Viticultura

De Bodegas Care y la uva cariñena nace Careñena

El vino monovarietal elaborado con una variedad autóctona de Cariñena y casi desaparecida ha sido creado al calor de la conmemoración del Centenario de Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

Nuevo vino elaborado por Bodegas Care con uva cariñena, con motivo de la conmemoración del Centenario del Parque Nacional de Ordesa y Monteperdido
Nuevo vino elaborado por Bodegas Care con uva cariñena, con motivo de la conmemoración del Centenario del Parque Nacional de Ordesa y Monteperdido
Francisco Jiménez

Han sido más de dos años de trabajo desde que Bodegas Care decidió crear un vino con el que conmemorar el Centenario de Ordesa y Monte Perdido, del que la bodega es empresa colaboradora. Así nació Careñena, un monovarietal elaborado con una uva propia de la localidad y de la Denominación de Origen aragonesa con las que comparte el nombre y que estaba prácticamente en peligro de extinción desde que fue relegada por la entrada de otras variedades extranjeras y más modernas.

“Queríamos hacer un vino singular, único e irrepetible”, ha señalado hoy el propietario de Care, Nacho Lázaro, durante la presentación de este caldo elaborado con uva cariñena, producida en viñedos de más de 50 años dispuestos en vaso, “sobre un manto de piedras y que que solo reciben el agua que cae del cielo”, ha explicado Lázaro.

Para su elaboración eligieron un equipo de profesionales (formado por sumilleres, enólogos, experto en comunicación, investigadores y gastrónomos) que ha trabajado en “perfecta colaboración y sintonía” con el equipo técnico de la bodega, liderado por el enólogo Óscar Martínez. Para su producción no solo se han seleccionado cuidadosamente las viñas y las variedades a utilizar. Además se ha trabajado y analizado con profundidad la más adecuada utilización de las barricas, el afinado final, cómo debería ser la botella e incluso cuál era el corcho más adecuado. Y para que todos los elementos del producto tuvieran la exquisitez que se merece el nuevo vino, la bodega ha contado con la participación del artista oscense Enrique Torrijos, que ha diseñado una elegante etiqueta que representa a la diosa mitológica Pyrene, “porque es la que evoca la majestuosidad de Ordesa”.

El resultado es un vino “cubierto de gran color, muy atractivo a simple vista, de aromas intensos varietales, frescos, donde se mezclan aromas de frutas rojas con florales, y que en boca se presenta amplio, con volumen, estructurado y con un perfecto equilibrio en acidez y sensaciones dulces”, ha explicado Martínez, que ha señalado que el vino siempre es emoción y en este caso es “ilusión y trabajo”.

Durante su presentación en sociedad, el enólogo ha recordado que no hace tantos años variedades como la cariñena “estaban denostadas y fueron relegadas por la llegada de otras uvas más internacionales” que provocaron un proceso de globalización muy negativo para Aragón, “porque provocó la casi desaparición de las uvas autóctonas”. Con Careñena no solo querían recuperar “lo nuestro”, sino también ofrecer al mercado ese producto “noble y con sabor” que cada vez demandan más los consumidores.

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