El precio del gasóleo cae un 2,5% esta semana y casi un 10% en enero
Arrancó el año 2016 cayendo por debajo de la barrera del euro por primera vez desde febrero de 2010.
El precio del litro de gasóleo acumula un descenso de casi el 10% en el mes de enero, tras abaratarse esta semana un 2,5% y profundizar en sus mínimos desde octubre de 2009, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea (UE) recogidos por Europa Press.
En concreto, el litro de gasóleo, que arrancó el año 2016 cayendo por debajo de la barrera del euro por primera vez desde febrero de 2010, se sitúa en 0,909 euros, y sigue así abaratando su precio a rebufo de la caída en los precios del crudo.
De esta manera, este carburante, consumido por cerca del 70% del parque automovilístico español, cuesta en la actualidad un 9,5% menos que el precio en que cerró el año pasado, que se situaba ligeramente por encima del euro.
En el caso de la gasolina, su precio se sitúa en una media de 1,095 euros el litro, tras haberse abaratado un 1,26% con respecto a hace una semana.
Además, la diferencia de precio entre ambos carburantes se ha vuelto a tensar en las últimas semanas, hasta situarse en sus máximos en la última década, superando ya los 18 céntimos.
De esta manera, el llenado de un depósito medio de gasolina de 55 litros cuesta en la actualidad unos 60,2 euros, 10 euros más que en el caso de un vehículo de gasóleo.
Esta caída en ambos carburantes coincide con la tendencia bajista en los precios del crudo desde que arrancó 2016. El precio del barril de petróleo Brent se recuperaba este jueves hasta los 33,86 dólares por barril, tras haber caído la pasada semana por debajo de los 28 dólares.
Los carburantes cuestan en España menos que la media de la UE y la zona euro, donde el precio de venta al público del litro de gasolina se sitúa en 1,247 euros y en 1,267 euros, respectivamente. Por su parte, el litro de gasóleo cuesta 1,037 euros de media en la UE y 1,005 euros en la eurozona.
El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los nuevos gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal.
