Una familia que no tiene desperdicio

Es una familia nuclear, formada por la madre, el padre y los hijos, y está compuesta por socios de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Cada año, esta organización escoge a una grupo familiar entre sus afiliados y les asesora en asuntos de telefonía, electricidad, alimentación... para que puedan ahorrar y sean mejores consumidores. El resultado de sus progresos se refleja cada mes en la revista 'OCU-Compra Maestra'.

Este martes, la Familia OCU participa en un debate en la sede del Consejo Económico y Social de Madrid (de 11.00 a 13.30) dentro de la campaña 'No tires la comida', en la que intervienen varios ponentes implicados en la cadena alimentaria. “Esta familia va a explicar y cuantificar cuánto ahorra evitando el desperdicio de alimentos y qué tipo de acciones pone en práctica para conseguirlo (reutilización, orden en la nevera, congelado de alimentos...). También es una oportunidad para que sus integrantes hagan preguntas a los diferentes agentes y formulen peticiones”, explica Ileana Izverniceanu, directora de comunicación y relaciones institucionales de OCU.

“Asesoramos a sus integrantes y les damos consejos para ahorrar dinero a la hora de escoger un proveedor de servicios de telefonía, por ejemplo, o los pasos a seguir en el momento de comprar una aparato de aire acondicionado. La familia que participa este año aprovecha mucho todos los consejos y no quiere malgastar en ningún aspecto. Con esa información, la intención es que nos digan cómo lo hacen, qué conclusiones han sacado y las lecciones aprendidas”, añade la portavoz de OCU.

En la actualidad, en España se sigue tirando a la basura un tercio de la comida que se produce. La campaña de OCU para acabar con este despilfarro comenzó el pasado 15 de marzo, Día Mundial de los Derechos del Consumidor porque “mientras otros países como Francia o Italia han tomado medidas, España continúa sin reaccionar”, señala Izverniceanu.

El objetivo del debate que tiene lugar este martes es redactar un documento y trasladar las conclusiones de este encuentro a la administraciones para “tener más fuerza juntos. España es el sexto país de la Unión Europea que más comida desperdicia y, aunque se tomaron medidas como que los yogures dejasen de tener fecha de caducidad, hay que seguir trabajando en temas como las donaciones a bancos de alimentos o destinar la comida sobrante a alimentación animal y abonos, siempre dando prioridad a las personas. Se trata de convertir posibles residuos en recursos utilizables para otra necesidad”, subraya.

La portavoz de OCU indica que no solo es necesario fomentar el ahorro en los hogares: “Las cadenas de supermercados pueden ofertar a precios asequibles artículos que van a caducar en breve. A nivel particular, el consumidor tiene mucho que ver en el desaprovechamiento de comida pero también ayudaría que las fechas de caducidad se pusieran por criterios económicos y no por criterios comerciales. En ocasiones, el producto caducado tiene más vida de la que se indica. Para solucionar estos problemas deben participar otros interlocutores y se debe pensar en envases adecuados para todo tipo de familias, no solo las numerosas o nucleares, también las monoparaentales”.

Entre tanto, en  España se tiran cada semana a la basura 1,3 kg de alimentos por hogar. Es en las casas donde existe un mayor derroche de alimentos (42%), seguidas de la industria alimentaria (39%). El resto se despilfarra en restaurantes (14%), comercios y distribución (5%). En Aragón, el 95% de los aragoneses tira a la basura una media de cinco kilos de comida en buen estado cada mes, según un estudio de la empresa Food Saver.

La falta de una fiscalidad adecuada para regular la donación de productos, la ausencia de quórum necesario entre los diversos agentes que intervienen en la cadena alimentaria y la inexistencia de leyes que eviten que supermercados y otros productores tiren a la basura comida en buen estado son piezas fundamentales para combatir el derroche alimentario.