vivienda

El confinamiento y el teletrabajo animan el interés por las casas en pueblos aragoneses de menos de 5.000 habitantes

Aumentan las búsquedas de viviendas más amplias, con terraza o piscina, y en zonas rurales.

Centro de Épila.
Centro de Épila.
Jesús Macipe

Los meses de confinamiento en casa y la actual situación sanitaria todavía con restricciones en la vida diaria han introducido cambios en las preferencias de los compradores de vivienda. El mercado sigue sufriendo la caída de las operaciones que ha traído la actual pandemia de covid-19, de un 38% en junio, pero entre los interesados en adquirir un nuevo hogar surgen exigencias nuevas. Se mantiene la terraza como preferencia y el ideal de tener un jardín, que ha hecho que ganen atractivo las zonas del extrarradio y municipios más pequeños.

Algunos expertos creen que la actual situación puede suponer una nueva oportunidad para zonas que habían perdido atractivo tras la última crisis inmobiliaria. El interés se refleja en las búsquedas de quienes se acercan a los portales inmobiliarios. En España, mientras en enero el 10,1% de las búsquedas de vivienda en venta se hacían en municipios de menos de 5.000 habitantes, en junio el porcentaje subió hasta el 13,2%, según un informe publicado por idealista. En Aragón el porcentaje ha aumentado del 15,3% al 18,9% en dicho periodo.

Por provincias, el aumento ha sido mayor en Teruel, donde ha aumentado del 50% al 57%; en Huesca ha subido del 50,2% a un 52,6% y en Zaragoza, del 6,3% al 9,6%. Teruel es la tercera provincia de España en la que hay más búsquedas, solo superada por Ávila (63,5% del total de búsquedas) y Segovia (58,3%), según el estudio de Idealista.

Terrazas y adosados

"Desde el confinamiento se ha tenido esta necesidad de localizar algo con jardín o más espacio", reconoce Octavio Bosqued, de Immoboss, que trabaja en la provincia de Zaragoza. Entre sus clientes "se ha incrementado la demanda de este tipo de inmuebles en las zonas a unos 40 o 50 kilómetros de Zaragoza". Esto ha hecho que haya aumentado la venta de viviendas en municipios como La Muela, donde había viviendas construidas y sin comprador tras vivir una mayor efervescencia durante el 'boom' inmobiliario y un posterior castigo durante la crisis de 2008.

El interés por el municipio también ha aumentado por la cercanía al futuro macrocomplejo logístico que la matriz de Bonàrea, Corporación Alimentaria Guissona, construye actualmente en Épila. En este último municipio también vende más viviendas, junto a Alagón, Pinseque o Pedrola.

"Se buscan adosados y unifamiliares ya que quienes se trasladan desde Zaragoza no quieren piso", afirma Bosqued, dentro de la asociación zaragozana de inmobiliarias Aportalia. Quienes buscan piso en Zaragoza "piden como fundamental que tenga una buena terraza, que antes no se exigía y ahora sí, y si puede ser, zonas comunes", añade. En ellas gana peso que cuente con piscina, tras el verano con restricciones de aforo en las municipales y las medidas de seguridad.

Sin embargo, algunos expertos consideran que se trata de una situación coyuntural y no un cambio de tendencia. "La gente se ha dado cuenta de las carencias del sitio donde está viviendo, se ha hecho más consciente del tamaño de la vivienda, pero luego todo vuelve a la normalidad porque es un decisión que se toma pocas veces en la vida", considera Bienvenido Subero, economista jefe de Gamerin.

El confinamiento habría generado interés por mirar viviendas más espaciosas pero dar el paso a comprar depende de otros muchos factores, principalmente económicos. Y "el futuro de incertidumbre no incita a cambiar de vivienda", afirma. "Puede ser que la gente por curiosidad mire qué tipo de oferta hay en los municipios de su entorno", pero serían decisivos otros factores como el trabajo, si hay colegio o médico.

Además de los servicios, los compradores buscan que cuente con buenas comunicaciones, añade Bosqued. Entre los compradores afirma que hay tanto matrimonios de unos 40 años con hijos pequeños como parejas más mayores que se hacen con una segunda residencia. En ambos perfiles, se trata de personas que cuentan con ahorro y acceso a la financiación bancaria. "Ha habido una estabilidad de mercado y gracias a contener los precios se están vendiendo", reconoce.

Subero añade el inconveniente de que en los municipios más pequeños "hay poca oferta de vivienda y la demanda que hay básicamente es de gente que va a trabajar al pueblo". No cree relevante el peso del teletrabajo ya que solo cuenta con esta alternativa "una parte mínima de la población".

"En segunda residencia puede haber gente que se haya planteado comprar para pasar el fin de semana, pero no para vivir allí", considera.  

Sin embargo, Bosqued cree que esta tendencia "posiblemente venga para quedarse, por lo menos a medio plazo".

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