Más de 33.300 trabajadores de Opel inician hoy una nueva etapa tras el acuerdo PSA-GM

Los dos grupos desvelarán las condiciones de una compra que la firma gala prometió hacer respetando acuerdos previos.

Imagen de 2016 de la fábrica de GM en Figueruelas, con operarios en la nave de acabado final.
El grupo PSA le asegura a Guindos que si compra Opel, "España tendría un papel relevante"
G. Mestre

PSA Peugeot Citroën y General Motors desvelarán hoy en París el futuro de Opel, que con unos 33.350 empleados en Europa (5.800 en Zaragoza) se dispone a iniciar una nueva etapa en la que –si no hay sorpresas de última hora– la marca del rayo pasará a pertenecer al grupo francés. Carlos Tavares, presidente de PSA, se convertirá entonces en el máximo responsable de una compañía que, según sus propias palabras, será ahora un "campeón europeo" del automóvil, el segundo del Viejo Continente después de Volkswagen.

La sede central de PSA en París, en la avenida de la Grand Armée, ha sido el sitio elegido para el anuncio de la noticia más importante del sector en mucho tiempo. Si finalmente se cumple todo lo prometido por el propio Tavares a responsables políticos y sindicales en persona y a la prensa tras la presentación de los resultados de la compañía en 2016, Opel seguirá funcionando como una empresa y su marca perdurará. El presidente de PSA ha asegurado que mantendrá todos los compromisos que en materia laboral estén firmados.

El talante expresado por Tavares desde que el pasado 14 de febrero PSA y General Motors reconocieron que estaban negociando la posibilidad de ir más allá en la alianza que firmaron en 2012, con la compra de Opel incluida en las conversaciones, ha servido para allanar un camino que podría haber estado plagado de dificultades tanto en el terreno político como en el sindical.

PSA y el propio comité europeo de GM indicaron en una nota de prensa el pasado 21 de febrero, después de reunirse en Alemania, que las dos partes tenían "la voluntad de iniciar un diálogo sobre el futuro de Opel y de sus empleados", reconociendo que tenían como objetivo común "preparar el relanzamiento de la empresa" –es decir, trabajar para poner fin a 16 años de números rojos–, «y de sus marcas emblemáticas (Opel en el continente europeo y Vauxhall en el Reino Unido). Tavares insistió entonces en lo de crear el campeón europeo precisando, no por causalidad, que este tendría "raíces francesas y alemanas". Días después, en la presentación de los resultados de PSA en París, dijo también que las marcas del grupo que preside (Peugeot, Citroën y DS) son "complementarias" con Opel y que la fusión les favorecería porque hay clientes que no están dispuestos a comprar un coche de una marca francesa, pero sí alemana.

En España, pese a tratarse del segundo país más afectado después de Alemania, las negociaciones se han seguido con mucha prudencia. Nadie se había interesado en hacerlo por parte del Gobierno central hasta que, hace unos días, el ministro de Economía, Industria y Competitividad, Luis de Guindos, habló con un directivo de PSA, Olivier Bourgues.

Los sindicatos mayoritarios, por su parte, han obrado también con prudencia, evitando manifestarse hasta no saber si las negociaciones llegaban a buen puerto. Sara Martín (UGT) y Chema Fernando (CC. OO.) participaron el 23 de febrero en una reunión del comité europeo reducido de Opel en el que el órgano de representación de los trabajadores valoró el compromiso de PSA de respetar "los acuerdos y compromisos" en todos los países y plantas europeas de la compañía si la operación de compra salía finalmente adelante.

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