España es el país número 22 del mundo en riqueza. Este puesto es uno más bajo que el anterior, que ostentaba el 21º. La nación ha caído un puesto en la lista con respecto a 2016, elaborada como todos los años por Allianz. Según el mismo informe, el activo financiero neto per cápita es de 29.740 euros, por lo que Corea del Norte ha tomado la delantera.

Sin embargo, no es una noticia del todo negativa ya que, a pesar de la bajada de un puesto, los activos y recursos financieros netos crecieron casi un 4% con respecto al año anterior, cuyo incremento fue del 3,5%. Además la deuda ha caído un 0,2%, por lo que ya son siete años desde que empezó a bajar en 2010. La consecuencia directa de esta situación es un descenso de la deuda en las familias hasta el 66,1%.

El comportamiento de los hogares en España no es malo. Su rendimiento medio real es del 4,4%, mientras que en Alemania o Austria es del 2% y del 1% respectivamente. Los ciudadanos españoles procedieron a retirar dinero de los depósitos bancarios, que experimentaron una pérdida de poder adquisitivo de 325 euros per cápita, con el fin de invertirlo en los mercados de capital, lo que impulsó el rendimiento de esos activos financieros un 2,9%, casi un punto más que en 2016. Por el contrario, la inflación también constituyó un valor fundamental en 2017. Y es que, el incremento de los precios provocó que el rendimiento real cayese por debajo del 1% por primera vez en cinco años.

Preocupación general

A pesar de que hace un año había perdido el primer puesto del ranking, Suiza ha vuelto a recuperarse y vuelve a liderar la tabla. Los activos financieros aumentaron un 6,7% casi hasta 174.000 euros per cápita. Por detrás de este país se encuentra Estados Unidos, donde crecieron casi un 9% hasta más de 168.000 euros per cápita. Además, a nivel europeo, prácticamente todos los países presentaron mejoras con respecto a otros años anteriores.

A pesar de ello, Michael Heise, director financiero de la firma, ha anticipado el fin de la política expansiva y se ha mostrado preocupado. “Lo bueno ya pasó, las señales son ya preocupantes: los tipos de interés crecientes, los conflictos comerciales y las políticas cada vez más populistas provocan tensiones y turbulencias; el primer mes de este año ya dio un amargo anticipo", ha señalado.