Ante la apatía del consumo interno, la exportación ha sido el revulsivo de la gran mayoría de la industria alimentaria durante la crisis. Ahora que parece que comienzan a notarse signos de recuperación, estos son "tan débiles" –destaca el sector– que las empresas no dejan de mirar más allá de nuestras fronteras. Y es el mercado asiático en el que están focalizado su estrategia comercial.

Para acercarse a él, esta semana medio centenar de firmas no han tenido que viajar hasta el otro lado del mundo. Solo hasta Barcelona. Allí, han participado en Alimentaria, el mayor escaparate del sector que se celebra cada dos años, donde han podido demostrar al mundo su calidad y realizar sus primeros contactos con importadores llegados de los cinco continentes, entre los que Asia ha cobrado especial protagonismo.

"Nuestro reto para este año es abrirnos paso en el mercado gourmet del sudeste asiático", señala Maite Lou, tercera generación de Aceitunas Lou, una empresa zaragozana que elabora aceitunas, encurtidos, patés y mermeladas presentes ya en casi una quincena de países de los que obtienen el 16% de su facturación. Su objetivo es conseguir aumentar en dos años este porcentaje hasta el 25% porque, como explica Lou, "el mercado nacional no solo ha bajado sino que los consumidores han ido a precios bajos y eso perjudica a los productos de calidad, que, sin embargo, son muy apreciados en el exterior. Hacia China y la India miran también Pastas Romero, la firma instalada en Daroca que aunque está incrementando sus exportaciones "a ritmo de dos dígitos", explica su director general Francisco Romero, quiere que sus ventas al exterior tengan un porcentaje superior en la facturación al 20% actual.

Asia no es el único bocado comercial apetecible para las empresas aragonesas. En ese mercado mundial en el que se convirtió durante cuatro días el recinto ferial de la Ciudad Condal, las firmas de la Comunidad también han buscado negocio en otras partes del mundo. Arrocera del Pirineo quiere abrirse paso en Alemania "un gran consumidor que además aprecia mucho la calidad", señala su presidente de la cooperativa Arrocera del Pirineo, José Antonio Marcellán. Norteamérica es uno de los retos de empresas con gran bagaje exportador como la centenaria firma Chocolates Lacasa, que reconoce que el mercado estadounidense es uno de los "puntos flojos" de unas ventas al exterior que crecieron en 2015 un 14% y que supone el 13% de la facturación total de esta empresa con un notable posicionamiento en el mercado interior. Y "en cualquier país que aprecie el producto" ambiciona a entrar la rama alimentaria de Térvalis, el grupo de origen turolense que factura 570 millones de euros, emplea a 1.200 trabajadores y exporta a 50 países.