Agricultura amplía las zonas vulnerables por nitratos agrarios e intensifica su control

Una orden de la Consejería eleva a 209 los municipios con esta consideración.

Las zonas vulnerables deben cumplir exigentes requisitos en el uso de los fertilizantes agrarios
Las zonas vulnerables deben cumplir exigentes requisitos en el uso de los fertilizantes agrarios
Heraldo.es

Aragón cuenta con un mayor número de zonas consideradas vulnerables a la contaminación de las aguas por nitratos procedentes de las actividad agraria. Y por lo tanto, son más los municipios que están obligados a cumplir unas exigentes restricciones en el manejo de los estiércoles o de los abonos inorgánicos en las explotaciones agrícolas. Así lo recoge una orden de la consejería de Agricultura en la que se elevan a 20 las zonas (correspondientes a masas de aguas afectadas) vulnerables en la Comunidad, que suman 209 municipios repartidos por las tres provincias.

Esta ampliación responde a un mandato de la Comisión Europea que solicitó a las distintas comunidades autónomas la declaración urgente de nuevas zonas por considerar "insuficiente" el territorio declarado hasta ahora. Esta imposición ha obligado a la consejería de Agricultura a actualizar la situación "sumando nuevas zonas, integrando el término municipal al completo o añadiendo nuevos munipios a las que ya existían", explica Enrique Novales, director general de Calidad y Seguridad Alimentaria.

Todos ellos tendrán que cumplir unas exigencias, las que recoge el programa de actuaciones que llega ahora con algunas novedades más restrictivas. Así, las limitaciones de aplicación en los cultivos de fertilizantes nitrogenados, orgánicos y minerales no serán como hasta ahora en función de la producción estimada sino por hectárea, para lo que, explica Novales, se ha realizado un cálculo en función de los rendimientos históricos de cada zona. Además, estará prohibida la aplicación de fertilizantes orgánicos líquidos en parcelas con pendientes superiores al 15% así como la utilización tres meses antes de la siembra de purín porcino. Y, entre las nuevas exigencias, se fija evitar la aparición de escorrentías que pudieran llegar a cauces de agua, sobre todo si provienen de terrenos que han sido fertilizados con compuestos nitrogenados, o del entorno de granjas o de lugares de almacenamiento de estiércoles y purines.

El objetivo de toda esta nueva norma es conseguir el "desarrollo equilibrado y sostenible de una actividad tan importante para la Comunidad como es la ganadería, que además de ser un elemento clave para el mantenimiento de la población en el medio rural, esta actividad aporta un 61% de la producción final agraria", señala el director general. Pero Novales reconoce que cuando se habla de contaminación por nitratos no solo hay que pensar en las explotaciones de porcino. "Estamos hablando también de agricultura, porque en los cultivos también se utilizan abonos inorgánicos que contienen nitratos", añade.

Para velar por el cumplimiento de todas estas exigencias, el Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Ejecutivo regional intensificará y reforzará la vigilancia y los controles. Lo hará mediante las habituales inspecciones que se realizan para comprobar el cumplimiento de la condicional (obligaciones que agricultores y ganaderos deben cumplir para poder cobrar las ayudas de la PAC), a las que se sumarán, explica Novales, los controles que se realizan por la gestión de los purines.

Nueva herramienta de cálculo

La consejería de Agricultura no solo actualiza las zonas vulnerables por nitratos, sino también las herramientas disponibles para calcular el nivel de nitrógeno.

Para ello ha sometido a información pública un proyecto de orden por la que se establece un número método para cuantificar el contenido en nitrógeno de los estiércoles generados en las explotaciones porcinas de Aragón.

"Ahora estamos trabajando con unas tablas del año 2000, por lo que la medida sobre los kilos de nitrógeno por plaza que produce en las explotaciones ganaderas está muy obsoleta y desfasada, especialmente en el cebo", explica el director general.

Y es que, insiste Novales, en 21 años los sectores intensivos han evolucionado mucho. Como ejemplo, destaca que si en el 2000 el índice de transformación, es decir el número de kilos de pienso que se necesita para hacer un kilo de carne, rondaba los 3,3 kilos, actualmente esa cifra se ha reducido hasta poco más de los dos kilos. "Comen menos y por lo tanto excretan menos y contaminan menos", señala.

Este descenso se debe a la mejora genética pero también a la alimentación en la que cada vez se utiliza menos proteína ya que se sustituye por un abanico de aminoácidos que no generan nitrógeno. "Hoy se está produciendo alrededor del 30% menos de nitrógeno", por lo que había que actualizar a la baja esas medidas, puntualiza Novales.

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