Llegan las rebajas

Tras los gastos extraordinarios de los hogares en las fiestas navideñas, las rebajas de invierno vienen tradicionalmente a sostener el consumo en las primeras semanas del año, lo que es positivo para el sector comercial. La regulación de las rebajas puede ser más o menos estricta, pero debe mirar ante todo por los derechos del consumidor; y mantener un equilibrio entre los diversos tipos de establecimientos comerciales

Se estima que las altas temperaturas de diciembre han dejado tiendas y almacenes cargados de existencias, una situación que, quizás por el cambio climático, empieza a no ser infrecuente. Esta circunstancia augura que las rebajas de enero ofrecerán buenas oportunidades a los compradores; y debe permitir al mismo tiempo que los comerciantes reduzcan esos ‘stocks’. Esta conjunción de intereses de tiendas y consumidores ha sido siempre el motor de las rebajas. Hasta 2012, las fechas y la duración de las mismas estuvieron estrictamente marcadas por la ley. La liberalización posterior ha generalizado los descuentos fuera de las fechas habituales, pero quizás ha introducido también una mayor incertidumbre respecto al contenido real de muchas de esas ofertas y a su calidad. Las tradicionales rebajas de comienzos del año se mantienen, si bien los representantes del comercio de proximidad consideran que la liberalización ha fracasado y piden que vuelva a establecerse un calendario oficial. La cuestión es importante, pues el sector comercial, en todas sus variantes, tiene un papel esencial en la economía y el empleo. Lo que obliga a tener en cuenta las críticas y a que las normas, junto a la defensa del consumidor, procuren que las rebajas sirvan, como es su razón de ser, para dar salida a las existencias acumuladas.