El nuevo rostro de la pobreza: un vecino o un familiar cercano

"Vamos a ver en esa fotografía de la pobreza rostros desencajados y sorprendidos porque va a ser la primera vez que se enfrenten a una situación de pobreza; gente conocida, que hasta ahora tenía una vida absolutamente normalizada, que tenía ingresos suficientes para sobrevivir de manera más o menos digna y que esta crisis le va a arrastrar a ese precipicio de vulnerabilidad, que si se prolonga en el tiempo puede derivar en exclusión social", explica el presidente de la Asociación de Directoras y Gerentes de los Servicios Sociales, José Manuel Ramírez.

el trapo rojo se está convirtiendo en un símbolo de pobreza,
el trapo rojo se está convirtiendo en un símbolo de pobreza,
AFP

En el retrato de la pobreza tras la covid-19 están, en primer plano, "los de siempre": familias monomarentales con hijos, trabajadores pobres, inmigrantes, los que no habían conseguido recuperarse de la crisis de 2008... pero cada día se suman rostros que jamás hubieran imaginado llegar a ese escenario y que tienen la cara de un vecino, un amigo o incluso un familiar.

"Vamos a ver en esa fotografía de la pobreza rostros desencajados y sorprendidos porque va a ser la primera vez que se enfrenten a una situación de pobreza; gente conocida, que hasta ahora tenía una vida absolutamente normalizada, que tenía ingresos suficientes para sobrevivir de manera más o menos digna y que esta crisis le va a arrastrar a ese precipicio de vulnerabilidad, que si se prolonga en el tiempo puede derivar en exclusión social", explica a EFE el presidente de la Asociación de Directoras y Gerentes de los Servicios Sociales, José Manuel Ramírez.

La crisis generada por el coronavirus va a ser "más grave, más intensa y más aguda" que la anterior, una crisis cuajada en tres meses pero con un horizonte mucho más fuerte que el generado en 2008, cocinado en varios años, pronostica Carlos Susías, presidente de la Red de la Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social.

La pobreza relativa -vivir con menos de 1.500 euros al mes dos adultos y dos niños-, en la que viven hoy 12 millones de personas, puede dispararse hasta los 20 millones si no se abordan medidas urgentes de protección social, junto a las de impulso productivo, pero sobre todo, si se cae en los mismos errores que tras la crisis anterior, añade Susías.

El escenario de la vulnerabilidad social

Lo protagonizan sobre todo las familias de madres con hijos, al que se incorporan muchas otras que hasta hace tres meses estaban "normalizadas medianamente" y que se van a encontrar en apenas unas semanas que no tienen nada y sí grandes carencias.

Se sumarán asimismo "una gran cantidad de jóvenes, pero también adultos de entre 45 años a 65 que, si ahora pierden el empleo, se quedarán en situación de riesgo muy alto para retornar al mercado de trabajo", explica a EFE el responsable de la red europea de pobreza.

"Esta crisis ha llegado cuando no se había recuperado el nivel de empleo de antes de la crisis del 2008 y muchas personas en distintos ámbitos seguían sufriendo. En aquellos momentos, las personas y hogares que ya antes se encontraban en peor situación se vieron castigados de forma más severa y se quedaron en la cuneta cuando llegaron las mejoras. Este sería también uno de los peligros de esta nueva situación", advierte Almudena Echevarría, de Cruz Roja Española.

Para Save the Children, el rostro de la pobreza sigue siendo el de un niño y, según su director general, Andrés Conde, la pobreza infantil, que padecen hoy en España uno de cada cuatro niños, podría extenderse hasta afectar a uno de cada tres.

"El impacto va a ser más devastador en familias con hijos a cargo, porque tener hijos es asumir riesgo de pobreza", sobre todo en las monomarentales -"la mitad de ellas ya sufrían pobreza severa"- , las compuestas por abuelos, padres e hijos, y las de miembros extranjeros, cuenta a EFE Conde, al que también preocupan las personas que vivían en la economía sumergida y, "además de perder su empleo, tienen pocas posibilidades de recibir prestaciones".

La situación es "límite en cuanto al sufrimiento de las familias y el riesgo social y económico de las personas", opina la presidenta del Consejo General del Trabajo Social, Emiliana Vicente González, para quien "la pobreza y la exclusión social en este país están en la situación de suma y sigue, no paran de incrementarse".

"Tenemos que reforzar el sistema de protección social de forma transversal y coordinada o realmente nos vamos a quedar en medidas 'pan para hoy y hambre para mañana'. Es necesario diseñar políticas que fortalezcan los sistemas de protección social y en particular, el Estado de Bienestar", asevera.

Una renta mínima para controlar la pobreza extrema

Los expertos consultados coinciden en que la renta mínima es decisiva para atajar esta situación de vulnerabilidad social y podría controlar la pobreza severa, que afecta a 2,5 millones de personas. Establecer un sistema de garantías de rentas, como un derecho, que permita que las familias la usen para el consumo.

"No es solo una cuestión de justicia social, es un elemento de inteligencia económica", argumenta Susías. "Poner en marcha el ingreso mínimo vital puede suponer unos 3.000 millones de euros, pero ese dinero no solo llega a familias que no tienen nada o muy poco, y que no se lo llevan a una cuenta opaca en Suiza, se lo gastan en consumo y eso inyecta la economía y el comercio".

Desde los servicios sociales confían en que ese sistema de rentas "atienda el rostro económico de la pobreza" garantizando la subsistencia de esas personas, para que la atención social se pueda centrar en abordar la exclusión social "que se va a producir a partir de esa pobreza tan intensa y sostenida en el tiempo", asegura el presidente de la asociación de directores sociales.

Los Servicios Sociales españoles pasarán de seis a diez millones de usuarios antes de final de año, cuando afloren las peores consecuencias de la crisis desatada por el coronavirus y se hagan evidentes sus efectos sobre la pobreza y la exclusión social en enormes sectores de población, vaticina Ramírez, quien reclama un simplificación de los procedimientos administrativos y la prescripción social de estos servicios.

Según la experta de Cruz Roja, serán precisos "mecanismos para disminuir las desigualdades" pero también prever "las nuevas situaciones de pobreza, atajarlas cuanto antes para que no se cronifiquen: prevención de la exclusión residencial , prevención de la exclusión escolar, medidas para disminuir la brecha digital y garantizar un mínimo de ingresos que permita la satisfacción de las necesidades básicas".

"La emergencia que viene va a profundizar la desigualdad de un modo terrible y a quitar muchas oportunidades a los niños y niñas que han nacido en desventaja; por eso es vital la transferencia de rentas, prioridad el refuerzo escolar y proteger a los menores contra la violencia", concluye el responsable de Save the Children.

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