El final del coche tradicional, más cerca de lo que pensamos

La automoción está preparándose para grandes cambios tanto en movilidad sostenible como en conectividad que alterarán los procesos industriales de fabricación de coches en constructores y proveedores.

El coche eléctrico va a traer cambios enormes
El final del coche tradicional, más cerca de lo que pensamos
I. S. M

Quizá su próximo coche no sea eléctrico, pero el siguiente posiblemente sí lo será. La crisis de los motores diésel de Volkswagen y el éxito de pedidos de Tesla no han hecho más que acelerar un proceso que era inevitable. Los procesos de producción y la mejora continua de las baterías harán que los precios de producción de los coches eléctricos se reduzcan más de un 50% en 5 años. Adicionalmente, la autonomía de los mismos se incrementará desde los 100-150 km actuales, hasta los 300-400 km en ese mismo periodo, y la rapidez en la recarga de la batería mejorará también exponencialmente.


Los cambios que este vehículo va a traer a la industria del automóvil van a ser enormes. Los actuales fabricantes de coches van a experimentar nueva competencia por parte de compañías nuevas en el sector. Además de Tesla, Google y Apple dedican muchos recursos al coche eléctrico, la taiwanesa Foxconn, conocida por fabricar los iphone de Apple junto con socios locales y exingenieros de BMW, está también desarrollando su propio coche eléctrico. Y otras fuentes del sector nos indican que actualmente hay hasta 4 nuevos proyectos en marcha en China. Los cambios no solo van a afectar a los fabricantes de coches, sino que los fabricantes de componentes también van a ver sus negocios amenazados por compañías procedentes de sectores como semiconductores, baterías, comercio, etc. Compañías distribuidoras de paquetería comienzan a integrarse verticalmente, como es el caso de la alemana DHL (Deutsche Post), que anunciaba recientemente la fabricación y venta de furgonetas eléctricas a partir del año 2017.


Sin embargo, aquí no terminan los cambios y amenazas para el sector ya que el coche eléctrico se desarrolla de la mano del coche autónomo y aunque las estimaciones del sector apuntan a que no circularán de forma totalmente autónoma hasta el 2030, la velocidad en los cambios nos hace dudar de esa fecha. Si el coche eléctrico trae enormes cambios al sector, el coche autónomo va ser una revolución. Piensen en la cantidad de cosas que se podrían hacer mientras se viaja; pues estar atento al volante dejará de ser una obligación. La trascendencia del coche autónomo será enorme y afectará a sectores muy diversos de la economía tradicional.


La necesidad de que el vehículo esté permanentemente conectado a la red para ser guiado, detectar los movimientos del resto de vehículos, etc., tendrá una importancia muy relevante para las compañías de telecomunicaciones, satélites y media. También otras industrias, como la de los seguros, se verán muy afectadas. La previsible menor siniestralidad incidirá en los precios de las primas, pero, por otro lado, los fabricantes necesitarán asegurar sus vehículos ante el riesgo de que falle la seguridad.

En definitiva, un mundo nuevo muy apasionante en el que como siempre habrá ganadores y perdedores. Desde el punto de vista del inversor, vemos mayor riesgo en los fabricantes de coches que en los de componentes.


Nos gusta especialmente la compañía francesa Valeo, muy bien posicionada en ahorro energético y coche autónomo con alianzas con compañías líderes como Siemens y Mobileye. También la alemana Hella AG está muy bien posicionada en iluminación (led), ahorro energético y electrónica.

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