Cada trabajador falta a su puesto tres días al año de forma injustificada

La tasa de absentismo laboral ha subido ocho décimas desde 2013 llegando hasta el 4,8% en 2016, según Adecco.

De profesión, ‘bajista’, algo que no hace referencia a un músico sino a aquella persona que usa todas las estrategias habidas y por haber para no ir al trabajo. Pero, eso sí, cobrando. Que le pregunten si no a ese funcionario de la Diputación de Alicante que fue noticia hace poco por estar prácticamente 15 años sin aparecer por el centro psiquiátrico en el que trabajaba. Ante informaciones como esta, los empresarios defienden tratar en el ámbito de la negociación colectiva que acaba de comenzar un absentismo laboral que va ‘in crescendo’ conforme crece la recuperación económica, a fin de ligarlo de alguna manera a los incrementos salariales. En este sentido Ford propuso a los sindicatos un alza del 5% en tres años, pero casi la mitad condicionada a que se cumpla en la fábrica el ratio del absentismo, algo que rechazaron UGT y CC OO.

Eso sí, aunque hagan mucho ruido, son pocos en realidad los que no acuden a diario a su puesto, y menos todavía los que lo hacen de forma injustificada: de media no llegan a tres días al año por trabajador. Pero el equivalente al 5% de los trabajadores (algo más de 830.000) no pisó ni un solo día su oficina en 2016 por encontrarse de baja, según el VI Informe de Adecco sobre absentismo laboral. Un porcentaje que tocó mínimos en 2013, el peor año de la crisis (entonces se redujo a 661.000 trabajadores). Desde entonces ejercicio a ejercicio ha ido aumentando.

El absentismo laboral (ausencias, excluidas vacaciones y fines de semana) ha crecido casi ocho décimas desde 2013 hasta alcanzar una tasa del 4,8% en 2016, el mismo nivel de 2008. La causa principal se debe –según el citado estudio de Adecco– a las bajas por incapacidad temporal (IT), que descendieron mucho con la crisis pero en estos últimos años suben.

Resulta, al menos, curioso que España sea el segundo país más longevo (solo por detrás de Japón) y, en cambio, se sitúe a la cabeza de las economías desarrolladas (OCDE) en ausencias laborales por enfermedad. Un promedio histórico de 11 días por trabajador y año, según la organización y que engloba 1970-2013 (el último comparado). El mismo nivel que Suiza y más del doble que EE.UU.

72.000 millones de coste

Y esto, lógicamente, tiene un coste. Los procesos de incapacidad temporal por contingencias comunes supusieron para las arcas de la Seguridad Social un desembolso de más de 68.000 millones en 2016, a lo que habría que sumar otros 5.000 millones que tuvieron que pagar las empresas por el abono de los días de baja, según el informe de Adecco. Además, el coste de oportunidad en términos de la producción de los bienes y servicios que se dejaron de producir ascendió a 57.352 millones.

Pero, ¿cuál sería el absentismo fraudulento? Porque no acudir a trabajar por estar enfermo es, evidentemente, un derecho. ¿Cómo medir esas ausencias que no tienen justificación? No hay datos oficiales. Sin embargo, según varios estudios, en torno a un 35% de las bajas por IT podrían ser irregulares. Si esto es así, podría hacerse un cálculo aproximado. Según el INE, en 2016 cada trabajador faltó de media 56 horas por IT, lo que significaría que 19,6 horas podrían no haber sido necesarias. Si se le suman las 3,2 horas más que el INE califica como "tiempo que la empresa paga y pacta, pero no se trabaja, sin justificación", darían 22,8 horas. Divididas en una jornada de 8 horas, arrojaría 2,85 días al año no trabajados que podrían ser irregulares.

Javier Blasco, director de Asesoría Jurídica y Prevención de Adecco, apunta a que estas ausencias muchas veces tienen que ver con cargas familiares a las que las compañías no dan respuesta. Apunta como posibles soluciones el teletrabajo, la flexibilidad horaria o los permisos no retribuidos.

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