La transformación digital va dando pasos decididos en Telefónica por varios aspectos. Uno de ellos es claramente objetivo y se puede medir en números. Durante el año pasado, la operadora ingresó por vez primera más dinero por comercializar banda ancha y servicios de conectividad a internet que por servicios de acceso y voz, hasta suponer casi un 10% de su negocio (5.000 millones). "Hemos pasado de vender minutos de voz a vender gigabytes", dijo este viernes con aparente orgullo su presidente, José María Alvarez-Pallete ante una junta de accionistas que le refrendó en el cargo tras tomar el relevo presidencial de César Alierta en marzo de 2016.

El primer ejecutivo del grupo hizo ese anuncio tras destacar el crecimiento de sus principales magnitudes financieras -el último ejercicio ganó 2.369 millones de euros después de facturar 52.036 millones, mientras redujo su deuda un 1,2% para dejarla en 48.595 millones-, que según sus datos han permitido que el flujo de caja aumente por vez primera en cinco años (un 24% más), con una inversión también récord que alcanzó el 16,5% de los ingresos.

Con todo, Alvarez-Pallete no dudó en calificar 2016 de año "complejo", puesto que tuvo que tomar decisiones "difíciles" como dar marcha atrás en la venta de su filial británica O2 -aunque seguía trabajando para sacar a Bolsa una participación minoritaria de la misma-, o el frustrado estreno en el mercado de Telxius, la sociedad que concentra sus torres de telecomunicaciones, si bien terminó traspasando el 40% de ella al fondo KKR por 1.275 millones.

Otra medida que el presidente consideró complicada fue la reducción a casi la mitad de su dividendo anual, de 0,75 a 0,40 euros (un 53% menos en 2016 y otro 73% para 2017), algo que hizo en "un ejercicio de realismo" para ahorrarse "entre 1.800 y 1.900 millones" que destinara, sobre todo, a aligerar deuda. De cara a los próximos años, el reparto de ganancias seguirá siendo "sostenible".