el exprés

Ingenieras apasionadas

Mujeres aragonesas del ámbito STEM desmienten en un libro que en asignaturas como matemáticas solo destaquen los varones. 

María Villarroya, Pilar Molina y Marisa Claver.
María Villarroya, Pilar Molina y Marisa Claver.
Heraldo

MINORÍA. Mientras en ámbitos como la judicatura, la medicina o el periodismo van ganando terreno –en algún caso son ya mayoría– y se van haciendo con puestos de responsabilidad, las mujeres representan aún una exigua minoría en las carreras STEM (las de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas). En el mundo científico y tecnológico ellas representan hoy menos del 30% del total de los profesionales, lo que demuestra que estamos perdiendo en la mitad de la población un potencial enorme de participantes en sectores de futuro que nos harán la vida más fácil. Nos gustaría pensar que las cosas cambiarán pronto, que esto solo es una cuestión de tiempo, pero no es así. En las carreras de ingeniería siguen siendo pocas chicas las que están entrando en comparación con el número de chicos que acceden a ellas.

LIBRO. Para intentar revertir esta situación, la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas de Aragón (AMIT-Aragón) lleva un tiempo trabajando en el proyecto ‘Una ingeniera en cada cole’, llevando a centros educativos la verdad de personas con nombres y apellidos que demuestran que las carreras STEM también son para ellas. En 2020, al no poder acercarse a las escuelas por la pandemia decidieron sacar un libro que nos recuerda que «en este mundo cada vez más tecnológico, por el bien de toda la sociedad necesitamos que la ingeniería en todas sus vertientes sea hecha por equipos diversos, en particular que cuenten con mujeres y hombres». Coordinado por María Villarroya, profesora de Ingeniería Informática e investigadora de la Universidad de Zaragoza, el libro ‘10001 amigas ingenieras’ recoge la experiencia de 17 profesionales aragonesas que trabajan en ámbitos STEM con equipos en los que la mayoría son hombres.

DELICIA. El libro está escrito para ser leído por niños y niñas de colegio, pero incluye un montón de detalles de erudición que no pasan desapercibidos al lector adulto curioso y aporta experiencias en empresas que vale la pena reseñar. Pilar Molina, por ejemplo, es profesora de Electrónica y habla de lo que hace su empresa, Epic Power, que es una ‘spin off’ de la Universidad de Zaragoza, de una forma muy amena. Así, se refiere al descubrimiento de la bombilla por Thomas Alva Edison y de cómo éste compitió en su época con el científico Nikola Tesla, que trabajaba para la empresa Westinghouse y consiguió que se impusiese en el mercado el uso de la corriente alterna (AC). «En mi empresa nos dedicamos a demostrar que Edison no perdió la guerra, solo perdió una batalla», dice Molina en este delicioso libro al destacar cómo se puede transformar corriente continua de alta a baja tensión sin pasar por la alterna.

AUTOMOCIÓN. Yolanda Bravo, a quien se presenta como «cuidadora del planeta», explica que ella realiza investigación «para hacer coches más limpios y eficientes, es decir, que aprovechan mucho la energía y los materiales que usan». Impulsora de la I+D en Valeo Térmico, se declara ‘fan’ de Mary Barra, la presidenta de General Motors, a quien hubiésemos podido ver en Zaragoza si esta multinacional hubiese seguido siendo propietaria de Opel, la firma alemana que vendió al grupo PSA en 2017 y que incluía a la factoría de Figueruelas. Bravo recuerda que Barra también «es ingeniera que se dedica a la fabricación de coches, además es super jefa de su empresa». Y apostilla: «Yo de mayor quiero ser como ella». En ese ámbito está otra de las que escriben en el libro, Marisa Claver, hoy directora de Infraestructuras y Proyectos en Motorland y durante muchos años jefa de Aenor en Aragón. Por ello en su texto hace hincapié «en las normas», aunque también dice que «con mi moto, me encanta pasear por las carreteras».

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