La banca exige el control en Abengoa si la empresa quiere evitar la quiebra definitiva
La empresa, excluida del Ibex tras caer un 54%, tiene cuatro meses para convencer con recortes a las entidades a las que debe 20.000 millones. El presidente de Gestamp aseguró que no entrará en la firma concursada.
Se trata de una de las pocas opciones con las que cuenta la dirección de Abengoa para evitar la quiebra definitiva, superior a la que protagonizó Martinsa-Fadesa en 2008. Los bancos no van aceptar una quita sin entrar en la compañía, según indican fuentes cercanas a la corporación. "Su viabilidad está sujeta a la obtención de fondos con los que mejorar su precaria situación de liquidez y su elevado endeudamiento", indica Ivan San Félix, de Renta 4.
"Hay posibilidad de salvación, pero todo depende de lo dispuestos que se muestren los bancos a abrir aún más el grifo" de lo que ya lo han hecho, sostiene. En Renta 4 reconocen que la renuncia de Gonvarri la sociedad a través de la cual el grupo Gestamp iba a participar en la ampliación de capital "debilita significativamente la posición de Abengoa y la expone aún más a las exigencias de unos acreedores que han dado la espalda precisamente al plan de Gonvarri".
Ese acuerdo preveía la entrada del grupo vasco en el capital de la empresa sevillana con una inversión de 350 millones a través de dos ampliaciones de capital, que le concederían el 28% de los derechos de voto y cuatro de los trece puestos en el consejo de administración. El pacto estaba vinculado a la obtención de una línea de crédito que no ha sido posible culminar. El presidente y consejero delegado de Gestamp, Francisco Riberas, indicó ayer que la decisión del grupo deno entrar en Abengoa es "definitiva".
Los esfuerzos de Abengoa se centrarán en la negociación bancaria. Lo tiene más fácil con las entidades españolas, pero "su problema es que no cuenta con un respaldo como para ser creíble", explica Jaime Díez, analista de XTB. Este experto recuerda que "lo grave no es tanto su deuda, que también, sino su falta de liquidez". Díez considera que "la compañía es viable, aunque hasta septiembre ha perdido dinero". Y lo ha hecho porque "ha habido poco control de los costes, muy poca eficiencia y una gestión que le lleva a pagar intereses altísimos".
Los analistas coinciden en señalar que la compañía siempre ha estado muy endeudada. "Hace seis o siete años, no había problemas en vivir bien con esa estrategia, pero ahora mantener esos ratios es muy peligroso", indica una fuente bursátil. Los resultados hasta septiembre reflejan unas pérdidas de 198 millones frente a los 125 que ganó en 2014.
La banca había exigido una ampliación de capital de 650 millones y un plan de desinversiones hasta finales del próximo año, aprobados en junta de accionistas el pasado 10 de octubre. Además, forzó en septiembre la renuncia del presidente, Felipe Benjumea, sustituido tras 25 años en el cargo. Benjumea se llevó una indemnización de 11,4 millones, según consta en los registros de la CNMV. Para Deloitte, el auditor de la empresa, estas condiciones eran "suficientes para mantener la viabilidad".
Pero ante el rechazo de Gestamp, tendrá que proponer nuevos recortes. "La reestructuración de su plantilla podría ser una de las medidas más rápidas de cara a la banca", explica Jaime Díez. "Y también para recuperar la confianza de los mercados", reconoce este analista.
Desconfianza bursátil
La empresa había perdido un 76% en lo que va de año e inició sus negociación en Wall Street con caídas del 50%. Además, el coste de la deuda que se encuentra en el mercado secundario se disparó hasta el 962% frente al interés del 8,5% al que fueron emitidos esos bonos que vencen en marzo del próximo año. La agencia Fitch rebajó la nota de Abengoa de B a CC, rozando el nivel de insolvencia.