economía

Los bancos ya han cerrado un 5% de sus oficinas en lo que va de año

Las entidades aceleran el ritmo de clausuras en el primer trimestre, aunque aún no han puesto en marcha los grandes procesos de ajuste

Es una sucursal de Bankia situada en el la calle Dolores Barranco
Es una sucursal de Bankia situada en el la calle Dolores Barranco
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Los ejecutivos de las grandes entidades financieras españolas han vuelto a repetir en sus comparecencias para presentar los resultados trimestrales del sector la necesidad que tienen todas las corporaciones para «adaptarse a la nueva realidad», «afrontar la digitalización que va a más» o hacer frente «a los nuevos competidores». Así han justificado los procesos de ajuste de sus redes -y, por tanto, de sus correspondientes plantillas- que aún negocian con los sindicatos y que pondrán en marcha a partir del verano.

Sin embargo, la práctica totalidad de los bancos ha cerrado una buena parte de sus sucursales en los tres primeros meses del año. En algunos casos, como consecuencia de los recortes pactados a finales de 2020, como ocurrió en Santander y Sabadell. Y en otros, como parte de una política continua de «adaptación a las circunstancias», como indican fuentes del sector, para decidir echar el cierre en determinados lugares de España.

A cierre del primer trimestre, los diez grandes grupos bancarios españoles tenían un total de 16.546 sucursales abiertas. Son unas 860 menos de las que disponían a finales del año pasado, con 17.400 puntos de atención a los clientes de forma física, según los datos extraídos de los informes trimestrales presentados por las corporaciones a la CNMV. En 2008 llegó a haber diseminadas 46.200 por todo el territorio.

El proceso, que ya fue imparable durante el año de la pandemia, continúa con su propio ritmo en este 2021 en el que los bancos insisten en que el cierre es inevitable. El impacto de la pandemia del coronavirus se ha dejado notar también en la operativa habitual del sector financiero, que ya venía clausurando sucursales antes de la crisis. Pero el confinamiento severo del segundo trimestre del año pasado obligó a los bancos a impulsar los procesos digitales. Y, sobre todo, empujó a miles de ciudadanos a tener que relacionarse con su entidad a través de los portales y de las aplicaciones móviles. Esa circunstancia, en principio temporal por el estado de alerta, finalmente ha llegado para quedarse en muchos casos.

Aquellas semanas de 2020 sin poder salir de casa han derivado en un uso cada vez mayor de los canales digitales a una buena parte de la población que, hasta entonces, apenas había trasteado con sus móviles en las 'app' bancarias. El consejero delegado de BBVA, Onur Genç, recordaba hace pocos días que «las operaciones en las oficinas han caído un 50% en los dos últimos años». Y aportaba otro dato relevante que el grupo financiero considera clave: «El coste de una operación digital es la décima parte del coste que tiene en el mundo físico», esto es, en la sucursal.

También el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, indicaba esta semana que «los clientes quieren relacionarse de otra forma». Y argumenta el cierre de oficinas «por la presión de nuevos competidores». Para Gortázar, «este factor es estructural y sería ingenuo no contemplarlo». «Es algo a lo que se enfrentan otras muchas industrias, y casi todo el mundo tiene que hacer frente a ello», argumentaba.

Tanto BBVA como CaixaBank han mantenido el ritmo de cierre de oficinas desde principios de año, aunque será a partir de ahora, cuando lleguen a un acuerdo con los sindicatos, el momento en el que intensifiquen estas clausuras. En el primer caso, prevén cerrar unas 500 oficinas de las casi 2.500 que tienen por toda España. Representa una de cada cinco sucursales activas. En el segundo caso, afectaría a unos 1.500 puntos del banco -el que mayor presencia tiene en todo el país con más de 5.500 oficinas-, prácticamente una de cada tres.

También otras entidades como Santander y Sabadell seguirán cerrando. Como consecuencia de su último ERE (en 2020), el primero de ellos tiene previsto deshacerse de un millar de oficinas, aproximadamente un tercio de su actual capacidad. Y el consejero delegado de la entidad de origen catalán, César González-Bueno, también ha anticipado que el banco «tendrá que seguir actuando sobre sus costes» para ganar en eficiencia y compensar la caída de ingresos. Habrá ajustes de la red y se conocerán el 28 de mayo, cuando Sabadell presente su plan estratégico.

En principio, este tipo de medidas suele afectar más a las grandes urbes y a las poblaciones más pequeñas, dejando al margen a las localidades de mediano tamaño, aunque la política de cada banco es muy heterogénea. La duplicidad de sucursales en calles próximas -e incluso portales contiguos- obliga a la banca a optar por dejar de operar en determinados puntos de Madrid, Barcelona, Valencia, Murcia, Málaga, Sevilla, Bilbao, Zaragoza, Valladolid o La Coruña, algunos de los lugares más afectados.

Al mismo tiempo, los pueblos pequeños, donde la población sigue descendiendo con el paso de los años y la actividad de sus históricas sucursales es cada vez menor, supone un hándicap para que el banco opte por sustituirlas por autobuses o gerentes temporales que acuden algunos días para realizar operaciones.

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