Alierta deja la presidencia de Telefónica y nombra a Álvarez-Pallete como sustituto

?El aragonés da por concluido su mandato un año antes de tiempo tras internacionalizar la firma. Seguirá al frente de la Fundación Telefónica y formando parte del Consejo de Administración.

César Alierta, junto a José María Álvarez-Pallete, a quien ha propuesto para relevarle, en una imagen de 2015 en Madrid. j.
César Alierta, junto a José María Álvarez-Pallete, a quien ha propuesto para relevarle, en una imagen de 2015 en Madrid. j. medina/reuters
Medina/Reuters

César Alierta anunció ayer su decisión de poner punto final a su etapa de casi 16 años al frente de Telefónica. Su sustituto será José María Álvarez-Pallete, actual consejero delegado del gigante de las telecomunicaciones y mano derecha del hasta ahora presidente. El relevo se llevará a cabo en la reunión del Consejo de Administración del próximo 8 de abril, según comunicó la compañía a la CNMV.

La inesperada marcha de Alierta supone un pequeño terremoto en el mundo empresarial no solo por tratarse de la persona que ha dirigido con mano firme los designios de una de las principales multinacionales españolas –la tercera por capitalización bursátil–, sino por ser una de las voces más influyentes en el panorama económico y empresarial del país.


El paso atrás de Alierta supone una sorpresa, no tanto por el hecho en sí –el próximo mayo cumplirá 71 años–, sino por el momento elegido, aunque fuentes de la compañía aseguran que el relevo en la cúpula estaba pensado desde hace unos meses. De hecho, aunque su mandato concluía en 2017, Alierta aprovecha la reestructuración de parte del Consejo que debe producirse en la junta de accionistas de mayo para adelantar su salida, manejar los tiempos –con un Gobierno en funciones evita interferencias políticas– y dirigir así una transición ordenada que dejará a un hombre de su máxima confianza al frente de la empresa y evitará las tentaciones de los inversores institucionales anglosajones de separar las funciones ejecutivas del presidente frente al consejero delegado.


Tampoco había ningún blindaje en su contrato que fuese un obstáculo para abandonar la presidencia después de que Telefónica hiciese público en 2014 su decisión de sustituir esa cláusula y la modificase por una aportación de 35,5 millones de euros a un plan de pensiones. También posee 5,29 millones de títulos de la compañía (es el principal accionista individual) que equivalen a 51 millones de euros. En cualquier caso, Alierta seguirá ligado a la empresa al mantenerse en el Consejo de Administración, cargo que ocupa desde 1997, y centrará sus esfuerzos en temas sociales como el proyecto de educación digital y la presidencia de la Fundación Telefónica.


Alierta ha pilotado desde que se hizo con las riendas de la operadora en el año 2000 el proceso de expansión hacia el exterior de la compañía. Durante su presidencia, Telefónica ha logrado estar presente en 21 países y ha pasado de 68 millones de clientes a más de 322 millones y se ha convertido en la tercera operadora europea con unos ingresos el año pasado de más de 47.000 millones –llegó a facturar 62.837 millones en 2011– y 125.000 empleados en todo el mundo. Además, esa estrategia de profundizar en la internacionalización ha permitido que la multinacional en 2015 ya obtuviese el 74% de sus ingresos desde más allá de las fronteras españolas, frente al 50% que tenía en 2000.


Sin embargo, Telefónica no ha sido ajena a la crisis y sus beneficios se han visto mermados desde la cifra récord de 10.000 millones en 2010 a los 2.745 millones del año pasado.


Pese a los efectos que ha tenido la crisis, como en muchas empresas, Alierta ha dirigido con paso firme la multinacional. Una autoridad que ha demostrado con su última decisión, ya que ha sido él quien ha propuesto como su sucesor a José María Álvarez-Pallete, un hombre de la casa al que considera el directivo "más preparado para afrontar con éxito los retos que impone la revolución digital", según el comunicado de la empresa.


Los inversores aceptaron ayer con optimismo el relevo en la dirección del grupo y los títulos en el Ibex se incrementaron un 1,48%. Y es que los accionistas esperan que el cambio implique un nuevo impulso para afrontar la transformación que la empresa necesita tras las turbulencias de la crisis y las dudas sobre la evolución en los mercados latinoamericanos.


Por otra parte, la decisión de César Alierta de dejar la presidencia de Telefónica cogió ayer por sorpresa al Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC) que también preside. El ‘think tank’ que agrupa a las 15 mayores empresas de España y al Instituto de Empresa Familiar (IEF), hasta sumar una facturación conjunta equivalente al 35% del PIB, no ha tenido que votar un relevo en su presidencia desde su creación en febrero de 2011, cuando Alierta accedió al cargo.


Fuentes del CEC explicaron que "no hay una regla escrita" para estos casos en la organización y que será en mayo o junio cuando se celebre la asamblea de socios, cuando se debata el nombramiento de un nuevo presidente o la continuidad de Alierta, en caso de que esté dispuesto a seguir. Otras fuentes pertenecientes a las empresas asociadas al CEC coincidieron en que Alierta puede continuar como presidente desde su máxima responsabilidad en la Fundación Telefónica.

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