Ercros celebra su centenario en Sabiñánigo con 30 millones de inversión para ampliar la fábrica
Fue la primera factoría y un referente industrial durante el último siglo, en el que ha afrontado el reto de adaptarse su tecnología a los requisitos que marcaba Europa
Ercros Sabiñánigo celebra este año su centenario con la ampliación de su fábrica, que ha supuesto una inversión de 30 millones de euros en los últimos cuatro años. Mucho han cambiado las cosas desde que Industrias Aragonesas se levantara en una localidad que nada tiene que ver con lo que es ahora Sabiñánigo, ya que por aquel entonces solo existía un apeadero de tren. Esta planta fue la primera que recaló en la capital serrablesa, supuso el germen a partir del cual creció la ciudad y atrajo nuevas fábricas. Ahora, tras 100 años de historia, Ercros se ha convertido en un referente, además de haber sido promotora de la vida industrial, cultural y social de Sabiñánigo.
Se ha tenido que ir adaptando a los nuevos tiempos, incorporando la tecnología más moderna, productos de gran proyección en el mercado y los procesos más innovadores. El primer producto que se fabricó fue el clorato sódico "y seguimos fabricándolo", explica Luis Gállego, director de la fábrica. Luego se han producido muchos otros productos, "y nos hemos ido adaptando al mercado en cada momento, a lo que se demandaba y a lo que era rentable". Por ello, en los últimos tiempos se han puesto en marcha unas plantas y otras se han cerrado, pero la de Sabiñánigo es una de las que se ha potenciado.
En la actualidad, además del clorato, Ercros fabrica cloro, sosa, potasa y otros productos de tipo electroquímico. Esta evolución del mercado y de la propia normativa, también les ha obligado a adaptarse a las nuevas directrices. La Directiva 2010/75/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 24 de noviembre sobre emisiones industriales, prohíbe fabricar cloro con tecnología de mercurio desde el 11 de diciembre de 2017. Los fabricantes europeos, como Ercros, han tenido que acometer un cambio de tecnología en las plantas electrolíticas en favor de la tecnología de membrana o bien cerrar sus instalaciones.
En el caso de Ercros, esta prohibición ha supuesto el cierre de dos plantas, y para compensarlo y mantener la rentabilidad, ha ampliado otras dos, una de ellas la de Sabiñánigo. Adelantándose ocho años a la fecha límite, la fábrica serrablesa acometió ya en 2009 el cambio de tecnología en su planta de electrólisis de cloro-sosa y de otra nueva de ácido clorhídrico. Pero además, este 2018 se ha puesto en marcha una nueva planta de electrólisis de cloro-sosa, se ha adaptado la de cloro-potasa para fabricar también cloro-sosa y se ha construido una nueva de ácido clorhídrico, apunta el director. Estas últimas incorporaciones se inaugurarán el próximo sábado, en un acto institucional que se celebrará con motivo del centenario.
Dentro de las últimas inversiones se incluye también la ampliación que se está llevando a cabo de la planta de tabletas para el tratamiento del agua de piscinas, que actualmente se encuentra en construcción. Su puesta en marcha está prevista para 2019. Precisamente, estas tabletas se presentan como uno de los productos más relevantes de Ercros en Sabiñánigo, ya que son los primeros de Europa. "Es un producto en el que estamos incorporando muchas innovaciones, somos pioneros en conseguir este tipo de tabletas sin ácido bórico, un producto sobre el que se está hablando en la Unión Europea de si en el futuro se va a prohibir o restringir", explica Teresa Conesa, secretaria general de Ercros. Pueden incorporar repelente de insectos o fragancias.
En conjunto, las actuaciones llevadas a cabo entre 2016 y 2019 aumentarán la capacidad de producción en un 17% y habrán supuesto una inversión de 30,3 millones de euros. Este importe se suma a los 30 millones de euros invertidos en la capital serrablesa en la última década. También han supuesto un incremento de la plantilla, que actualmente cuenta con 210 personas.
También ha mantenido a lo largo de su historia una fuerte actividad en materia de innovación, con el registro de 11 patentes propias. En la actualidad, las líneas de trabajo se centran en la mejora de productos actuales para dotarlos de mayor valor añadido y de los procesos de producción para reducir el impacto medioambiental.
