El laboratorio aragonés de la energía limpia

El Circe cumple 25 años apostando por una industria más sostenible. En la última década ha conseguido que más del 60% de su fondos vengan de Europa y se usen para ganar en eficiencia y avanzar hacia la Industria 4.0

Pruebas de la eficiencia de un miniaerogenerador en la ciudad.
Pruebas de la eficiencia de un miniaerogenerador en la ciudad.
Circe

Cargadores eléctricos sin enchufe, nuevos plásticos biodegradables (proyecto Circ-Pack) o industrias más inteligentes son algunos de los campos en los que trabaja Circe, centro tecnológico de referencia en Aragón, que emplea a 150 investigadores y que celebra este año su 25 aniversario.

Un cuarto de siglo en el que ha conseguido un retorno de 100 millones para las empresas y el desarrollo de Aragón y España. «Ahora mismo más de un 60% de nuestra actividad es internacional, sobre todo con fondos europeos a través del programa Horizon 2020 y el resto, un 35% son contratos privados con empresas u organismos públicos. Tenemos proyectos con compañías de Aragón y de Madrid y País Vasco en lo que es distribución de electricidad y eficiencia energética», explica Enrique Morgades Prat, jefe de Desarrollo de Mercado y Comunicación de Circe.

En 1993 nació Circe, recuerda su director general, Andrés Llombart. «Lo impulsaron dos personas claves: Antonio Valero Capilla, que venía realizando trabajos de mejora de la eficiencia energética de la central térmica de Andorra (Teruel), y Mariano Sanz Badía, que colaboraba entonces con ERZ, hoy Endesa, en subestaciones eléctricas, aunque también era especialista en electrónica de potencia, algo que sería clave para la participación después de Circe en la revolución de las renovables». Ellos, dice Llombart, fueron el germen del centro de investigación en energía, sobre todo sostenible, que es el Circe».

Su director general destaca que hubo un punto de inflexión, de 2006 a 2010. «En esos años multiplicamos por cinco nuestro volumen, pasando de 1,2 millones para investigar a 6 millones. Fue entonces, con el programa Cenit, cuando se reforzó toda la parte final de la transferencia: «Hasta entonces no estaba tan potenciado ni en España ni en Europa que los resultados de la investigación terminaran en las empresas». Desde entonces, cuando Circe apostó fuertemente por la internacionalización, está volcado en atender las demandas de la industria y el sistema energético.

Sin embargo, pese a «no estar descontento con el volumen de transferencia de resultados, es un claro aspecto a mejorar», dice Llombart. Para ello hay que romper dos barreras: «las empresas que están habituadas a hacer las cosas de una determinada forma y no se plantean mejoras», y «ser capaz de evaluar en cuánto tiempo amortizar la investigación».

No obstante, «es mucho lo que se ha conseguido hasta ahora», asegura Elena Calvo, directora de Gestión de innovación en Circe: «Nuestro principal acierto en los últimos años ha sido saber entender muy bien lo que querían las empresas y lo que quería Europa. Hemos logrado proyectos muy difíciles de conseguir. La UE te los financia bien y te orienta la investigación para que sea aplicable». Así, en el caso de una movilidad más sostenible, cita el ejemplo del sistemas de carga para vehículo eléctrico que funciona desde 2015 en un punto de la carretera de Logroño y que desarrolló el Circe en colaboración con Urbener, Zoilo Ríos y Pronimetal.

«Se trata de una instalación única ya que combina generación renovable gracias a unos paneles fotovoltaicos en el techo, un sistema de almacenamiento de energía y tres sistemas de carga de lenta a rápida». Junto con la movilidad, Elena Calvo destaca otras líneas en las que trabajan como la de biomasa. «En colaboración con los agricultores estamos viendo cómo gestionar la poda y que no quemen los rastrojos sino que sean económicamente rentables para generar biomasa optimizando los procesos de secado, recogida, pretratamiento y valorización energética», señala.

