economía

El sector de los drones en Aragón pide que se agilicen las autorizaciones para poder despegar

La normativa permite vuelos sobre poblaciones pero las empresas se quejan de los retrasos para concederlas.

Vuelo experimental del aparato de Sesé que lleva componentes de Abrerá a Seat Martorell.
Vuelo experimental del aparato de Sesé que lleva componentes de Abrerá a Seat Martorell.
Grupo Sesé

Uno de los nuevos sectores creados gracias al avance de la tecnología sigue esperando su momento para despegar. La aparición de los drones como herramienta de trabajo en actividades que van desde la topografía a la agricultura y el sector audiovisual supuso una revolución entre 2014 y 2015, que se vio frenada en los últimos cuatro años por el retraso de la regulación sobre el uso de unos aparatos que se equiparan a los aviones y que no llegó hasta el año pasado. "Mucha gente se compró un dron porque lo veía como una oportunidad, pero esa oportunidad se fue diluyendo", explica Guillermo de Roda, presidente de la Asociación aragonesa de pilotos y operadores de drones (Dronaragón) y fundador de ACG Drone, una de las pioneras del sector. A ello se suma que, ahora que hay regulación menos restrictiva, las primeras autorizaciones de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) necesarias para estas aeronaves van más despacio de lo que esperaban las empresas.

Por ello, las empresas tienen que decir que ‘no’ a proyectos, porque los retrasos en las autorizaciones "están frenando el sector", confiesa Fernando Yuste desde Delsat, especializada en el sector audiovisual. Calcula que trabajan al 40% de lo que podrían hacer si se agilizaran los permisos. Eso no quita para que Yuste, también miembro de Dronaragón, defienda la importancia de la regulación –porque "los drones no son juguetes", recuerda– y denuncie el intrusismo y a los ‘piratas’ que se arriesgan a trabajar sin permiso. Esta semana, la policía foral de Pamplona interceptó tres drones, pilotados por estadounidenses, que sobrevolaban las fiestas de San Fermín sin autorización.

Especializarse e invertir

La asociación aragonesa cuenta con unos 25 miembros, pero que vivan solo del trabajo con drones, una media docena. "Hay gente que tiene el dron como una herramienta más, como las ingenierías y productoras de video", explica De Roda. En España hay unos 4.000 pilotos de drones registrados y 3.800 empresas, aunque reconoce que es difícil saber quién está trabajando y quién no. Para mantenerse, afirma que hay que especializarse e invertir en equipos. "No vale con comprar un aparato de 1.000 o 1.500 euros", asegura, porque luego las baterías para ocho horas de trabajo pueden superar esa inversión. Su empresa trabaja en industria y agricultura y está en el protocolo antiincendios del Ministerio de Medioambiente.

"En topografía y cartografía ya no se plantea hacer el trabajo de otra manera", reconoce Jorge Angás, director de Tecnitop. Esta es la especialidad de esta empresa, que incorporó los drones como herramienta. Coincide en que "se vendió como la profesión del futuro, pero al final la realidad es que el dron no es un fin en sí mismo, sino un medio".

De Roda, que desde abril es presidente de la Federación española del sector, tiene confianza en que la situación mejore el año que viene con la nueva normativa europea que entrará en vigor en junio. "Se facilitarán mucho los trámites", augura. "La UE se ha basado en la legislación española", afirma Isabel Buatas, directora de Expodrónica, la feria del sector que comenzó en 2015 en Zaragoza y que el año pasado se trasladó a Madrid. "El sector en España es muy innovador y muy potente", defiende, aunque coincide en que "cuesta mucho obtener permisos". La tendencia que se ha visto en la última edición, celebrada hace un par de semanas, ha sido a las "alianzas" entre empresas. Entre los retos coincide en la agilización de los permisos.

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