Las mujeres tienen un 30% menos de probabilidad de ser elegidas para un empleo aún con el mismo currículo

Los hombres con hijos son, a priori, los que cuentan con más ventaja en las entrevistas de trabajo, pero entre ellas se prima a las personas sin descendencia.

Imagen de la manifestación feminista del pasado 8 de marzo de 2018 en Zaragoza.
Imagen de la manifestación feminista del pasado 8 de marzo de 2018 en Zaragoza.
Aránzazu Navarro

Solo por el hecho de ser mujer es mucho más difícil acceder a un puesto de trabajo. Esto que es una especie de consigna no demostrada acaba de ser confirmado por un estudio presentado este miércoles por el Observatorio Social de La Caixa. Pese a ser solo un experimento, las evidencias son claras: existe discriminación de género a la hora de acceder a un proceso de contratación, lo que evidentemente tiene su repercusión directa en que ellas tienen menos oportunidades para obtener un empleo. Concretamente, un 30% menos que los hombres, brecha que se amplía hasta el 36% en el caso de las mujeres que tienen hijos y que se reduce hasta ser casi insignificantes para aquellas candidatas cualificadas y sin hijos.

Entonces, ¿tienen las mujeres menos oportunidades de ser contratadas? Es la pregunta que se hicieron los investigadores y, para tratar de responderla, enviaron más de 5.600 currículos ficticios de personas entre 37 y 39 años (pues por encima de la cuarentena podría existir un riesgo de discriminación por edad) a un total de 1.372 ofertas de trabajo reales para 18 tipos de ocupaciones en Madrid y en Barcelona.

Así, para cada vacante remitieron sendos currículos equivalentes, con características prácticamente iguales en todo salvo en una cosa: uno correspondía a un varón y otro a una mujer. Es decir, la diferencia fundamental es que uno se llamaba Mario y otro María. Sin embargo, los Marios fueron citados para realizar entrevistas de trabajo en mayor proporción (un 10,9%) que las mujeres (7,7%). De esta forma, en igualdad de condiciones, la probabilidad de recibir la propuesta de una entrevista de trabajo fue el 30% menor para ellas que para ellos.

Pero el estudio no quería quedarse solo en esto y también analizó el posible efecto diferencial de tener hijos en hombres y mujeres, lo que ha sido muy revelador. Para ellos supone un 'plus', mientras que para ellas es una penalización. En concreto, las mujeres con hijos tienen una probabilidad un 35,9% inferior a recibir una llamada de teléfono para acceder a un proceso de selección que los hombres con descendencia. Sin embargo, para ellos esto funciona completamente diferente y la paternidad supone un premio: los candidatos varones con hijos son una prioridad.

La discriminación no se da solo en el número de llamadas, sino también en el orden de preferencia. ¿A quién se llama primero? A los hombres, y entre éstos, a los hombres con hijos. En cambio, las mujeres sin hijos reciben antes una llamada que las mujeres con descendencia. Así, las madres tienen un 47% menos de probabilidad de ser telefoneadas antes que los hombres; es decir, prácticamente la mitad, por lo que tendrían que enviar el doble de currículos para que las eligieran. De hecho, en muchos casos, una vez que el hombre rechazaba el puesto alegando que ya había encontrado otro empleo (los teléfonos eran atendidos por estudiantes), inmediatamente llamaban a la mujer cuyo currículum hacía pareja.

A más preparación, menor discriminación

A pesar de las diferencias de género, los autores señalan que la discriminación de las mujeres no desaparece, pero sí se reduce cuando los candidatos están mejor preparados para el puesto de lo que se pide en la oferta. Es decir, la penalización es menor si, además de lo requerido, los aspirantes tienen conocimiento de un idioma adicional y más experiencia laboral.

Los autores concluyen que los sesgos de género en los procesos de contratación estarían basados en estereotipos sobre la productividad, más que en prejuicios. Los empleadores varían sus respuestas cuando las mujeres tienen más competencias que otros candidatos similares, como por ejemplo idiomas, sólida carrera laboral o experiencia en tareas de supervisión. De hecho, los datos sugieren una práctica ausencia de discriminación en mujeres sin hijos altamente cualificadas.

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