La investigadora del Circe alude a otros proyectos como Bamboo, con una financiación de 11 millones y 19 socios europeos dirigido a mejorar la eficiencia energética de industrias intensivas como la petroquímica, papelera, del acero y de los minerales consiguiendo ahorros a través de la recuperación de calor, flexibilidad eléctrica y valorización de flujos de vapor. Bamboo toma el testigo del proyecto Top-Ref, terminado en 2017, en el que participó la aragonesa Fertinagro o la planta de Dow Chemical Ibérica en Tarragona, entre otras.

Asimismo, está en desarrollo el proyecto Polynspire con 8 millones de financiación y 22 socios que busca soluciones sostenibles para ahorrar energía en los procesos de reciclado de plásticos. «Se fundamenta en el reciclado químico y mecánico para conseguir hasta un 34% de reducción del uso de recursos fósiles para las poliamidas y del 32% para el poliuretano», explica la directora de Gestión de innovación del Circe. «A la Comisión Europea le interesa ver que las empresas realmente se están beneficiando de la investigación y que consiguen mayor competitividad», destaca la investigadora, que precisa que el Circe no sería lo mismo sin Bruselas: «Circe maneja un presupuesto de unos 8 millones y algo más de la mitad, unos 4,5, vienen del Horizon 2020».

El director general del Circe, Andrés Llombart, recuerda que «en ese ir a Europa y aprender a captar esos fondos hemos acompañado a las empresas que nos venían contratando o se han querido sumar como socios en los proyectos». Para Morgades, avanzar en Industria 4. 0 es esencial. «Cualquier empresa que no apueste por digitalizarse y automatizarse al máximo posible va a tener más difícil poder sobrevivir», advierte. «En Circe estamos para ayudarlas», añade. A Forestalia, por ejemplo, le están haciendo el estudio de emplazamientos de parques eólicos en toda España y a Veralia le han desarrollado un nuevo sistema de visualización por cámaras ultravioleta para mejorar la eficiencia de sus hornos de fundición para el vidrio de forma que no gasten más combustible del necesario.

Entrevista a Andrés Llombart, director del Circe

¿El Circe se nutre de recursos propios para hacer investigación?

En realidad, los únicos fondos no competitivos que ha tenido Circe a lo largo de su historia han sido las aportaciones de los patronos, puntuales en el momento de la constitución, pero Circe se autosostiene año tras año. Todos los fondos que tenemos son o por contratos privados con empresas u organismos públicos, cuando sale una licitación, o en fondos públicos competitivos, que son todas las convocatorias de investigación regionales, nacionales o europeas. De hecho, el mayor origen de nuestros fondos ahora es la Comisión Europea, el principal mercado de investigación y el que tiene más prestigio.

¿Trabajan más para fuera que para Aragón?

En los orígenes de Circe no, pero sí en estos momentos. Al final las empresas que pueden invertir en I+D en el sector energético no son las pequeñas. Y en Aragón no hay mucha gran empresa. Dicho esto, es cierto que últimamente está habiendo cambios y trabajamos cada vez más para empresas aragonesas.

Tiene mucho que ver, imagino, la irrupción de las renovables.

Sí, en Aragón trabajamos en las renovables, en eólica y fotovoltaica. Habrá que ver cómo evoluciona toda la red eléctrica porque eso hay que evacuarlo y conectarlo con el resto de España, pero estamos evolucionando. Aragón va a tener su cuota de crecimiento y habrá que estar atentos para que, también en empleo, sea lo mayor posible. Ademas, trabajamos en temas logísticos para biomasa y en el análisis del rendimiento de toda la parte de fertilizantes para una gran empresa, Fertinagro.

Qué urge más de cara a un consumo energético sostenible ?

Esa es la pregunta del millón. La parte de energías renovables está clara y está unida también a todo lo que es la eficiencia industrial, la economía circular, la electrificación del transporte y toda la parte de redes eléctricas que al final es el mercado común y el que te garantiza el intercambio de energía.

¿Qué retos se marca en la gestión del Circe?

Querría mejorar la transferencia de resultados. Lo que quiero es un Circe en el que podamos decir con orgullo que por cada euro que estamos consiguiendo de un programa público estamos transfiriendo dos a la industria.

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