Heraldo del Campo

Cavas nuevos para el nuevo año

El cava aragonés sigue triunfando en el mercado y no por los problemas de otros productores, sino por una calidad cada vez más conocida y reconocida y una innovación constante que se plasma en su nuevas ofertas.

Cuatro bodegas aragonesas situadas en Cariñena, Calatayud y Ainzón están integradas en la Denominación de Origen Cava.
Cuatro bodegas aragonesas situadas en Cariñena, Calatayud y Ainzón están integradas en la Denominación de Origen Cava.
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Los productores de cava aragoneses ya no miran hacia la comunidad vecina (ni a su situación política), principal productora de este espumoso, para explicar el devenir de sus ventas. Tienen sus propias razones para justificar el avance que estos caldos han cosechado en el mercado, donde se han coronado con elevados puntuaciones y galardones, y en el que no han dejado de crecer. Y ahí siguen. Las previsiones para este año apuntan a más de 1,2 millones de botellas, más del doble que hace apenas una década.

El secreto de su éxito se llama «calidad». Porque como insisten los bodegueros aragoneses acogidos a la Denominación de Origen Cava, la puerta que les abrió el boicot al cava catalán -primero por unas declaraciones del entonces secretario general de ERC, Josep Lluís Rovira, contra la candidatura olímpica de Madrid y después por el desafío independentista- se hubiera cerrado de un portazo si los consumidores no hubieran descubierto cualidades en el producto aragonés.

Sus números también tienen mucho que ver también con el incremento de producción, con la inversión en nuevas y más modernas instalaciones y con una constante innovación que no deja sorprender especialmente a los paladares españoles, donde el cava aragonés ha conseguido sus mayores triunfos y un incremento notable de cuota de mercado.

Así, las bodegas aragonesas no solo llegan a este final de año con un desbordante número de pedidos, sino que ademas han ampliado su oferta con nuevos cavas elegantes, sorprendentes o atrevidos, que combinan con hielo o a los que se pueden añadir frutas.

Bodegas Langa, principal productor de cava de Aragón, comenzará el próximo año con unas nueva nave de casi 2.000 metros cuadrados, que se añade a las instalaciones que la empresa familiar centenaria tiene en el paraje Marivella, situado en la localidad zaragozana de Calatayud. Con esta nueva zona de embotellado y almacenaje podrá responder a una demanda que no ha dejado de crecer en los últimos años y ha dejado pequeña una producción de 500.000 botellas. Una respuesta que irá dando «paso a paso, pero con firmeza, paulatinamente, porque no queremos una producción desbordante que pueda darnos problemas», señala César Langa, que junto con su hermano Juan conforman la quinta generación que lidera esta bodega integrada en el D. O. Calatayud y la D. O. Cava.

Y es que las nuevas instalaciones, que aumentan un 30% el ‘stockaje’, disponen de una línea que duplica la capacidad de embotellado por hora por lo que en el próximo tiraje (el de esta vendimia), que estará disponible en el próximo año, habrá ya un aumento de producción. La bodega tiene como objetivo superar en los próximos años el millón de botellas.

Las joyas de la corona

Pero mientras eso llega, Bodegas Langa sigue dando razones al mercado para demostrar que su proyecto no es flor de un día -llevan medio siglo produciendo espumosos- y que su avance (como el del resto de los cavas aragoneses) no se los debe a la situación política de la principal comunidad productora ni a ningún supuesto boicot al producto catalán. «Si no hubiera sido por nuestra calidad cualquier puerta que se hubiera abierto por esas circunstancias nos hubiera dado en las narices al año siguiente», dice. Porque ahí están. Y subiendo. Además, estas navidades la bodega bilbilitana llega al mercado con nuevas propuestas. Su emblemática y galardonada marca ‘Reyes de Aragón’ se ha renovado y se ha hecho más grande. Para presentarla en sociedad, Bodegas Langa eligió el emblemático monasterio de Sijena (Huesca), uno de los cenobios íntimamente ligados a la historia de la Corona de Aragón, donde junto a sus ya consolidados y galardonados El Monje Brut Nature y El Casto Brut Reserva, salieron a escena sus tres nuevos cavas. Son el Gran Reserva Brut Nature (con una crianza de 3 meses en barrica y una posterior en botellas de más de 40 meses), el Reserva Brut Nature (madurado también en barrica y con una crianza más corta sobre lías) y un innovador Ice Reina Petronila, un nuevo cava 95% macabeo y 5% chardonnay, pensado especialmente para tomar en copa de balón con cubitos de hielo e incluso añadiendo trocitos de frutas. «Hemos sido pioneros en Aragón en este tipo de espumoso», explica César Langa, que reconoce que para su elaboración ha pensado esencialmente en los ‘millennials’, «que son muy atrevidos y tienen muchas ganas de probar cosas nuevas», pero también en los jóvenes, «para acercarlos a este tipo de productos» y, en definitiva, en todos aquellos que prefieren beber vino «pero no quieren sentirse bichos raros si los demás toman combinados», matiza.

Con sus nuevos cavas, Langa ha puesto en el mercado este año unas 500.000 botellas, una cantidad similar a la de años anteriores. Y no porque el consumidor no esté dispuesto a adquirir más, sino porque con las instalaciones actuales «estábamos muy limitados». Langa explica que la denominación impone unas limitaciones que no existen, por ejemplo, en el vino, donde en momentos punta o con necesidades de ampliar la producción se puede adquirir producción de otras empresas. «En el cava no se puede hacer eso y en todo caso en momento muy puntuales puedes recurrir a esta fórmula pero de forma muy limitada», matiza.

