Joaquím Gay: "España está perdiendo oportunidades por la situación política"

El líder de la patronal catalana Fomento del Trabajo cree que "no es inteligente" deslocalizar una empresa por el proceso independentista de Cataluña.

Gay de Montellá participó en un coloquio en Huesca.
Gay de Montellá participó en un coloquio en Huesca.
Rafael Gobantes

Joaquím Gay de Montellá, presidente de la patronal catalana Fomento del Trabajo y vicepresidente de la CEOE, estuvo el pasado jueves en Huesca invitado por CEOE Aragón para exponer su visión sobre las relaciones sociales y económicas entre Aragón y Cataluña y los efectos del conflicto político actual. Es consejero de empresas de los sectores inmobiliario, hotelero, vitivinícola y de seguros.


-¿Aragón es un buen lugar para invertir?

-Sí. Aragón tiene un espacio económico muy consolidado, gente con buena capacitación, una industria diversificada, un turismo potente, sobre todo en el Pirineo, y una importante red de comunicaciones. Todas las comunicaciones pasan por Aragón. El espacio del noreste se debe potenciar. En este sentido, el acuerdo entre el puerto de Barcelona y la consejería de Economía de Aragón es muy inteligente.


-¿Pero cree necesario tender más puentes entre los dos territorios, a veces con difíciles relaciones de vecindad? Sobre todo porque para Aragón, su Comunidad es el primer cliente y proveedor, y para Cataluña, Aragón es el segundo cliente y proveedor.

-La realidad es que tenemos mucha convergencia social y familiar, existen buenos lazos y hemos estado unidos en proyectos comunes durante siglos. Para Cataluña, el camino hacia un mercado potente como Madrid pasa por Aragón, Zaragoza es su vía de tránsito, y debemos consolidar las redes transeuropeas de comunicaciones. Aragón tiene una dificultad en la parte central por la presencia de la cordillera pirenaica, un problema a la hora de financiar ese corredor, pero en cualquier caso hay que seguir trabajando. No dejaría de participar y de buscar las bondades y las alianzas para acceder de la mejor manera al Corredor Mediterráneo, que es más fácil y ya es prioritario.


-La apuesta de Aragón es por la Travesía Central de los Pirineos.

-Me parece muy bien, pero no dejemos lo otro. No perdamos ningún horizonte.


-En Huesca no han dejado de preguntarle por la fuga de empresas desde Cataluña a Aragón a causa del proceso independentista. ¿Hasta qué punto es así? Defiende que no sería una buena estrategia empresarial dejarse llevar por la fiscalidad o por cuestiones políticas.

-Un movimiento empresarial debe responder a muchos parámetros. La cuestión fiscal o un nuevo diseño político de Cataluña, para mí no es bastante. Lo es pensar si estás más cerca de los mercados, si puedes ser más competitivo... En mi caso, además, no contemplo otra realidad que la que tenemos ahora, mejorada para todas las comunidades, y en el caso de Cataluña es apremiante porque hay un agravio comparativo o una distancia que hemos creado últimamente. Como decía Ortega y Gasset a Azaña en 1932, hemos de conllevar el problema de Cataluña. Yo lo que digo es que hay que compartir la situación de Cataluña.


-¿Pero existe o no la deslocalización empresarial?

-Es que siempre la habrá. Y por qué no se van a ir empresarios aragoneses a Navarra, al País Vasco o a Burdeos. Decir que se han ido 12 o 13 empresas a una población limítrofe con Lérida..., esto no es inteligente. Lo inteligente es instalarse en Huesca, en Teruel o en Zaragoza porque hay más tecnología, una compañía que arrastra, un centro de investigación, una universidad... Se ha acabado el pensar que sin conocimiento y digitalización vamos a progresar.


-Hablando de otro conflicto político, de la situación en España y de la incertidumbre sobre las nuevas elecciones, ¿cómo está afectando a la economía?

-Estamos perdiendo oportunidades. Soy vicepresidente de la CEOE y responsable de la comisión de Relaciones Internacionales. España, con su jefe del Estado y de Gobierno (al estar este en funciones), ha dejado de ir este año a Arabia Saudí y al Reino Unido. Ahora dejaremos de viajar a Japón. Tres viajes programados y tres oportunidades buenas para que inversores de esos países vieran la cara buena y real de España. Son inversiones perdidas para los catalanes, para los aragoneses, para los murcianos y para los extremeños. Eso me preocupa. No lo podemos poner en un balance porque es intangible, lo que si sabemos es que no acudir a esos encuentros porque no se ha formado un gobierno, para nosotros es una debilidad.


-¿Qué espera del nuevo gobierno? Usted ha dejado claro que hay modelos de gobierno más cercanos o más convenientes para los empresarios.

Los gobiernos que buscan referencias en ideologías de principios del siglo XX hablan de parámetros distintos a los nuestros, que son la economía de mercado, la libertad de oportunidades... Nos sorprende que pretendan llevarnos cien años atrás.


-Ha elogiado la labor de las organizaciones sindicales en los años de la crisis. No es habitual oír estas palabras de boca de un líder empresarial.

-No tengo ninguna duda del esfuerzo del mundo sindical para la recuperación económica. Si los empresarios no se ponen a exportar y los sindicatos no ayudan a reducir el absentismo y la conflictividad, es imposible el milagro de volvernos a situar en dos años y medio. Necesitamos que los trabajadores estén representados.


-¿Hasta qué punto se ha recuperado la economía?

-Tenemos por delante dos años buenos, 2016 y 2017, años de crecimiento que debemos aprovechar. A partir de 2018, no. El escenario de energía barata, tipo de interés bajo, liquidez en los mercados, baja inflación... ¿se va a volver a reproducir?

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