La huelga a la japonesa... ¿mito o realidad?

A pesar de que es una leyenda muy extendida, los trabajadores nipones protestaban igual que en el resto del mundo.

Foto de archivo de una huelga general en Aragón
Foto de archivo de una huelga general en Aragón
GUILLERMO MESTRE

La huelga a la japonesa, donde los empleados trabajan el doble de horas para aumentar la producción y de este modo no poder vender el producto fabricado, aumentar los gastos de almacenamiento y aun así mantener el sueldo, es un mito. La realidad es que los trabajadores japoneses que deciden protestar por su situación laboral casi siempre lo han hecho igual que en los países occidentales, aunque a día de hoy, la duración de sus protestas es de unas horas o, como mucho, de un día.

El origen del mito se encuentra en los años 40 del siglo pasado, en el propio país asiático. Toyota había dejado de regirse bajo encargos directos de los clientes, y aumentó su producción considerablemente. Al hacerlo de una manera tan desmedida, no pudieron vender muchos elementos de su inventario, en los que ya habían perdido dinero para producirlos. Esto provocó que, poco tiempo después de acabarse la guerra, se realizasen despidos multitudinarios ante el pánico de que la compañía quebrase. Por ello, los trabajadores decidieron ir a la huelga tal como la conocemos, aunque durante un largo periodo de tiempo.

En España y en muchos países de América Latina, se hizo una nueva interpretación de los hechos y, finalmente, se extendió el mito de la huelga a la japonesa, que nunca existió. Y es que, en el propio país asiático, comenzaron a darse desde esa fecha varias huelgas que nada tienen que ver con la leyenda. En la mina de carbón Miike, durante los años 1959 y 1960, se produjo una huelga indefinida con serios enfrentamientos. La empresa iba a despedir a miles de trabajadores y se convocaron paros generales. Sin embargo, algunos decidieron ir a su puesto de trabajo, lo que les ocasionó varios problemas con los piquetes. Durante su duración, hubo casi 2.000 heridos.

Lo que sí se ha producido en otras ocasiones son las huelgas de celo, en la que los trabajadores aplican de forma muy estricta las normativas de seguridad e higiene de la empresa y termina generando pérdidas. Además del valor económico, la compañía puede verse en problemas legales, porque si disminuye la producción aplicando las normativas, anteriormente no se estaban cumpliendo con asiduidad.

Propuestas de huelgas a la japonesa

A pesar de que desde UGT confirman que es un tipo de huelga que no está regulado, en España sí que se han realizado algunas propuestas de huelga a la japonesa. Sin embargo, no se han llevado a cabo como tal. Por ejemplo, el pasado martes Uber y Cabify ofrecieron gratis sus servicios de 10 de la mañana a 10 de la noche y se denominó como una huelga de este tipo, cuando no tiene nada que ver. En este mismo sentido, los trabajadores de Delphi en Cádiz, en febrero de 2007, también propusieron una huelga a la japonesa que no era tal. Ante el cierre de su fábrica, se les ocurrió ir todos los días, incluidos fines de semana, para que no se pudiese llevar a cabo el definitivo cierre de puertas, algo que también dista del mito. Incluso, los joyeros en noviembre de 1983, abrieron sus puertas en sábado, algo que nunca sucedía, para lograr visibilidad en una protesta contra la inseguridad tras dos joyeros asesinados.

En este momento, según los sindicatos, los únicos tipos de huelga que están reguladas son las indefinidas y las parciales. Las indefinidas, como su propio nombre indica, se convocan pero no se conoce cuándo se van a desconvocar, y los paros parciales consisten en cesar la producción un determinado número de horas.

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