La central térmica de Andorra (Teruel) es una de las centrales térmicas españolas con más potencia, un total de 1.050 megavatios, lo que la sitúa a niveles de una central nuclear, aunque la producción ha disminuido en los últimos años junto a la amenaza de cierre.

El grupo empresarial Enel, dueño de Endesa y por tanto de la planta junto a la de Compostilla en León, ha vuelto a decir en la Junta de Accionistas de la empresa en Roma que, ante la ausencia de cambios en el marco regulatorio energético en España, ambas centrales están abocadas al cierre en 2020, según han informado  fuentes de la compañía.

La razón está en la cantidad de inversiones que la empresa tiene que realizar para poder seguir abierta, por exigencia de la Directiva de Emisiones Industriales Europea, algo a lo que no está dispuesta ante la incertidumbre legal del sector en España.

La planta está en servicio desde 1979 y está constituida por tres grupos termoeléctricos, con una potencia total de 1.050 megavatios, potencia equivalente a una central nuclear, lo que la convierte en una de las centrales térmicas españolas con mayor potencia.

Según los datos proporcionados por la compañía, la planta cerró 2016 con una producción de 3.300 gigavatios hora, lejos de picos de producción como el de 2011 cuando alcanzó los 6.260 gigavatios hora, con la planta prácticamente al cien por cien.

En la actualidad cuenta con unos 150 empleados que trabajan de manera directa en la central, pero junto a los de las subcontratas de mantenimiento y transportes, entre otros sectores, la cifra se sitúa en torno a los 400 empleados, según las mismas fuentes.

A ello hay que sumar, como destacan los sindicatos, el empleo indirecto que generan en negocios de la zona como talleres de reparación de vehículos o comercios.

La cifra de empleados en la zona de Endesa, empresa que gestiona directamente la central, ha variado desde su implantación, ya que antes la empresa también explotaba minas directamente tanto en Andorra como en otras localidades cercanas.

De hecho, la planta se instaló en este lugar precisamente por la cercanía a las explotaciones de carbón, que actualmente solo se mantienen en Ariño.

En los años en los que la planta ha funcionado a pleno rendimiento, la quema de carbón autóctono ha ascendido a 3 millones de toneladas al año, como en el año 2011, según fuentes de la compañía.

Además, indican las mismas fuentes, entre 2006 y 2012 se han invertido 180 millones de euros en distintas mejoras en la planta.

La central de Endesa es propiedad de manera mayoritaria de la italiana Enel desde el año 2008 cuando el grupo italiano completó la compra de acciones.

Las cuencas mineras turolenses han visto como poco a poco iban cerrando las minas, al tiempo que descendía la quema de carbón autóctono en la central, cuando se reducía el apoyo económico del Gobierno a este combustible.

Los sindicatos han criticado además que no se cumpla el Plan del Carbón, firmado tanto por sindicatos como por patronal y Gobierno central, que establece un mix energético y que obliga a que el 7,5% del carbón que se queme en la central sea autóctono.

Por su parte, los ecologistas demandan el cierre de la central por considerarlo altamente contaminante y contrario a las políticas europeas.

De hecho, a finales de los años ochenta se culpó a la central de la lluvia ácida producida en los montes cercanos y el caso fue hasta los tribunales, aunque un acuerdo, con el compromiso de inversiones para mejoras medioambientales en la planta evitó el proceso judicial.

Así y todo, organizaciones como Greenpeace demandan su cierre porque la consideran una de las centrales térmicas más contaminantes de España. EFE