Opel basa su regreso a la rentabilidad en la reducción de sus plataformas y motores

Los vientos de cambio en Opel tras la integración de esta compañía en el grupo francés PSA ya se están notando. «Hemos hecho mucho en muy poco tiempo», aseguró el pasado martes en Rüsselsheim (Alemania), sede central de la marca del rayo, Michael Lohscheller, presidente y consejero delegado. Más lejos fue Christian Müller, director general de Ingeniería, que dejó claro que la pertenencia de Opel a General Motors queda ya muy lejos menos de un año después de la compra por la multinacional que preside Carlos Tavares: «No solo estamos más cerca de París que de Detroit. Estamos más integrados ahora en nuestra matriz».

Las declaraciones de Lohscheller y Müller se produjeron en la segunda de las jornadas ‘Tech Day’ organizadas por Opel en su sede para dar cuenta de la nueva orientación de la compañía tras la puesta en marcha del plan de reestructuración ‘PACE!’, orquestado con PSA para que la ahora filial alemana del grupo francés abandone (en 2020) dos décadas de pérdidas. Un plan que, tal y como destacaron en Rüsselsheim los directivos de Opel, se basará en gran parte en una importante reducción de la utilización de las plataformas de los vehículos y de las familias de motores.

El primer ejemplo de lo que se conseguirá ya está cuantificado y acabará teniendo sello aragonés. La próxima generación del Corsa, que saldrá en serie de la planta de Figueruelas desde finales de 2019, costará un 50% menos que la que aún se ensambla hoy en la fábrica zaragozana, basada en arquitectura de GM, según señaló Lohscheller. La versión eléctrica del utilitario, que Zaragoza producirá en la misma línea desde 2020 (las baterías no restarán espacio al habitáculo del interior del vehículo) se hará utilizando la misma plataforma, que incluye el piso, el chasis, el sistema de propulsión y elementos eléctricos y electrónicos de la arquitectura del coche y representa el 60% del total de sus costes materiales.

Opel hizo un repaso a su reciente pasado para demostrar la magnitud del cambio en su estrategia de fabricación que está dando de la mano de PSA. De la utilización de 9 plataformas para producir 13 modelos distintos, como hacía con GM, la compañía pasará a emplear solo dos, ahora con la arquitectura de PSA. En cuanto a los motores, se pasará de las 10 familias utilizadas antes a 4.

«Queremos reducir la complejidad y los costes para ganar más competitividad», apuntó Lohscheller, que precisó que el ahorro por el empleo de menos plataformas será de entre un 20% y un 50% por modelo. «Así lo haremos ahora para ser más rentables, más eléctricos y más globales», añadió, utilizando los tres grandes valores oficiales del plan ‘PACE!’, que fue presentado en noviembre pasado y que estipula un ahorro de 700 euros por coche y ajustes que se han trasladado después a los acuerdos laborales pactados en cada país. En España, el nuevo convenio incluye moderación salarial, recorte de pausas y más flexibilidad, entre otras cosas.

Gracias a su modularidad, las dos plataformas que ahora utilizará Opel (CMP y EMP2) permiten ser empleadas en modelos de diferentes tamaños y con motores tradicionales de combustión interna, híbridos eléctricos clásicos e incluso pila de combustible de hidrógeno. Al ser de PSA, serán también la base de coches de Peugeot, Citroën y DS, si bien todo lo que se añade (el otro 40% del vehículo) diferirá «para que cada marca mantenga su esencia», como insistió en señalar en Rüsselsheim el vicepresidente de Diseño de Opel, Mark Adams.

La plataforma CMP (Common Modular Platform), la del nuevo Corsa, es la que concierne a los vehículos de los segmentos B y C, mientras que sobre la EMP2 (Efficient Modular Platform), que puede ser utilizada en los segmentos C y D, van modelos como el Grandland X (que se ensamblará en la planta alemana de Eisenach y tendrá una versión híbrida enchufable) o el Combo Life.