Los eurobonos y las condiciones del fondo de rescate llevan al bloqueo al Eurogrupo

Países Bajos mantenía la exigencia de rigor con el MEDE y el sur reclamaba la apuesta a medio plazo por una deuda mutualizada.

Banderas de la Unión Europea ondean frente a las puertas cerradas del edificio de Consejo Europeo en Bruselas
Banderas de la Unión Europea ondean frente a las puertas cerradas del edificio de Consejo Europeo en Bruselas
EFE

La solidaridad de la UE se negociaba este martes a dos tiempos. Primero con mecanismos de emergencia a corto plazo para que los Estados consigan la liquidez que ya necesitan para doblegar la crisis sanitaria. Y al mismo tiempo buscando un compromiso negro sobre blanco que garantice que se trabajará a medio plazo en una mutualización de deuda (llámese coronabonos o fondo de emergencia 'x') que inyecte dinero a la recuperación económica port-cornavirus compartiendo riesgos. Sobre estos dos tiempos pivotó la maratoniana negociación que los ministros de Economía y Finanzas mantuvieron toda la tarde y también la noche en formato videoconferencia y que al cierre de esta edición aún no había concretado un documento de consenso.

Y eso que la ministra Nadia Calviño había planteado antes de arrancar que había acuerdo en hasta "un 95%" del paquete básico", el de recurso inmediato que estaba sobre la mesa. Es decir, que el fondo de rescate (o MEDE) reservará 240.000 de los más de 400.000 millones para que los Gobiernos consigan ese dinero ya; además de los alrededor de 200.000 millones de euros que se articularían a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para las empresas; y los 100.000 millones del bautizado como SURE, el programa que dará cobertura penaeuropea a los ERTES y a las ayudas a autónomos.

El choque (simplificando la situación) estaba en dos flancos. De un lado, las condiciones del MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad) que Países Bajos y Austria, entre otros, requerían; laxitud, la justa. Y, por supuesto, de otra parte la famosa mutualización, requerida por Francia, Italia y España. El desencuentro parecía así de calado.

Basta con analizar el cronograma de la reunión. Se retrasó antes de empezar. "Se necesita una hora más de preparación", se informó. Al parecer no se había avanzado lo suficiente en los contactos de los últimos días. Los ministros se colocaron finalmente ante sus monitores a eso de las cuatro de la tarde, coordinados por Mario Centeno, presidente del Eurogrupo, que les había pedido para este Eurogrupo trascendental "una respuesta audaz". A eso de las siete se anunció un receso (de una hora) para continuar con la "preparación".

Supuestamente se ultimaba entonces la redacción de un nuevo documento de consenso. Pero se advirtió: "Acaba la primera ronda. Más por venir". En 'standby' hasta las nueve de la noche (se dijo); luego fueron las diez. Para entonces, el ministro de Malta, Edward Scicluna, había lanzado un mal presagio a través de Twitter: "Posiblemente" podía prolongarse "hasta mañana por la mañana". Vamos, este miércoles.

España afrontó esta reunión con (digamos) dos ideas concretas. La primera. Respaldaba la inyección de liquidez inmediata, por evidente necesidad, con los mecanismos planteados (fondo de rescate, BEI y el 'paraguas' para los ERTE de la Comisión Europea).

La segunda idea la expresaba la ministra en estos términos: el texto que se enviaría a los líderes de los Estados de la UE tenía que reflejar "el compromiso de una respuesta a medio plazo"; el de "trabajar en un mecanismo de puesta en común de la deuda para la reactivación económica" post-coronavirus. La mutualización. Una referencia a la idea lanzada por Francia de activar una emisión de deuda conjunta de hasta el 3% del Producto Interior Bruto (PIB), exclusivamente para ayudar a la 'reconstrucción', que funcionaría durante un lustro y que permitiría la devolución en hasta un par de décadas.

El 'plan Marshall'

Una variante del 'plan Marshall' que han venido reclamando Pedro Sánchez y otros líderes europeos, y que podría contemplarse como complemento a un presupuesto plurianual (2021-2027), cuya negociación se encuentra ahora en vía muerta y que apenas supone el 1% del PIB de toda la UE. "No es momento de fijar una magnitud si no de ver márgenes, necesidades y cómo se utilizaría cada uno de esos instrumentos", explicaba Calviño. Y como siempre, el diablo en los detalles.

Tanto en esa pretendida mutualización de la deuda -rechazada en todas sus variantes por Berlín y La Haya-, como en el primer punto de la negociación un punto esencial es resolver el carácter del dinero que saldrá del fondo de rescate, que se ha nutrido de la aportación de todos los socios. Y eso nos lleva a las siempre importantes 'condiciones'.

Aquí España volvió a insistir en que el MEDE no está en "su horizonte"; que "no hay ninguna necesidad" de recurrir a él porque no ha perdido el acceso a los mercados para financiarse. Pero ante un 'por si acaso', como una especie de red de seguridad, se abogaba solo por reservar el dinero de la parte "precutoria". Y precisamente ahí, sobre el papel, las condiciones son menos rigurosas. No hay recortes ni reformasm tampoco los temidos 'hombres de negro'. Pero en el norte no se veía con la misma optica: condiciones extra y control, seguían insistiendo.

>> Más noticias sobre el coronavirus.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión