Tecnología para no perder... la ropa

La pérdida de prendas de los usuarios de una residencia es una de las quejas más repetidas por los familiares y sobre la que ha trabajado la empresa aragonesa Ibernex para desarrollar un sistema de control de lavanderías que permita saber en todo momento dónde está un camisa o un vestido. Para identificar la ropa se le cose un ‘tag’, una pequeña etiqueta adhesiva que permite la lectura de la prenda. Se puede leer con un lector portátil como el que usan las grandes superficies para escanear los códigos de barras. Incluso es posible saber «si en un armario la que hay es toda de ese residente», explica Tomás Prieto, director general de la compañía del grupo Pikolin. El sistema está dirigido a lavanderías industriales, a las que les permite obtener informes personalizados con el número de lavados, búsquedas y lecturas masivas automáticas, entre otros servicios.

La compañía aragonesa está especializada en el área de la comunicación sociosanitaria. Desde la teleasistencia básica de sus orígenes en 2009 ha ido evolucionando a otros productos más avanzados. «Estamos viendo que la tecnología está llamando a la puerta de nuestro sector». Prieto, que está al frente de la empresa desde 2016, momento en que la firma inició una nueva etapa, explica que son «desarrolladores de soluciones a medida para el sector sociosanitario, de seguridad» y ahora cuentan con una división nueva para edificios de alta ocupación. Sus clientes son las compañías mayoristas del sector, que venden estos productos. Ellos se dedican a la investigación, desarrollo y fabricación. Forman parte del cluster aragonés de salud Arahealth.

Control de personas

Entre sus sistemas de control también cuentan con uno dirigido a personas. «El mercado va cada vez más a la precisión en la localización de dónde están las personas, el control remoto de las constantes vitales y desarrollo de métodos predictivos», apunta. Por ello, comercializan un equipo que avisa cuando una persona «sale de un determinado perímetro del que no debe salir». Para ello se puede utilizar una pulsera o una antena en el techo. «Si atraviesa una puerta, salta una alarma a la central. Se puede ver en el plano la puerta que está dando la señal y quién es la persona que está ahí», pone como ejemplo.

Sus productos van dirigidos especialmente a residencias y hospitales, pero también a edificios de alta ocupación en general. «Los hospitales van a tener que apostar por la tecnología orientada a servicios asistenciales», asegura. Sistemas que faciliten el seguimiento de pacientes en el domicilio. «Se ha detectado que las recuperaciones en los entornos familiares, en casa, son mucho más rápidas», afirma. También considera que estas soluciones son más necesarias en una comunidad como Aragón, con una población envejecida y dispersa en un territorio extenso.

En sus instalaciones también se han desarrollado sistemas para la comunicación entre el paciente y el personal de enfermería, como los que se instalan en las habitaciones de los hospitales. Para ello tienen una aplicación móvil que permite el control del servicio y con los datos se pueden preparar informes a medida para los residentes y los trabajadores.

La compañía tiene una plantilla de 20 personas y acuerdos con ‘partners’ por los que colabora otra veintena de profesionales. Han cerrado el primer ejercicio del plan estratégico (2017-2019) con un incremento de la facturación del 30% hasta 1,7 millones de euros. Prieto espera mantener este ritmo y lograr el objetivo de duplicar la empresa en facturación. Para ello, mantiene la apuesta por el extranjero, de donde viene el 40% de sus ingresos. Entre sus destinos figura Sudamérica y Sudáfrica. Además de ganar cuota en el exterior –espera conseguir que «más de la mitad venga de fuera»– quiere mantener la cifra del mercado nacional. Lleva más de 600 instalaciones puestas en marcha, 500 en España.