La economía aragonesa pierde fuelle en 2017, en el que se prevé un crecimiento del PIB del 2,6%

El ritmo de crecimiento de la economía aragonesa pierde fuelle. Así lo reconoció ayer el Departamento de Economía del Gobierno de Aragón, cuyas previsiones para 2017 muestran "una ligera desaceleración en su fase de expansión". Dicho en números, las estimaciones del Ejecutivo regional, que apuntan a un crecimiento del PIB en torno al 3% en 2016, recogen un incremento del PIB algo inferior para este ejercicio, un 2,6%, aunque una décima más que el esperado para el conjunto de España. Los motivos: el agotamiento de los llamados ‘vientos de cola’ (política monetaria del BCE, precios contenidos del petróleo o depreciación del euro), pero también al menor impulso esperado en la economía española.

El PIB tendrá que agradecer este año su impulso al buen comportamiento tanto del componente doméstico como del externo. Es decir, según los datos publicados por la Consejería que dirige Marta Gastón, la demanda interna volverá a poner el signo positivo a la marcha de la economía aragonesa. Y será tanto el consumo como la inversión en bienes de equipo los componentes que sostendrán el crecimiento aragonés, ya que la inversión en construcción podría moderarse, aseguran desde la Consejería de Economía. "El consumo público se mantendrá contenido y su contribución cercana a niveles neutrales, dada la necesidad perentoria de continuar el proceso de consolidación fiscal en la región", señaló la Consejería.

Se espera, eso sí, que el sector exterior mantenga la buena marcha que mostró durante el segundo y tercer trimestre del pasado año, gracias al dinamismo de las exportaciones aragonesas, "impulsadas por las mejoras de la competitividad y el buen tono de los mercados de destino", y a una "cierta" ralentización de las importaciones, "en consonancia con la evolución de la demanda interna aragonesa".

Será el sector servicios el que continuará en 2017 liderando el crecimiento del PIB, según las estimaciones del Gobierno de Aragón, que destacan también la aportación positiva del resto de los sectores productivos.

Además se prevé que el mercado laboral sea capaz de crear empleo, pero lo hará también a menor ritmo que en 2016. "Se prevé que el aumento del empleo sea ligeramente inferior al crecimiento del PIB, lo que se traducirá en un avance de los niveles de productividad aparente del trabajo en términos reales en Aragón", señaló la consejería de Economía, que prevé que la tasa de paro de la Encuesta de Población Activa (EPA) se vaya reduciendo hasta situarse en el 13,5%.

Riesgos

La previsión realizada por el Gobierno de Aragón se enmarca en un escenario base que presenta un balance de riesgos a la baja. Sin embargo, el Ejecutivo regional reconoce que existen una serie de condicionantes que podrían dar lugar a diferentes desviaciones, tanto al alza como a la baja, de estas estimaciones. Y es que existen riesgos que podrían afectar negativamente al crecimiento de la economía aragonesa. Entre ellos la consejería que lidera Marta Gastón destaca los acontecimientos en el entorno político y geoestratégico internacional, como la concreción del ‘brexit’ o la orientación de la política económica ejecutada por la nueva administración estadounidense.

Podría haber también "shocks inesperados", que generen un estancamiento de los ritmos previstos de crecimiento económico internacional, y sobre todo europeo; o también un eventual endurecimiento de la senda de consolidación fiscal por la necesidad de ejecutar medidas de ajuste adicionales.

Se confía, sin embargo, en el impulso que podría tener el PIB con el mantenimiento de una política monetaria de tono marcadamente expansivo o la expectativa de que los precios de las materias primas y del petróleo se mantengan estabilizados en los próximos trimestres.

Pese a todo, la consejería insistió en que "durante 2017 el ritmo de la actividad seguirá afianzando la recuperación de la economía iniciada a principios de 2014 y que se ha intensificado gradualmente".