Torgar, empresa aragonesa de largo recorrido especializada en la fabricación de máquinas de elevación para los sectores de la construcción y la industria, ha desarrollado con el apoyo del Instituto Tecnológico de Aragón (Itainnova) un potente elevador que funciona con el sistema de piñón cremallera que cuenta con una capacidad de 3,2 toneladas y puede elevarse a una velocidad de 45 metros por minuto. El producto, testado ya en sus instalaciones del entorno del polígono Cogullada de Zaragoza, se está entregando al cliente -del sector de la construcción- entre el pasado viernes y mañana lunes.

«Recibimos la petición del cliente en marzo pasado, y a partir de ese momento diseñamos la máquina con la dimensión adecuada para confeccionar un proyecto que entregamos entre ese mismo mes y abril», apunta Gabriel Sánchez, director técnico y de producción de la factoría de Torgar en Zaragoza, al explicar cómo ha sido un proceso que les ha llevado a entregar el mayor elevador que han fabricado en su historia. «Con el visto bueno del cliente a ese proyecto», añade, «empezamos a trabajar con el ITA (Itainnova) para hacer los cálculos estáticos y dinámicos de la máquina, y ya con todo hecho en julio se inició la fabricación».

Sánchez destaca que lo que hace especial este proyecto es «la combinación de una cabina muy grande con una capacidad de carga y velocidad también muy grandes». Por ello afirma orgulloso que «este es un paso adelante importante para la ampliación de nuestra gama de productos».

En Itainnova también están muy satisfechos de su colaboración con Torgar, con cuyos profesionales lleva muchos años trabajando. «Les ayudamos fundamentalmente en cuestiones asociadas al desarrollo de productos para que sean más resistentes, más ligeros y con más funcionalidades», señala Alfredo Gómez, responsable de Desarrollo de Negocio en el ámbito del transporte vertical del centro tecnológico que dirige hoy Ester Borao. «Habitualmente nos hemos centrado en lo mecánico del producto, pero también vamos entrando en cuestiones como la reducción de energía», agrega antes de reseñar el trabajo que en este caso realiza otro profesional del ITA, David Díez, consultor en I+D+i.

Alfredo Gómez apunta que casos como el de Torgar revelan el peso que los fabricantes de maquinaria de la construcción tienen en una comunidad como Aragón, no en mano el clúster del sector, la Asociación Nacional de Maquinaria de Obras Públicas y Construcción (Anmopyc) tiene su sede en Zaragoza. «En I+D+i trabajamos mucho con empresas en este ámbito», apunta.

Los orígenes de Torgar se remontan a la década de los años 50, en los que inició su andadura fabricando polipastos, carretillas y hormigoneras. Entonces se creó la empresa Construcciones Torrubia y la marca comercial Torgar. En las décadas de los años 60 y 70 la compañía amplía su oferta fabricando montacargas y elevadores para la minería, ámbito en el que acaba especializándose. Tras años de crecimiento, la crisis de la construcción en 2008 le pasó factura, y después de remontar con la ampliación de nuevos mercados, en 2017 entró en concurso de acreedores. La empresa fue comprada por la española Turboider Elevación y en 2019 entró con un 50% la canadiense Fraco Manufacturing, a cuyo grupo se ha integrado. Torgar, cuyo director general es Santiago Gallego, cuenta hoy con unos 30 trabajadores, factura 3 millones de euros al año y el 80% de su producción va a mercados exteriores. «La intención es seguir creciendo», afirma finalmente Gabriel Sánchez.

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