El terror yihadista cambia la agenda económica de Europa, que da carta blanca a Francia

La Unión Europea se ve obligada a admitir que hay vida más allá de las reglas y la disciplina presupuestaria.

Bruselas no soporta la incertidumbre, la odia. Y menos cuando se trata de economía. Bruselas son reglas, estrecheces, imperativos disfrazados de amables eufemismos. Jamás se obliga, siempre se invita, se insta, se anima. Bruselas es un gigante concebido para liderar, para meter en cintura a sus 28 alumnos, para decirles cuánto y cómo se pueden gastar. Bruselas es un ente donde todos son iguales, pero donde Alemania o Francia no lo son tanto. Bruselas es ortodoxia, rectitud bávara. Bruselas tiene una religión: el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (3% de déficit y 60% de deuda), pero hace mucho tiempo que ve con preocupación la existencia de varias ovejas descarriadas (léase España, Francia o Italia).


Bruselas no solo es economía, es política con mayúsculas, y lo ocurrido en París ha evidenciado que el gigante quizá no sea tan inexpugnable, que se apoya sobre pies de barro y que hay vida más allá de las reglas presupuestarias. Ante el terror yihadista no hay objetivos de déficit que valgan. Francia lo advirtió y la Comisión, convulsionada y desorientada por lo ocurrido, así lo ha reconocido. Carta blanca a París; cualquier otra cosa hubiera sido impensable políticamente.


Bruselas es un mar de interrogantes. ¿Habrá un antes y un después tras el 13-N? ¿Cómo afectará todo lo ocurrido a una economía, la europea, que tras ocho años de crisis continúa sin recuperarse? ¿El ‘shock’ imperante en la vieja Europa será aprovechado por otros Estados miembros para exigir, también, más laxitud en las reglas si deciden reforzar sus presupuestos de Defensa?La seguridad es lo primero

Preguntas y más preguntas para las que Bruselas, sumida en la incertidumbre, aún no tiene respuestas, como reconocen fuentes comunitarias consultadas: "Es una situación excepcional motivada por unos hechos extraordinarios, pero las normas siguen válidas, no se cuestionan. Para nada", advierten. Pero las normas han quedado superadas por la realidad, por el terror yihadista. "En las actuales circunstancias, la seguridad de los ciudadanos franceses y europeos es una prioridad absoluta. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) no es rígido ni estúpido, sino inteligente y capaz de hacer frente a las situaciones". El entrecomillado es de Pierre Moscovici, francés, exministro de Finanzas galo, comisario de Economía y el poli bueno en esto del déficit. Pero si alguien duda de que la agenda económica ha cambiado, el poli malo de Juncker, el vicepresidente Valdis Dombrovskis, corroboró que, esta vez, Moscovici no va por libre: "Por supuesto que la seguridad es una prioridad y todos entendemos que Francia y Europa se están enfrentando a una situación trágica y que necesitan reaccionar a estos actos de terror reforzando las medidas antiterroristas".


Han sido horas frenéticas en la Bruselas comunitaria, donde la tranquilidad no existe en su diccionario. El viernes día 13, horas antes de que París conociera el infierno, el Elíseo ya sabía que el martes 17 la Comisión volvería a darle el enésimo tirón de orejas por salirse de la senda del PEC. El martes, el Ejecutivo comunitario presentó su valoración de los proyectos de presupuestos de los países del euro y, en ella, se pide a Francia recortes adicionales por valor de unos 10.000 millones para cumplir con lo pactado y poder alcanzar un déficit del 3% del PIB en 2017.


París estalló y Bruselas enmudeció. El lunes 16, el presidente de la República ya advirtió de que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento pasaba a un segundo plano, y 24 horas después, la Comisión asintió. Carta blanca. El gasto militar y en seguridad se va a multiplicar y a Bruselas solo le queda esperar a ver cómo se traduce esto en los presupuestos. Hasta 2017, al menos, los corsés desaparecerán. ¿Pero sólo para Francia? Es muy probable que no.Histórico artículo 42.7

Porque aquel martes, los ministros de Exteriores de los 28 anunciaban que, de forma unánime, habían dado su apoyo a Francia para activar la cláusula de solidaridad del artículo 42.7 de los Tratados. Un paso histórico, jamás dado, que obliga a todos los Estados a prestar ayuda militar a Francia si lo considera oportuno. Gastos, evidentemente, no baratos y sobre todo, no previstos. Lo dijo Hollande y sus aliados asintieron: "Europa está en guerra" y la guerra no entiende de déficits.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión