. Sin embargo, muchos muestran su resiliencia y buscan cómo reinventarse.

"Quizá hayan sido modelos de éxito en el pasado, que precisamente hayan muerto por la no renovación y actualización a los nuevos tiempos"

Las restricciones por la pandemia de covid-19 han dejado su huella en algunos. Puerta Cinegia, el más moderno de los pasajes, abrió en 2004 como edificio de viviendas, oficinas, galería comercial y aparcamiento. No consiguió despegar hasta que en 2015 resurgió especializando su primera planta en gastronomía. Un éxito que se ha visto empañado con la crisis sanitaria por el coronavirus en marzo de 2020, que comenzó cerrando los interiores de los bares y luego limitó aforos. Solo los establecimientos de la planta calle han aguantado abiertos e incluso alguno ha crecido, gracias a sus amplias terrazas instaladas en la plaza de España. En la primera planta acaba de reabrir uno de ellos especializado en pescados y mariscos, solitario a la espera de que vuelva el resto. 

Quedan tres comercios en la planta inferior. Sigue siendo una zona de tránsito porque conecta con el Tubo, pero desde que cerró la planta de gastronomía "hemos notado que pasa menos gente", confiesa Mª Ángeles González, de la tienda del fabricante de menaje Kuhn Rikon. Las ventas han resistido porque la pandemia ha hecho que la gente "como no ha salido a comer fuera se ha dado cuenta de que tenía que renovar las ollas y sartenes de casa", unido al 'boom' por amasar y hornear.

Pasaje Goya: salvado por los emprendedores 

Pasajes comerciales en Zaragoza.
Juanma De León y Teresa Marín, de la asesoría d90 en el Centro de Negocios Goya.
Guillermo Mestre

En los años 70 fue un pasaje de éxito. Con entradas en la avenida Goya que le da nombre y la calle Cortes de Aragón, estrenó una nueva etapa en 2017 convertido en centro de negocios. Sus 22 locales están ocupados, pero solo dos son comercios. Se ha enfocado a emprendedores que buscan un primer emplazamiento. "Están todos alquilados, aunque uno no empieza hasta dentro de un mes", explica Beatriz Isiegas, la gerente del centro. Entre sus inquilinos hay arquitectos, asesorías, inmobiliarias, negocios de belleza y diseñadores gráficos. "Son gente emprendedora, pero no jovencitos sino personas de 30 ó 40 años, que han tenido experiencia previa de trabajo y ahora han decidido emprender", añade. Además, se fomentan las "sinergias" entre ellos.

Entre los secretos para haber llenado los locales y que no se haya ido ningún emprendedor con la crisis destaca el precio económico del alquiler. "Se llenó antes de la pandemia y les hemos bajado la renta durante los dos meses más críticos, sin posponerla", explica. En el pasaje, grandes carteles anuncian que el arrendamiento va desde los 220 euros al mes. "La ventaja es que es céntrico y su calidad-precio, que para la zona es más económico", añaden Juanma De León y Teresa Marín, desde la asesoría de autónomos, pymes y particulares d90. Ellos llegaron con la última renovación.

"En el pasaje no ha influido la pandemia porque los negocios que estamos no nos hemos visto tan afectados como la hostelería", apunta De León, en el sentido de que no había bares (uno, que fue reconvertido en local) ni muchos comercios, los que más han sufrido las restricciones para prevenir contagios.

Scrapa2 es uno de los dos comercios del pasaje, pero por su especialización en la elaboración de 'scrapbooks' o libros de recortes ha conseguido resistir a la crisis. "Mucha gente al estar tanto tiempo en casa se enganchó", cuenta Yolanda Calvo, fundadora junto a Susana López. Ahora ese empuje se habría ido "estabilizando" porque "la gente vuelve a la vida normal y hay muchos ERTE y menos posibilidades económicas", pero sus clientes habituales no fallan. Para Eva Usán, la actividad le sirvió de "terapia" en el confinamiento y no se perdía los talleres 'online'. Se acerca a la tienda a por material para sus álbumes de recuerdos, los buenos que también dejó el confinamiento.

Centro Comercial Independencia: el 'Caracol' contra el paso del tiempo

Pasajes comerciales en Zaragoza.
Pasajes comerciales en Zaragoza.
Guillermo Mestre

Casi cuatro décadas van a cumplir los pasillos en espiral del Centro Comercial Independencia, que le dan el sobrenombre de 'el Caracol'. En ellos se alternan negocios tradicionales de la misma edad y otros más jóvenes que han ido abriendo y cerrando e incluso trasladándose de una planta a otra en busca de una renta más barata. El local de renovación de abonos de transporte del autobús urbano siempre es el más concurrido, junto a los que se encuentran en las salidas al exterior. En las calles interiores se ven más carteles de 'se alquila'. Para muchos, sigue siendo una zona de paso.

Entre los negocios fundadores se encuentra la cafetería Gavilla. "Lo hemos pasado muy mal, sobre todo, por la indefinición. Gracias a la terraza hemos podido ir sobreviviendo", cuenta, sobre la situación de la hostelería tras la pandemia, Miguel Ángel Compadre, fundador y con tantos años al frente del negocio como el pasaje. También es el presidente de la comunidad de propietarios, muy amplia ya que cada local tiene un dueño diferente. Afirma que alrededor del 70% está ocupado.  Cuenta que se exoneró del pago de las cuotas en abril y mayo de 2020 para ayudar a los inquilinos. "Estamos vivos por la ubicación", confiesa.

Lleva muchas crisis a sus espaldas, pero en esta le asusta que se encuentran todavía un 30% ó 40% por debajo de la ventas anteriores a la pandemia. "Por la mañana está animado, pero las tardes están muertas", afirma, sobre el cambio de hábitos de los clientes, que concentran las salidas el fin de semana. Además, notan los confinamientos y el teletrabajo. Pese a ello se declara "optimista" porque "he podido aguantar". Confía en el avance de la vacunación y en la mejora de la economía el año que viene.

Pasaje Palafox: Ni un solo superviviente

Pasajes comerciales en Zaragoza.
Pasajes comerciales en Zaragoza.
Guillermo Mestre

El pasaje Palafox ha sido el que peor ha soportado el paso del tiempo. No queda ni un solo inquilino. Y lleva desierto desde que hace unos seis años Guantes Varadé y Fajas La Peña se trasladaron a locales en otros emplazamientos. Ha quedado convertido en un mero cruce de calles. Las corrientes de aire son las únicas que ocupan el espacio decorado con rayas verticales vainilla y chocolate, enmarcado por las líneas de fluorescentes del techo que lo recorren a modo de raíles del tren.

Las carteleras de los cines Palafox, cuyas taquillas se encuentran en la planta superior, constituyen la única decoración y el único motivo para detenerse de los pocos viandantes que pasan, pese que a que su entrada principal desemboca directamente en el bullicioso paseo de la Independencia. 

"Tengo 30 años y cuando era muy pequeña recuerdo ir al cine y al salir ver las tiendas del pasaje", cuenta Cristina Basa, que ahora lo atraviesa para acudir a trabajar al edificio de oficinas que también forma parte del complejo y al que se accede por el portal situado junto a las carteleras. "Parece anclado en los años 80", añade su compañero, Jonathan Querol. Este afirma que su ubicación es "perfecta", pero resulta difícil competir con las grandes cadenas comerciales del exterior del pasaje.

El pasaje sigue a la espera de un proyecto que lo resucite. El último se presentó en 2017 e incluía convertir sus casi 6.000 metros cuadrados en un moderno espacio que mezclara comercio y hostelería. Entonces se habló de abrir la planta del sótano para darle uso. El conjunto del inmueble, tanto el cine, el pasaje como el edificio de viviendas y oficinas fue declarado Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés en 2009, por lo que cualquier reforma conlleva un especial cuidado de su estructura y estética. 

