En 1999 compró el Balneario de Panticosa, un macroproyecto que aún no está acabado. ¿Sigue adelante el planteamiento inicial?

Sí. Lo que estamos haciendo es recuperar el tiempo perdido porque la crisis nos ha afectado de forma importante. Cuando hay crisis uno se queda bastante descolocado y conviene sosegarse para empezar de nuevo y hacer las cosas que tenía pensadas. La mayoría de los edificios están terminados y por lo tanto se trata de adaptarse a las nuevas circunstancias. Estamos reenfocando la búsqueda de clientes como los franceses y tenemos que potenciar que los aragoneses vayan allí. Lamentablemente el menor volumen de clientes que tenemos son aragoneses, lo que no deja de ser un poco sorprendente, porque al fin y al cabo es un proyecto emblemático que tenía la finalidad de hacer algo diferente.

El objetivo de revitalizar el centro, ¿se traduce en inversiones?

Un negocio para que funcione necesita muchas cosas. Una de ellas es un proyecto, que es lo que tenemos, irrepetible, porque está en un lugar en el que hoy no se podría iniciar un proceso como el que hay en este momento. Tenemos un montón de manantiales de todo tipo que históricamente permiten tratar diversas dolencias y queremos hacer atractiva la estancia con diferentes actividades.

Hace unos meses la asociación aragonesa Apudepa alertó del mal estado de algunas fuentes. ¿Está de acuerdo?

Algún titular fue un poco lamentable al hablar de muertos y de entierro y yo creo que el balneario está muy vivo. Ciertas cosas simplemente se han retrasado. Obviamente, cómo nosotros, que estamos hablando de las fuentes, no vamos a desear que estén en perfecto estado. En unos días, vamos a empezar a arreglar la fuente del Carmen. Y el resto, tratamos de ponerlas en perfecto estado. No hay que exagerar los términos porque cuando llegamos la situación era bastante más ruinosa. Otra discusión será si es bonito o es feo lo que hemos hecho. La estética es subjetiva y hay personas a las que les gusta y a otras no.

¿En qué plazo puede llegar a funcionar el complejo al 100%?

Estamos intentado que el balneario esté al 51% de su actividad, pensando en esa crisis que todavía existe. Aun así este año vamos a crecer un 20%. Cuando en un lugar ya has hecho todo y no eres capaz de empujarlo ni sacarlo adelante, no es que hayas fracasado, es que se acabó. Pero aquí ni hemos hecho todo ni ha terminado todo. Es al contrario. Las posibilidades siguen existiendo.

¿No se ha planteado nunca dejar el proyecto?

No. El aragonés dicen que es un poco tozudo. Bueno, pues no sé si se nos ha pegado o es que ya éramos así antes de venir, pero somos tozudos y tenemos unos proyectos que queremos desarrollar. Somos gente que nos gusta pelear y sacar adelante nuestros proyectos.

Por el camino se han quedado empresas como la embotelladora de agua, cerrada en 2012.

No. La embotelladora se ha quedado hibernada. Cuando ciertas cosas estén ordenadas volveremos a hacer agua. En este momento estamos haciendo una cerveza artesanal con agua de Panticosa, no allí porque no hay instalaciones. Es un divertimento para explorar otra vía de negocio, pero es señal de que seguimos muy vivos.

¿En qué plazo podría reabrirse?

Más pronto que tarde. Sé que esto no dice nada, pero refleja una voluntad de querer hacerlo.

¿Sigue diversificando?

Una cereza te lleva a otra. Si hacemos producto cárnico en Guijuelo también podemos hacerlo en Teruel y por eso hemos llegado a un acuerdo para comprar el edificio y las instalaciones de una fábrica de embutidos en La Mata de los Olmos en Teruel.

¿En Enate hay proyectos nuevos?

Siempre hay alguno. La bodega salió de su concurso y va perfectamente. Este año hemos incrementado ventas y exportaciones.

El concurso más largo es el de Nozar, iniciado con la crisis del ladrillo. ¿Se prolongará mucho más?

Espero que no. No deja de ser terrible estar en concurso siete años. Ahora tenemos un nuevo administrador concursal, muy solvente, que cree que las empresas no deben liquidarse. A la anterior administración le pusimos una querella criminal por entender que estaba actuando incorrectamente, y está pendiente de recurso. En el grupo hay unas 300 personas trabajando.

¿La mayoría de las empresas acaban en liquidación porque llegan tarde al concurso?

Es evidente, pero en nuestro caso hemos estado en concurso como siete empresas y las siete han salido adelante. En EE. UU. una empresa en bancarrota no necesariamente muere. En España si está en concurso ya la dan por muerta. Cuesta mucho constituir una empresa como para no luchar para mantenerla.