Comienza el gran salto adelante

Presentación del nuevo servicio 5G de Vodafone.
Presentación del nuevo servicio 5G de Vodafone.
Paco Campos / Efe

El ‘gran salto adelante’ ha comenzado. Desde el pasado sábado ya puede uno apuntarse, en quince ciudades españolas, incluida Zaragoza, a la quinta generación de telefonía móvil, el famoso 5G. Se supone que la velocidad del tráfico de datos desde nuestros móviles y tabletas y a través de internet se va a multiplicar, lo que significará una nueva transformación -quizás la definitiva- dentro de esa revolución tecnológica cuya omnipresencia es ya uno de los tópicos de nuestro tiempo. Con el simple movimiento de un dedo podremos manejar cualquier aparato. O, todavía mejor, las máquinas se gobernarán solas y nos mandarán mensajes para que sepamos que las persianas del balcón se han subido a la hora prevista y que la pescadilla que pusimos a congelar ya ha alcanzado el punto en el que se destruyen los temidos anisakis. Eso y muchas cosas más. Y, por supuesto, unas enormes posibilidades de negocio. Pero un negocio en el que los europeos, y no digamos nada los españoles, partimos con desventaja. Ya es significativo que en la instalación del aparataje necesario para las redes 5G el protagonismo, polémico, le corresponda a una empresa china, Huawei. Y, por supuesto, los teléfonos que harán tantas maravillas, serán de marcas chinas, coreanas y estadounidenses. Y quienes ya están preparados para ofrecernos a través de la red todos esos servicios que convertirán el mundo en una experiencia mágica son las gigantescas y ya consabidas corporaciones americanas: Google, Apple, Amazon, Facebook, Netflix... A los europeos se nos espera en esta fiesta únicamente como consumidores. Y, eso sí, como proveedores de datos para que nos vendan mejor todo lo que nos tengan que vender. El gran salto adelante ha comenzado, pero Europa sigue renqueando hacia atrás.

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