El BCE estima un alza del IPC de dos décimas ante un aumento del crudo del 10%

Dice que los efectos de segunda ronda por el alza del crudo son ahora más limitados por las menores cláusulas de revisión salarial.

El Banco de España estima que un incremento del precio del crudo del 10% eleva el IPC general en dos décimas a los seis meses y en una décima de manera inmediata, y afirma que actualmente los llamados "efectos de segunda vuelta", que es la traslación del aumento de la inflación a precios y salarios, es actualmente más limitada dadas las menores cláusulas de revisión salarial.

En un estudio titulado 'El efecto de las fluctuaciones del precio del petróleo sobre la inflación española', la autoridad monetaria indica que un aumento del 10% del precio del crudo solo tendría un efecto inmediato en los precios de la energía, que subirían en ocho décimas y al cabo de seis meses habrían aumentado en 1,4 puntos porcentuales.

En el resto de componentes del IPC, el efecto se vería más a medio plazo, en los seis meses siguientes. Así, en los alimentos no elaborados los precios subirían 1,6 décimas tras un aumento del 10% del precio del crudo, mientras que los alimentos elaborados apenas subirían en dos centésimas, igual que en el caso de los servicios, y en tres centésimas aumentarían los precios industriales no energéticos.

En los modelos utilizados por el Banco de España también se observa que el efecto sobre el IPC es mayor cuanto mayor es el precio del petróleo. Así, para un precio del crudo de 30 dólares, un aumento del 10% termina suponiendo un incremento de dos décimas en el IPC general, mientras que si el precio del crudo fuera de 60 dólares, este aumento repercutiría en tres décimas. De igual modo, el impacto sobre el índice general del IPC sería de cuatro décimas con un precio del petróleo de 90 dólares.

Efectos "notablemente más limitados"

No obstante, el Banco de España afirma que la evidencia acumulada durante este siglo sobre el impacto de los movimientos del precio del crudo sobre la actividad y los precios de consumo no energéticos indica que, en general, los efectos son ahora "notablemente más limitados".

Esto se explicaría, según su análisis, por la ausencia de una coincidencia temporal entre los episodios de cambios acusados en los precios del crudo con otras perturbaciones de materias primas, la mayor eficiencia energética, así como ciertos cambios en el entorno institucional y el marco operativo de la política monetaria, que ha adquirido un "compromiso explícito" con la estabilidad de precios y que ha anclado las expectativas de inflación.

Sobre las cláusulas de revisión salarial, el Banco de España apunta que una "parte importante" del posible efecto del encarecimiento del crudo sobre los salarios se explican por la existencia de las mismas, a pesar de que son "mayoritariamente asimétricas", de forma que las caídas del precio del petróleo no se trasladan a las tarifas salariales revisadas.

Tras la crisis, afirma que el porcentaje de convenios con este tipo de cláusulas ha pasado de representar el 80% en 2006 al 20% en 2016, si bien hasta abril de este año, se han elevado hasta el 26%, en un contexto de repuntes acusados de la inflación.

Evitar traslaciones "excesivas" a salarios

Por ello, destaca que la menor relevancia de las cláusulas de revisión salarial hace esperar que a corto plazo la operativa de este canal de transmisión de los aumentos del precio del petróleo a los salarios nominales, y de estos a los precios, sea "más limitada en estos momentos que en el pasado".

Pese a ello, advierte de que dado el "papel central" que ha desempeñado la recuperación de la competitividad en la actual fase de crecimiento de la economía española, es preciso "evitar cualquier traslación excesiva del alza de los precios energéticos a los salarios y a los márgenes empresariales".

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