laboral

La cara y la cruz de trabajar en China

David Ostáriz, ingeniero zaragozano de 28 años, cuenta en la Eupla sus experiencias en Shanghái.

David Ostáriz durante una de sus charlas a alumnos en La Almunia de doña Godina.
David Ostáriz durante una de sus charlas a alumnos en La Almunia de doña Godina.
Eupla

Mientras hacía unas prácticas en Madrid le surgió la oportunidad de trabajar en una empresa española en China y la aprovechó. David Ostáriz, ingeniero zaragozano de 28 años, lleva casi dos en Shanghái trabajando en la delegación del grupo de empresas español CPV Global dedicado a la edificación.

Ha pasado unos días en Zaragoza por motivos personales y la semana pasada dio dos charlas en la Escuela Universitaria Politécnica de La Almunia (Eupla) en la que se graduó hace tres años para aconsejar a quienes se planteen dar el salto al gigante asiático. “China es un buen destino pero he querido desmitificar y contarles la realidad de cómo es”, ha afirmado este lunes, antes de coger el vuelo de vuelta a Shangài.

"Dejas muchas cosas atrás y hay que adaptarse a su cultura de trabajo"

“Con el nivel de preparación que alcanzan aquí los alumnos, pueden afrontar los retos profesionales que les surjan en el exterior, porque en capacidades técnicas, de esta Escuela se sale perfectamente formado”, les ha animado durante su visita. También les ha dicho que allí se valora la “creatividad y capacidad de improvisación” de los españoles.

Pero ha reconocido que hay que ir preparado para el cambio cultural y la distancia. “Dejas muchas cosas atrás y hay que adaptarse a su cultura de trabajo”, ha afirmado. No se trata del dicho de “trabajar como chinos”, porque al igual que en España la semana laboral es de 40 horas y el horario más habitual es de 9.00 a 18.00. Sin embargo, “tienen la cultura de quedarse a trabajar en la oficina”, incluso algunos fines de semana, para luego acumular más días de vacaciones para poder ir a visitar a sus familias.

Además, “la relación es más personal con los clientes” y cuesta ganar su confianza y “confraternizar con los compañeros”. Es necesario tener “paciencia dentro y fuera del entorno laboral”. Sobre todo, con la burocracia. El papeleo para conseguir el permiso de trabajo o hacer trámites como ir al banco confiesa que “agota”. Algunos funcionarios solo hablan chino, reconoce. Por ello, hay que hablar inglés para trabajar y relacionarse, pero también es necesario esforzarse por aprender chino. Además, la vida en una ciudad como Shanghái, con una actividad “frenética” puede ser “muy interesante” pero también a veces resulta “muy agobiante”.

Gente "muy interesante"

Reconoce que los expatriados, personas de empresas de otros países que trabajan allí, “vamos con más ventajas porque la empresa nos facilita alojamiento, dietas y vuelos para volver a casa”. Lo que más valora de su experiencia es que “a nivel profesional y personal aprendes mucho porque te encuentras con gente muy interesante, gente que va ávida de aprender”. Sin embargo, la cruz es que “la gente rota muy rápido” por lo que “cuesta establecer relaciones duraderas”. Aunque en su caso ha encontrado pareja, de nacionalidad china, lo que le ayuda a verse allí “a corto y medio plazo”, aunque “nunca se sabe”, reconoce.

Ostáriz ha sido el primer invitado por la EUPLA a las charlas de antiguos alumnos para compartir su experiencia con los estudiantes. También ha hablado en el Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas e Ingenieros Civiles (CITOPIC) de Aragón.

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