Brasil tiembla por el fraude de la carne

El primer exportador de bovino y aviar afronta el cierre preventivo de sus grandes mercados por la presunta adulteración de productos y caducidades.

Expositor de carne en un supermercado de Brasil.
Brasil tiembla por el fraude de la carne
Efe

Los desesperados intentos del Gobierno por limitar los efectos del escándalo de adulteración de carne en Brasil no pudieron impedir que autoridades de China, Corea del Sur, Chile y la Unión Europea -todos clientes del gigante sudamericano- anunciaran ayer su decisión de obstaculizar de manera preventiva la entrada de productos cárnicos brasileños a sus países a la espera de un esclarecimiento del caso.

La bola comenzó a rodar el viernes con un anuncio de la Policía Federal cuyas consecuencias todavía no pueden establecerse pero que podrían ser económicas y también políticas. Después de una investigación de dos años, los agentes detectaron que unas 40 empresas, entre ellas las dos más grandes exportadoras de carne bovina, aviar y de cerdo del país, BRF y JBS, habrían alterado presuntamente fechas de caducidad y utilizado productos químicos -incluso de efectos cancerígenos, según las pesquisas- entre otras prácticas para disimular la insalubridad de algunas reses.

Según detalló el jefe de Policía Mauricio Moscardi, se emitieron 27 órdenes de captura contra ejecutivos e inspectores del Ministerio de Agricultura. Los investigadores sospechan además que había una red de sobornos para que supervisores gubernamentales autorizaran el ingreso de productos adulterados al mercado local y exterior, incluyendo comedores escolares.

"La investigación deja muy en claro que una parte del dinero de los sobornos era para partidos políticos", advirtió Moscardi y apuntó al Partido Progresista y al PMDB, la agrupación a la que pertenece el presidente Michel Temer, en el centro ya de una profunda crisis política.

El ministro de Agricultura, Blairo Maggi, ordenó suspender a 33 funcionarios involucrados en el fraude pero también acusó a la Policía de actuar con "falta de conocimiento" sobre el mercado cárnico, que permite el uso de ciertos productos químicos para los embutidos, aclaró.

Entretanto, Temer convocó a empresarios, ministros y diplomáticos a una reunión con la que intentó minimizar el escándalo. Convidó luego a los presentes a una parrillada que debía servir para aventar la desconfianza. Pero el restaurante 'Steak Bull' de Brasilia donde se reunieron trabaja solo con productos importados. Tras la fallida cena, que mostraba a los invitados con caras de preocupación, comenzó a despeñarse el comercio internacional.

China, Corea del Sur y Chile anunciaron la suspensión de sus compras hasta que el intercambio vuelva a ser seguro desde el punto de vista sanitario. La Comisión Europea advirtió de que va a vigilar la entrada de carne de Brasil y que, temporalmente, las empresas involucradas en el escándalo tendrán el ingreso vedado en los países comunitarios.

Consecuencias políticas

Después de muchos años de trabajo, Brasil se había colocado como el primer exportador mundial de carne bovina y aviar y cuarto en las ventas internacionales de cerdo. Se trata de un negocio que moviliza al año unos 12.100 millones de euros y cuya producción llega a 150 países.

Temer intentó circunscribir el problema a un puñado de plantas. Según explicó el Gobierno, de 4.837 unidades frigoríficas sujetas a inspecciones federales en Brasil, 21 estarían involucradas en eventuales irregularidades y de los 11.000 funcionarios relacionados con el negocio son 33 los que han debido ser apartados.

El operativo, bautizado por los investigadores como 'Carne débil', podría tener incluso repercusiones políticas. El caso salpica al ministro de Agricultura y también a su par de Justicia, Osmar Serraglio. La voz de Serraglio -del PMDB- aparece en una de las escuchas captadas por la Policía. El ministro llama "gran jefe" a uno de los cabecillas de la presunta mafia de inspectores.

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