Eso sí, aunque esta bodega bilbilitana no ha podido crecer en volumen, sí lo ha hecho en valor. Un logro del que están más que satisfechos si se tiene en cuenta «que esto es muy complicado porque este es un mercado muy competitivo», dice Langa, que asegura con orgullo que «eso significa que nuestros cavas están muy bien valorados». Prueba de ello es que «se va equilibrando la balanza entre el mercado nacional, al que ya se casi se destina el 50% de la producción de cava, y el internacional», destaca. Y reconoce que la presencia de su producción en los lineales de tres grandes cadenas de distribución ha favorecido su penetración en el consumo doméstico. En hostelería «el trabajo es mucho más lento y costoso», asegura.

Hasta el millón de botellas

Cariñena también es tierra de cava, porque ese nombre solo pueden utilizarlo aquellas producciones que se realizan en las localizaciones autorizadas por la denominación de origen, como es el caso de este municipio zaragozano. Allí, el Grupo San Valero produce cava desde comienzos de los 80. Ahí dispone de una bodega destinada exclusivamente a la producción y comercialización de este espumoso. Su conocida y reconocida marca Gran Ducay (blanco, rosado y reserva) se amplió en 2016 con el lanzamiento de un «innovador y exclusivo» cava integrado en su línea Particular denominado Garnacha Blanc de Noirs, un espumoso blanco que se elabora con garnacha tinta, único en Aragón.

En total, Bodegas San Valero (BSV) ha comercializado este año 380.000 botellas, 100.000 más que en la pasada campaña. «Nuestros cavas gustan mucho y tienen una fuerte demanda», señala Javier Domeque, director de Marketing de BSV, que coincide en señalar que puede que en algún momento el boicot al cava catalán influyera en las ventas, «pero es la calidad de nuestros productos la que nos está haciendo crecer». Su principal mercado es el nacional, en el que se comercializa entre el 75% y el 80% de sus espumosos.

Si el presente del grupo San Valero es optimista, el futuro se prevé todavía más prometedor, con nuevos lanzamientos y un notable crecimiento en producción. Será el próximo año cuando llegue al mercado su nuevo Particular Blanc de Noirs Reserva, «para el que tenemos una expectativas muy altas», destaca Domeque. Y llegará también en 2019 la puesta en marcha de una nueva línea que permitirá alcanzar el millón de botellas de cava, «lo que nos situará como la principal productora de Aragón», dice el director de Marketing. Un futuro que pasa por Tierra de Cubas, la bodega que este grupo cooperativo cariñenense, el principal productor de vino base para cava (4,5 millones de litros) adquirió en 2016 para «redoblar» su apuesta por la producción y comercialización de vinos de autor y cava e impulsar el enoturismo.

Fruto de un «buen trabajo»

Hasta Ainzón, en Campo de Borja, hay que viajar para encontrar las otras dos bodegas aragonesas integradas en la Denominación de Origen Cava. Allí, desde 1962 lo produce Bodegas Bordejé, mientras que el grupo Ruberte se estrenó en 2016 tras adquirir Monasterio de Veruela, unas instalaciones fundadas en 1986 (entonces con el nombre de Caytusa), que disponen de cerca de 600 metros cuadrados de bodegas subterráneas con capacidad para unas 300.000 botellas.

Ruberte se estrenó en 2016 en el mercado con un brut nature que llegó a los consumidores bajo la marca Camino del Moncayo. Y desde entonces no ha dejado de innovar, de crecer y de prepararse para un futuro que se abre con «grandes expectativas», señala la enóloga Susana Ruberte, que lidera la bodega junto con sus hijas Ana y Alicia Salvador.

En la pasada campaña, el grupo Ruberte incrementaba su oferta con un brut nature reserva que salió al mercado con el nombre de Monasterio de Veruela. Y para estas navidades, esta bodega de Ainzón responde a las demandas de los consumidores con otro Monasterio de Veruela, en esta ocasión un brut nature de nueve meses de crianza en botella. «El mercado nos reclamaba un Monasterio de Veruela joven porque es lo que conoce, por eso hemos decidido hacer este cava destinado especialmente a la restauración y las tiendas especializadas», explica Ruberte, que asegura que este nuevo espumoso es el resultado y la demostración «del buen trabajo realizado» en un año en el augura «una buena campaña».

Ruberte explica que «tenemos 100.000 botellas almacenadas en bodega», pero detalla que sus previsiones apuntan a la comercialización de 25.000 de cava joven y entre 15.000 y 20.000 de reserva. El resto lo irán reservando para ir elaborando reserva y un gran reserva (de 5, 8 y 10 años) que tienen previsto lanzar en el futuro.

Porque las expectativas «son buenas» para este grupo bodeguero, cuyo cava se vende fundamentalmente en el mercado nacional, y especialmente en el aragonés, aunque no olvidan para este producto su clara vocación exportadora. Y son buenas, insiste Susana Ruberte, porque su apuesta se fundamenta en la calidad. «No vamos a competir en volumen ni en bajos precios, ni vamos a hacer cavas dulces ni semisecos», apunta la enóloga y responsable del grupo, que destaca que «estamos notando una evolución y el cava cada vez se consume más fuera de las fiestas navideñas. De hecho nuestras ventas han crecido de forma sostenida durante todo el año», concluye.

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