economía

La mayoría de la plantilla de Android vota ‘no’ al preacuerdo de convenio con la dirección

El rechazo por 209 votos frente a 157 abre un escenario de incertidumbre para esta empresa auxiliar del automóvil.

Los trabajadores de Android prestan sus servicios dentro de la factoría zaragozana de Opel
Los trabajadores de Android prestan sus servicios dentro de la factoría zaragozana de Opel
Guillermo Mestre

La convocatoria de dos huelgas (abril y junio de 2018), 14 meses de negociación y más de una docena de reuniones en el SAMA no han sido suficientes para que los trabajadores de Android aceptasen la rebaja de sus condiciones, aunque fuera inferior a la planteada inicialmente por la multinacional, que incluía la propuesta de convenio acordada este pasado jueves. En la votación que tuvo lugar este viernes, para buscar el refrendo de la misma, salieron 157 votos a favor y 209 en contra, es decir, la mayoría de los empleados de la contrata rechazó dicho preacuerdo al entender que no recogía el compromiso defendido siempre por el comité de empresa de que la condiciones laborales en su conjunto no fueran a la baja.

A lo largo de una votación marcada por momentos de tensión en la planta de Opel PSA –ya que es en el interior de la nave 31 donde los operarios de Android ensamblan las puertas y salpicadero de todos los modelos y también el chasis de los tres que pasan por la línea 1– y tras el chasco sufrido ante el resultado, la dirección de Android solo señaló que es pronto para hacer valoraciones y que es mejor dejar que todo se enfríe, pero sí advirtieron de que el escenario que se abre ahora es de incertidumbre.

"Ahora no hay plan B. Era la última propuesta que garantizaba el mantenimiento de los puestos de trabajo", advertía José Juan Arcéiz, secretario general de Fica en UGT Aragón, sindicato que cuenta con 5 delegados en el comité de empresa de la contrata, los mismos que OSTA que tiene otros cinco. "OSTA ha ganado el referéndum, tras haber hecho campaña por el ‘no’ y ahora tiene que decirnos qué camino seguir", añadió el sindicalista. "Este acuerdo de haber sido refrendado garantizaba el empleo. Ahora veremos si la compañía no iba de farol al decir que era la continuidad lo que se votaba o si, por el contrario, en diciembre de este año veremos ya otra empresa ocupando los 450 puestos de trabajo de Android", indicó Arcéiz, convencido de que "se ha negociado con Opel hasta donde se ha podido hacer y también con la dirección de la auxiliar". Ahora Android está a los pies de los caballos, recordó ya que desde Estados Unidos le pusieron como condición para renovar la contrata, que vence a final de año, la ratificación de la propuesta de convenio acordada el pasado jueves para así poder ser competitivos.

A la expectativa

Como no ha sido así finalmente habrá que ver qué sucede sin olvidar que Android también tiene otro contrato con Opel –además del que vence a finales de este año para puertas y salpicaderos– que está en vigor hasta diciembre de 2022 para colocar en la nave 21 las suspensiones del C3 Aircross y el Crossland X junto con el montaje del módulo frontal del Corsa, pieza en la que va el radiador. Si bien, conviene recordar que para el nuevo Corsa que se lanzará previsiblemente a finales de octubre, Android ya no hará parte de este trabajo porque Rhenus se ha quedado con dichas suspensiones para este modelo.

Desde OSTA este viernes rehusaron hacer valoraciones del resultado si bien un día antes ya indicaron que había rebaja de condiciones en el pago de los turnos productivos en fin de semana al descender del 1,75% al 1,50% y en la escala salarial al permitir la creación de un nuevo grupo profesional que cobraría solo el salario bruto anual de 16.872,04 euros con los mismos incrementos del Metal "para atender nuevos negocios que puedan surgir con el cliente tras la suscripción del presente convenio".

Sin embargo desde UGT, Arcézi se mostró crítico con lo sucedido: "A ver si por no querer perder 20 euros por trabajar en sábado, algunos se quedan sin trabajo", avisó. Asimismo, el responsable de FICA en UGT Aragón aseguró estar muy preocupado por todos los trabajadores que han votado que sí, ya que a su pesar, "hay una vuelta a la incertidumbre y conociendo a las multinacionales, lo más probable es que no acabe bien".

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