Pasaje Argensola: entre la hostelería y los servicios

Pasajes comerciales en Zaragoza.
José Miguel Conejero, de Quirosan, en el Pasaje Argensola.
Guillermo Mestre

Otro pasaje tranquilo, pero no vacío, es el Argensola. A su entrada desde el paseo de la Independencia se encuentra la mítica tienda de cosmética zaragozana Paquita Ors. Solo cuenta con 13 locales, algunos duplicados. La mayoría del espacio está ocupado por un solo establecimiento de hostelería, tras cerrar una hamburguesería. Ha abierto recientemente un despacho de abogados y hay una oficina de una cadena hotelera. "Nosotros trabajamos con el boca a boca", explica José Miguel Conejero, de Quirosan, centro de quiromasaje y estética, presidente de la comunidad de propietarios.

En su caso, lo eligió por la ubicación en el centro, ya que se accede desde una arteria principal de la capital y los precios son más bajos. "Yo creo que a los pasajes les hace falta comercio, igual que a los centros comerciales, eso es lo que mueve realmente a este tipo de pasajes pequeños".

Los Porches: veteranos y nuevas aperturas en La Romareda

Pasajes comerciales. Los Porches del Audiorama / 19-05-2021 / FOTO: GUILLERMO MESTRE[[[FOTOGRAFOS]]]
Los Porches del Audiorama.
Guillermo Mestre

Con una superficie de 9.230 metros cuadrados, Los Porches del Audiorama prefieren identificarse más con un centro comercial que con un pasaje. En los meses duros de confinamiento en casa por la pandemia se perdonaron rentas a los inquilinos, explica Javier Cuevas, gerente. Abierto en 1995, ha pasado por altibajos, pero ahora alcanza el 95% de ocupación y prepara la llegada de algún nuevo inquilino. El 83% está en manos de un mismo dueño, lo que facilita su gestión, afirma Cuevas. Los desaparecidos cines Renoir fueron sustituidos por un gimnasio en 2017 y resisten las cafeterías de la salida hacia el estadio de La Romareda y el hospital Miguel Servet. El restaurante del cruce del pasaje cambió de dueños el mes pasado y aseguran que la acogida ha sido mejor de lo que esperaban dada la coyuntura. "Viene gente del hospital, de las oficinas y del barrio, que tiene ganas de salir y juntarse", cuenta María Isabel Romeo, mientras organiza las comandas del restaurante Tatín. El cierre a las 23.00 ha animado a más personas a acudir a cenar. 

Charo Martínez, que lleva 22 años en la floristería Valentina, no se queja pero lamenta que "desgraciadamente he pasado de enviar flores para nacimientos al hospital al tanatorio", debido a la pandemia. Al centro lo ve bien, incluso "mejor que antes de la pandemia" y recuerda la crisis de 2007 como la peor porque "noté mucho el bajón del consumo".

La postpandemia dirá hasta qué punto han cambiado los gustos y hábitos de los consumidores. Desde ECOS, Pueyo cree que el nuevo modelo de galerías comerciales abiertas que plantea el Ayuntamiento puede tener "gran aceptación" ya que ahora se busca hacer las actividades al aire libre y con menos aglomeraciones. "Haría falta que estas galerías comerciales tuviesen una 'locomotora'", tanto privada como pública, por ejemplo, su cercanía a Universidades u oficinas de la Administración.

Para diferenciarse, estas galerías abiertas deberían ofrecer "experiencias" para que no se puedan comprar por internet. "El reto sería que el consumidor joven se viese atraído por este mix comercial", añade, además de los turistas. Pueyo apunta que los locales deberían tener todos una actividad, "si es comercial, mejor", pero si no se pueden llenar pide que se les busque una segunda utilidad.